Tuesday, March 24, 2009

ABORDANDO LA TETA ASUSTADA


La película bajo comentario ha causado polémica más por las supuestas cualidades o deméritos extra cinematográficos que por sus valores intrínsecos. Por ejemplo, la denuncia de supuesto racismo que trasuda el filme, “la acusación” más reiterada. Si entendemos por racismo la doctrina o ideología que denigra o coloca en un orden inferior a una raza con respecto a otra, la película no es racista ni por asomo. En ningún momento postula que la raza india “sea inferior” a la blanca (más bien existe una visión cultural de la realizadora que lo tocaremos más adelante, pero que no se puede calificar de racismo).
Otra “denuncia” es sobre el premio. Que el premio en el Festival de Berlín fue concedido gracias a “las manipulaciones” que sobre el jurado efectuó el tío de la realizadora (tal como he leído por allí), nuestro célebre escritor Mario Vargas Llosa. Tampoco resiste el menor análisis por carecer “la acusación” de sustento probatorio; más bien el premio es bastante merecido (aunque como todo premio, más dice del jurado que lo concede que del autor o de la obra premiada). En el mismo sentido, que el premio se debió al contenido “étnico” del filme que tanto gusta a los europeos. Tampoco es convincente el argumento dado que el Oso de Oro no ha premiado en el pasado repetidas veces a filmes “étnicos” (por cierto, debemos precisar que Claudia Llosa no es la primera peruana(o) que gana un premio internacional tan importante en cine). Otro argumento extra cinematográfico se encuentra relacionado con la escasa retribución económica a los habitantes de Manchay que participaron como extras o figurantes. La suma de veinte nuevos soles (seis dólares aproximadamente), cantidad que la directora ha reconocido como cierta, sería indicio de “la explotación” que Llosa habría perpetrado contra “los pobres cholitos”, abusando de su situación económica paupérrima y necesitada. La suma puede parecer baja desde los estándares internacionales, pero debemos tener en cuenta que en otras realizaciones peruanas a los extras de una localidad no se les retribuyó ni con un sol, participando ad honórem en la filmación y ni siquiera tuvieron el privilegio de visionar la película en que participaron antes de su exhibición comercial como en la presente cinta, por lo general fueron olvidados por quienes solicitaron su participación una vez terminado el rodaje; además, desde el punto de vista legal el acuerdo económico entre las partes se pacta libremente (contrato por servicios). No existe un sueldo mínimo al no existir subordinación laboral.
Y mucho menos resiste el descalificativo ad hóminem contra la realizadora por el hecho de ser “blanca y occidental” tendría el acceso negado para abordar el mundo andino, que debería ser tocado exclusivamente por personas nacidas en los andes. Argumento también “racista” y suerte de nacionalismo reaccionario, chato y simplón por quienes lo proponen (“los blancos no podrían hablar de los indios”). Más bien Claudia Llosa se supera con respecto a su ópera prima, ratificando y consolidando un camino personal.

No voy a contar el argumento de la película a la usanza de algunos autodenominados “críticos cinematográficos” de la prensa escrita (lo mejor que se ha comentado de la cinta, para bien o para mal, está en los blogs, los comentarios de la prensa escrita local han sido bastante pobres). Voy a partir del supuesto que el lector ya vio la película y tiene una opinión formada, y la trataré de contrastar con la mía.

