Wednesday, November 08, 2006

LOS CIEN DÍAS DE ALAN

En un gobierno presidido por Alan García era previsible que él tome las iniciativas. El “manejo de la pelota en la cancha” lo iba a dar él y la agenda del escenario oficial estaba marcada por el ejecutivo. De allí que las pautas de lo que ocurre en sus cien primeros días es un estilo personal pero sin avasallar a sus ministros. No estamos ante el Alan “omnisciente” del primer gobierno (aunque a veces tiene sus improntus). Tampoco ante un Alan “desbocado en la pradera” (de allí el apodo de “caballo loco”). Es un Alan más calmo, conservador, donde han pasado los años y las experiencias y reflexiones no han caído en saco roto.

Una de las “desventajas” de su gobierno es no contar con una oposición coherente, lo cual no es culpa suya obviamente, sino de la oposición misma que no ha podido articularse coherentemente en torno a propuestas realistas. Por el lado de la derecha es bastante débil. Una Lourdes Flores que se “guarda para después” y que al parecer no ha cambiado nada, y que siguiendo con esas repetidas pautas es muy difícil que llegue al poder en el 2011. Por el lado de la izquierda tenemos algo parecido: un Ollanta Humala que desperdició su papel de opositor, que no logra articular una unión coherente detrás suyo y que ahora está siendo cuestionado por los ingresos millonarios que obtuvo en la campaña, gracias a la generosidad de Hugo Chávez, lo que no sorprende a nadie, salvo a los incautos, que siempre los hay.

Lo del hijo de Alan, fue un ejemplo de maniobra torpe de la oposición y que más bien fortaleció al presidente. No estamos ante un Alejandro Toledo que hasta el último momento negaba a su hija. Pero el hecho de sacar a luz una paternidad significa que la oposición está bastante carente de ideas y tiende a una “magalización” que no la ayuda en nada.

Más bien todo parece indicar que vamos hacia un tranquilo gobierno de centro-derecha. Lo cual se corrobora con el concurso de varios neoliberales en el actual gobierno aprista (quizás lo que dijo don Luis Bedoya Reyes, de que los técnicos se compran, era muy cierto). De ser así, se va a respetar una sana política ortodoxa, lo que no es poco pero tampoco mucho. De nada nos sirve tener superávit fiscal si no llega a los menos o no se comienza la reforma en serio de las instituciones del Estado como el Congreso o el Poder Judicial. Son temas pendientes en la agenda.

Lo que es necesario son metas concretas. Hacia dónde vamos y que queremos. Qué hacer con la educación, tan pobre y alicaída. Con la salud y los problemas que presenta su administración. Nuestro sistema tributario y las exoneraciones fiscales. Y, qué hacer con nuestras exportaciones ante la no aprobación del TLC en el Congreso norteamericano, por lo menos éste año (de ganar los demócratas las próximas legislaturas incluso es probable que el TLC pase a la “congeladora”).

El gobierno tiende a un cortoplacismo (es su “talón de Aquiles”), a las urgencias del momento y a un efectismo melodramático a fin de mantenerse en un nivel de aprobación alto (caso de la pena de muerte –tanto en su variante violadores o terrorismo-, o el lirismo en la reforma de justicia, para citar sólo dos ejemplos). En otros casos, tenemos a un Alan García “bombero” que observa la aprobación de las leyes más jacobinas del Congreso (la renta básica o ahora la ley de las ONG’s). Precisamente allí es donde puede entrar a tallar una oposición inteligente: con propuestas creativas y racionales, poniendo énfasis en salud, educación y empleo. La izquierda puede jugar un buen rol allí, siempre y cuando se quite las fobias de por medio –ya vemos como algunos “analistas” de izquierda han hecho su exorcismo histérico con ocasión de los cien días- y piense más en el largo plazo que en acomodarse con el gobierno de turno.

La pregunta es que debemos hacer como nación de aquí a los próximos quince años. No tanto los cien primeros días. Qué país queremos ser para el 2021, en el bicentenario de la república. Somos todavía una promesa y posibilidad como lo planteaba don Jorge Basadre, o más bien somos ya una promesa frustrada de nación. Esas respuestas se conseguirán con la construcción del día a día, de los objetivos que tengamos como país.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

No comments: