Monday, May 05, 2008

QUÉ HACÍAS EN MAYO 68

Una manera de enlazar “la gran historia” con la historia particular, en minúsculas, es asociando el gran acontecimiento celebratorio (en este caso los cuarenta años de Mayo 68) con lo que uno hacía en aquella época (claro, de haber nacido). O, como diría Balzac, el indagar en “la historia privada de las naciones”.

Personalmente yo me encontraba en los doce años, comenzando el primer año de secundaria, por lo que la noticia de lo que aconteció en aquellos días en Francia no me llamó la atención. Sin embargo, mi generación (la generación posterior a la que agito las calles en el encendido Mayo) es tributaria de lo que pasó en esos días. Fuimos herederos de la tradición contestataria y liberal de aquel ambiente que se vivió en los maravillosos años 60.

Porque Mayo 68 fue solo un hito de aquella década, quizás la más brillante del siglo XX. Fue un sentimiento de contracultura, con mucha libertad y sin credos que nos sojuzguen. Mayo fue el espíritu, así como lo fue Woodstock y el movimiento hippie, o Vietnam y las reivindicaciones nacionalistas de los pueblos. Por eso Mayo 68 no trajo un cambio radical en las formas políticas ni intentó tomar el poder en Francia, pese a que lo tenía servido en bandeja. Como bien señaló uno de los principales líderes del movimiento, Daniel Cohn-Bendit, "Danny El Rojo": "(…) Hay que evitar crear de inmediato una organización, hay que evitar crear un programa pues eso sería paralizante. La única oportunidad para el movimiento es justamente mantener este desorden que permite a la gente hablar libremente". Anarquismo puro.

Los movimientos iconoclastas se agotan en si mismos, como le pasó al movimiento hippie. Agotada la ola de protestas, poco a poco el movimiento se fue apagando.
Sin embargo, eso no quita que, como dice la derecha representada por Sarkozy y la política del “bling bling”, Mayo 68 esté enterrado. No lo está. Por más paradójico que parezca, Sarkozy le debe a Mayo 68 haber llegado a la presidencia, así como que su actual esposa, Carla Bruni, sea la primera dama de Francia. Ironías de la historia.

Es que el Mayo francés quedó impregnado en la cultura actual. Eso sucede con los movimientos sociales cuando calan hondo, así como sucedió con el rock and roll y el movimiento contracultural en Estados Unidos, lo “absorbe” el sistema y se fija en el imaginario cultural “oficial”. Por eso, mi generación es tributaria de aquel ya lejano Mayo; y, si bien en su momento no nos llamó la atención, le debemos nuestro modo de pensar, nuestra descreencia en los grandes dogmas, la libertad con que pensamos y decimos lo que pensamos, y sobretodo creer que lo imposible se puede convertir en realidad.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

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