Como en Madeinusa (en cierta forma ambos filmes de Llosa forman un díptico con rasgos en común), la cinta tiene una riqueza simbólica que en una primera aproximación es difícil abarcar en totalidad. Ya no hablemos de la creencia de “la teta asustada” que da título al filme por ser ampliamente explicado, sino de los detalles que se van apreciando y hasta el nombre del personaje. Claudia Llosa es una persona que trabaja su guión en profundidad, abarcando en su universo narrativo mitos populares y universales. No es casual el nombre del personaje central, Fausta. Lo que Llosa cuenta es el mito de Fausto al revés. No se trata que el personaje “pierda” el alma, sino que la recupere, y su odisea o aventura que recorre es para “recobrarla”, graficado expresamente en la última escena, cuando germina en flor la papa que Fausta portaba en su vagina, sello final de su viaje interior de madurez y superación de los miedos del pasado. Por cierto, en el Perú la voz “papa” denomina no solo al tubérculo, sino también a la vagina de la mujer (“quiero probar tú papa” alude a tener sexo con una mujer determinada, aunque también a practicarle el sexo oral), por lo que tiene una riqueza significativa doble: el germinar de la papa es el germinar de su femineidad, de ser mujer, una vez que ha superado sus miedos atávicos y “recobrado” su alma.
Relacionado con lo anterior, otro elemento significante es la sangre que le chorrea en finos hilos de la nariz a Fausta en el momento menos esperado. Es la sangre de la menstruación que reclama por salir al estar “tapada” la vagina con el tubérculo, es el grito de su cuerpo interno diciéndole que debe asumir su condición de mujer.
Igual riqueza simbólica tienen las perlas del collar, relacionadas con los granos de quinua de la canción de la sirena, solo que esta vez se trata de burlar a la sirena encarnada en Aída (que sería como burlar a Mefistófeles) a fin de birlarle las cuentas del collar al incumplir con la palabra empeñada (“el pacto con el demonio”) y apropiarse de las canciones de la protagonista sin pago alguno (la escena del “robo” de las perlas por parte de Fausta es poco convincente, le faltó mayor desarrollo dramático).

Las dualidades también se encuentran presentes. La madre muerta y embalsamada está en la casa donde se produce una fiesta (que es la vida) por el matrimonio de la hija del tío de Fausta, aparte que él se dedica a organizar fiestas matrimoniales, que es el gozo por excelencia contra la tristeza y melancolía de la muchacha. La tristeza de Fausta se contrapone a la alegría de la prima por su próximo matrimonio. La esterilidad creativa de Aída versus la creatividad de las canciones de Fausta (o si se quiere la musicalidad académica agotada de la primera contra la espontaneidad creativa musical de la protagonista, ratificando el dicho vallejiano “todo acto o voz genial viene del pueblo y va hacia él”). Las creencias andinas versus la “cientificidad” del médico de la posta que no cree en el mito de “la teta asustada” cuando le es explicado por el tío de Fausta. El quechua como lengua que comunica lo más profundo del alma (dolores y tristezas incluidas) contra el castellano que sirve para comunicarse con los citadinos.
(Dicho sea de paso, la película no tendría el interés despertado ni suscitaría esas emociones intensas sin la extraordinaria actuación de la joven actriz Magaly Solier que se compenetra con su personaje).

Es cierto que la autora tiene una visión del universo andino desde su posición occidental y urbana. Pero, en ningún momento es peyorativa o denigrante con ese universo, ni mucho menos es racista, sino que cuestiona la idealización romántica (“la utopía arcaica”) que de ese mundo ha hecho la literatura de Occidente (desde Garcilaso y su visión idílica del pasado pre colonial, pasando por el mito del “socialismo de los incas” que tanto fascinó a José Carlos Mariátegui, hasta los neo indigenistas contemporáneos que hablan de “la raza andina”), destruyendo esa visión desde sus propias bases como hizo en Madeinusa, donde resalta la maldad, atraso y perversión de los lugareños los días de semana santa cuando “Dios ha muerto” (aclaramos –debido a lo leído en algunos comentarios- que la bacanal de semana santa narrada en Madeinusa no es una práctica común andina, sino obedece al imaginario de la directora). Desde ese punto de vista de la realizadora no existe más “salvación” que “occidentalizar” al hombre del ande, incorporarlo a la “modernidad”. Esa misma visión la ratifica en La teta asustada y si bien es una visión polémica, es totalmente respetable (faltaría en contraposición una “visión andina” de algún realizador que se autoproclame indigenista –o siquiera nacionalista-). Fausta “recupera” su alma al incorporarse a la vida urbana (se convierte en “ciudadana” en el sentido más profundo del término desde la óptica político liberal) y cumplir el reto de conseguir las perlas para poder enterrar a la madre, con lo que entierra su pasado de infancia quechua (“el duelo” que permite liberarnos del pasado), y poder vivir así una vida liberada (los sicoanalistas tienen un rico filón en analizar la película, existen muchas claves que permiten una lectura en ese sentido).

