Monday, July 02, 2007

CONSENTIMIENTO SEXUAL: CUÁLES SON LOS LÍMITES

En la polémica sobre el proyecto de ley aprobado por el pleno del Congreso de bajar los parámetros de edad para el consentimiento sexual en menores de edad de 14 años existen factores legales, sociales, biológicos, sicológicos, morales y hasta religiosos.

Es que legislar sobre una materia tan delicada como el sexo requiere hilar fino y no una norma general que abarque todos los casos por igual. En la actual legislación se sanciona a todos –sin excepción- que tengan relaciones sexuales con menores con penas severísimas y dando por supuesto que ha sido una violación a pesar que pueden haber casos en que el menor consintió a tener sexo. Si una joven de diecisiete años once meses tiene relaciones sexuales consentidas con su enamorado de dieciocho años un mes, a este último le puede esperar una pena de más de veinte años, lo cual naturalmente es un absurdo.
Pero con el proyecto aprobado (y que ha sido reconsiderado) se abre totalmente y sin restricciones las compuertas del sexo consentido para los menores entre 14 y 18 años.

Algunos –de buena fe- celebran la eliminación de las restricciones que existen, pero me preocupan los otros, los que actúan de mala fe. Difícil estoy en la posición de moralista tradicional y de represor de la sexualidad, pero como que el proyecto se fue de un extremo al otro. No tengo hijos en esa edad, así que personalmente tampoco me afecta, pero como abogado se que muchos pedófilos estarán contentos con el proyecto aprobado. No necesariamente los menores están expuestos solo a la violación, sino también a la seducción. Es fácil para un pedófilo hacer pasar una seducción (que es engañar sutilmente) por sexo consentido. Y si tiene un buen abogado penalista (que hay colegas que se dedican a defender a estos tipos) y una buena billetera será mejor la defensa para que salga exonerado del delito. Ya no digamos de la prostitución infantil, donde la necesidad es la que gobierna y el silencio de un menor o el cambiar su declaración a cambio de una “ayuda económica” hará que pase por consentimiento lo que es un tráfico de servicios sexuales.

Ese es el punto, por más que se trate de endulzar el argumento o hablar de una libertad sexual sin los necesarios condicionamientos que pueden existir.

No niego que el despertar sexual y el tener relaciones es ahora más pronto que entre los jóvenes de mi generación, ni que en la selva el inicio sexual sea bastante prematuro. Todo eso se debe respetar, pero también cuidar que no se pase gato por liebre. Que lo que es seducción o prostitución infantil no se pase por consentimiento.

Para eso hay que legislar finamente, no podemos mantener el absurdo de tipificar como violación el tener relaciones consentidas entre dos jóvenes, pero tampoco dejar una puerta abierta para muchos pedófilos. He allí el problema.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

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