Tuesday, March 18, 2008

LAS CASAS DEL ALBA Y LAURA BOZZO

Empezaré por el segundo tema. Debo decir previamente que –como en el tema de las casas del ALBA- no he simpatizado ni simpatizo con la controvertida animadora. Pero, he notado una acre y furibunda tendencia a que su programa sea levantado del aire, lo que equivale a una censura o por lo menos a una condena moral.

Literalmente el programa de Laura Bozzo es una basura, pero de allí a censurarlo pasamos a convertirnos en los torquemadas modernos, en aquellos portavoces de la verdad absoluta e indiscutible, como ha sucedido con algunas figuras mediáticas, cumpliéndose el adagio “del árbol caído todos hacen leña”. Líbrenos Dios de aquellas personas (y eso que lo dice un agnóstico). Ponerse encima del bien y del mal es tan peligroso como los programas de la autotitulada “abogada de los pobres” (la presión mediática es tan fuerte y las evidencias que su programa “inventaba” historias tan obvias, que más temprano que tarde el programa será cancelado). Aunque más que pedir la cancelación debemos recordar que su programa nació en un contexto muy específico: el gobierno autocrático de Alberto Fujimori que necesitaba de sicosociales como los ofrecidos por la Sra. Bozzo. Sus vínculos con Fujimori y Montesinos jamás los negó y más bien se sentía orgullosa de ellos. Laura Bozzo –como el programa de Magaly Medina- son el resabio de una época oscura en la historia del Perú, cuándo nos quisieron vender el cuento de los tigres de Sudamérica mientras el ingeniero con su asesor medraban del erario público. Y si el programa de LB prácticamente ya cayó –el rating que tiene es bastante bajo-; en cambio Magaly TV si será más difícil que caiga, se ha reciclado, se ha insertado dentro del sistema y también no produce demasiados anticuerpos como el de la Bozzo, salvo los perjudicados por los “ampays”, pero sobretodo tiene rating y eso cuenta más que su génesis en la década pasada; aparte que nunca se ha podido encontrar pruebas de la vinculación de la popular “Urraca” con los mandos del poder de ese entonces como sí sucede con su compañera de canal.

Precisamente, es sintomático que tres personajes que crecieron en la era del fujimorismo como Laura Bozzo, Magaly Medina y Nicolás Lúcar, se encuentren parapetados en el mismo canal –el canal 9-. Da la impresión que existieran intereses subterráneos bastante oscuros que dan licencia y respaldo a esas tres figuras mediáticas de una de las épocas más nefastas de nuestra historia republicana.

LAS CASAS DEL ALBA
Voy a contar una anécdota que me ocurrió hace algunos meses.
Los que han leído mis crónicas y artículos sabrán que de joven milité en las canteras de la izquierda marxista, participando incluso activamente en el movimiento de Izquierda Unida. Siempre en la base, ad honorem y sin pedir un cargo a cambio. Era más idealismo que sentido pragmático de la política, como el de muchos de los jóvenes de mi generación. Hace más de veinte años –antes que cayera el muro de Berlín- me aparté de las corrientes marxistas y si se trata de poner etiquetas me considero ahora un socialdemócrata liberal que no se arrepiente ni hace mea culpa ni abjura de su etapa juvenil; no obstante, tengo amigos que todavía pertenecen a esa vieja izquierda y son consecuentes con sus ideales sea por principios o por intereses crematísticos más subalternos. Me invitaron a una reunión donde el objetivo era fundar una nueva casa del ALBA. Luego de los discursos del caso sobre “el socialismo del siglo XXI”, Hugo Chávez, Fidel y toda la iconografía izquierdista y con una borrachera que hacía más apasionada y vehemente la retórica, uno de los participantes aseguró tener “contactos” muy cercanos con funcionarios venezolanos y con la embajada acá en Lima, así que “el billete” estaba asegurado. Y no eran meras fanfarronadas de borracho, conociendo como lo conozco a este amigo se que sus contactos eran bastante ciertos. Como que tiempo después fundó su casa de la “amistad peruano-venezolana”.

Sí, las casas del ALBA tienen financiamiento venezolano. Eso es evidente.

Pero, al igual que el caso de la Bozzo, ¿se podrá desterrar esas casas con una comisión investigadora del Congreso, o siquiera se podrá hablar de “contrabando ideológico”?

En principio no existe el “contrabando ideológico”. Una persona o una asociación pueden tener una ideología, abiertamente o disfrazada, pero que está presente en su modo de obrar o de expresarse. Y, también porqué las ideas se deben combatir con ideas. Si una asociación tiene, por ejemplo, ideas sobre el socialismo, la democracia o incluso en materia de religión como que Cristo vino de un planeta remotísimo en un OVNI para darnos sus más avanzadas enseñanzas, a nadie se le va a ocurrir cerrar esa asociación, ni menos acusarla de “contrabando ideológico” en desmedro de la iglesia católica, sino que se deberá refutar esas afirmaciones con ideas. Si alguien cree que el modelo chavista es el del socialismo del siglo XXI, bueno habrá que refutar con ideas y no cerrando las asociaciones o nombrando “comisiones investigadoras”. Aparte que eso del “contrabando ideológico” tiene un tufillo virreinal, a naftalina, a fascismo puro para decirlo sin medias tintas. Con esa misma lógica, el actual ministro de defensa (que sueña con ser presidente) si hubiese vivido en la época del virreinato habría acusado de “contrabando ideológico” a las ideas liberales de la independencia y la revolución americana.

Sé que mis colegas leguleyos me dirán que de acuerdo a ley se pueden formar comisiones investigadoras en el Congreso, así como de oficio el Ministerio Público puede iniciar también una investigación. Y tienen razón. Nadie dice lo contrario. Pero, las consecuencias políticas serán más dañinas para el sistema y la democracia, ya que lo único que traerán esas comisiones será darle publicidad gratuita a las casas del ALBA y que se consideren como “perseguidos políticos”. Un cierre –solo un cierre- de una casa del ALBA le daría más publicidad a estas asociaciones que todo lo que han hecho hasta ahora –que no es poco-, y el remedio sería peor que la enfermedad. Cuando se toma una medida de esta naturaleza, el costo político debe ser sopesado cuidadosamente y darle la lucha en ese campo más que en el formal-legal.

No estamos en la época de las persecuciones, el partido en el gobierno lo debe saber mejor que ninguno, al ser ellos perseguidos por largos años justo por esa derecha cavernaria que le sopla al oído despropósitos con un tufillo bastante oloroso a Sánchez Cerro y al Perú del año de la barbarie.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

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