Existe también un discurso femenino en ambas películas que resalta la personalidad decidida de la protagonista central al enfrentar su destino adverso y salirse de los “carriles” que la sujetan a una cultura tradicional: Madeinusa logrando fugar del pueblo donde el padre la quiere poseer como mujer e irse a la capital (de nuevo la ciudad y lo que ella implica); Fausta consiguiendo enterrar a la madre –y por ende el pasado- e iniciando así una vida nueva, una vez “recuperada” su alma. Ese discurso femenino (nos atrevemos a decir incluso un discurso areligioso) está relacionado también con la modernidad e individualización, tal como lo propone Occidente: No existen los destinos escritos previamente, cada uno se lo hace.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es


LA TETA ASUSTADA
Dir. y guión: Claudia Llosa
c/ Magaly Solier (Fausta), Susi Sánchez (Aída), Efraín Solís (Noé), Marino Ballón (Tío Lúcido), Antolín Prieto (Hijo de Aída)
Perú, España/2009/Drama***/Estrenos

Tuesday, March 17, 2009

RECORDANDO A STANLEY KUBRICK: A DIEZ AÑOS DE SU MUERTE

Stanley Kubrick fue uno de los pocos realizadores que impuso un sello especial en sus filmes y que navegó, con bastante fluidez, en distintos géneros: la ciencia ficción (“2001”, quizás su mejor película), el erótico-pasional (“Lolita”, “Ojos bien cerrados”), el bélico (“La patrulla infernal”, “Nacido para matar”), el histórico (“Espartaco”), el terror (“El resplandor”), la violencia futurista (“La naranja mecánica”), la parodia bélica (“Dr. Insólito”), o el drama histórico (“Barry Lyndon”). A cada uno le puso ese toque especial que tenía: distanciamiento de lo narrado, antihéroes que no llegan a alcanzar lo tan deseado, encontrando la muerte o la destrucción personal en su vana búsqueda, cuidadosa fotografía (cualidad proveniente de su oficio de juventud, la fotografía) y, como buen ajedrecista, la disposición “geométrica” de los cuadros escénicos, haciendo uso bastante frecuente con la cámara de “travellings” (fue uno de los pioneros de la “steadycam” precisamente en El Resplandor); así como un cada vez más cuidadoso diseño de la producción (él mismo era el productor de sus filmes) demorando años en sus últimos proyectos antes de plasmarse en la pantalla; prácticamente era el “hombre orquesta” detrás de cámara. Era muy minucioso, muy cuidadoso en sus filmes, rayano en la obsesión. Repetía la toma de una escena decenas de veces, nunca quedaba satisfecho con el trabajo final y sus rodajes duraban muchos meses (“Barry Lyndon” duró, sólo el rodaje, nueve meses); y, en la pos producción él en persona supervisaba hasta las copias de sus películas a ser exhibidas. Tampoco era un tipo al cual le gustase la publicidad, tenía algo de misántropo; de allí que no era mucho de declarar ante la prensa como otros directores, y vivía apartado en su mansión de Inglaterra, donde radicó desde los años 60 (Estados Unidos, su país de origen, no le gustaba mucho). Murió en pleno proceso de edición de su obra póstuma “Ojos bien cerrados” cuando no había llegado todavía a los 72 años.

Se ha dicho que sus películas en el fondo eran alegorías sobre el capitalismo, afirmación que Kubrick jamás desmintió, pero tampoco lo confirmó; en todo caso es una forma de verlas. Generalmente las buenas películas admiten varias lecturas y a veces ni el realizador es conciente de ello. Ahí está Espartaco, que si bien fue una película “de encargo” y a la medida de Kirk Douglas, no deja de “leerse” como la lucha de clases entre los ricos patricios y los desposeídos; o la genial sátira contra el militarismo en plena guerra fría que fue Doctor Strangelove.

A quien le guste el buen cine tiene una veta inagotable en las películas de Kubrick. Ahora, cumplidos los diez años de su partida, vale la pena verlas de nuevo.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Tuesday, March 10, 2009

MAGALY MEDINA CONDECORADA POR EL CONGRESO

Hay varias formas de “medir” el grado de calidad o mediocridad de una institución. Una es saber a quién premia con condecoraciones, sobretodo tratándose de una institución pública como el Congreso de la República. Esta vez no se le ocurrió idea más brillante a la presidenta de la Comisión de la Mujer que “condecorar” a Magaly Medina por el Día Internacional de la Mujer (8 de Marzo), supuestamente –según declaraciones de la propia responsable de la condecoración- por ser mujer emblemática del Perú actual. Si la señora Karina Beteta, presidenta de la referida comisión, hubiese hecho el homenaje con su propio peculio y en un recinto privado (un restaurante, una peña o en su propia casa) no habría problema. Pero, lo ha hecho con dinero de todos los contribuyentes y en un recinto público como es el propio Parlamento, comprometiendo así a toda la institución; y, encima actuando de manera personalista cuando se trata de un ente colegiado (aunque en el video difundido vemos a otras congresistas de distintas tiendas políticas que con su presencia avalaron la condecoración).

No es necesario ser muy perspicaz para darse cuenta que lo buscado fue notoriedad y los congresistas metidos en la farra de repartir condecoraciones saben muy bien que condecorar a la señora Magaly Medina da “rating”, y ahora mucho más gracias a su reciente excarcelación.

La pregunta obvia es por qué no condecoraron, por ejemplo, a Kina Malpartida o a Claudia Llosa, que han cosechado lauros mucho más meritorios que los de la Sra. Medina, cuyo único mérito es meter las narices en la vida privada de los demás por una generosa retribución económica de un canal de televisión local; o, sin ir muy lejos, por qué no condecoraron a la madre humilde de un asentamiento humano, representativa ella sí de la mujer peruana que con esfuerzo saca adelante a su familia. Mujeres para condecorar tenemos en abundancia, pero no dan el rating y la propaganda que retribuye condecorar a una figura de la televisión como la conocida conductora del programa farandulero.

Signo de frivolidad y de falta de criterio de este Congreso, y de que se encuentra muy lejos del sentir popular, encerrados en su cripta y olvidados por el pueblo.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Thursday, March 05, 2009

EL PAÍS DEL PALO ENCEBADO

En dos hechos recientes que nos deberían colmar de orgullo y aplaudir sin reservas, no obstante se ha instalado sino la envidia por lo menos la mezquindad. Uno, es la obtención del Oso de Oro para La teta asustada. No todos los días un filme peruano, realizado por peruana y protagonizado por peruanos, gana tan prestigioso premio. El festival de Berlín es uno de los más importantes, respetados y serios del mundo. No es el Oscar de Hollywood que premia la espectacularidad o lo “políticamente correcto” para la Academia. La Berlinale busca ciertas exigencias fílmicas o algún contenido interesante. Sin embargo, hemos presenciado críticas de “racismo” o “manipulación” a una película que ni siquiera se ha estrenado ni ha sido visionada entre nosotros. La pregunta obvia es cómo puedo criticar algo que jamás he visto, salvo que se tenga el don de la clarividencia.

El otro hecho es el triunfo de la peruano-australiana Kina Malpartida en el boxeo femenino. Se pidió, y con justicia, los laureles deportivos para la ganadora; sin embargo, han salido los peros por allí y el maltrato injustificado. Si boxeó con la bandera del Perú o con la de Australia, que hace cuánto tiempo se fue del país, que si se siente más peruana o australiana y otras “perlas” más. Es cierto que la muchacha se fue porque acá no iba a desarrollar su carrera, como dice el dicho “por mi mejoría hasta mi casa dejaría”; pero, mientras otros países se sentirían orgullosos de tener una deportista de la talla de Kina y la colmarían de premios e incluso buscarían que se quede para que haga escuela dándole lo mejor, acá se buscaron los “peros” para mezquinarle un justo premio (posición que parece se va a rectificar).

Haya de la Torre decía que en el Perú se produce la política del “palo encebado”, es decir que mientras en otros países se aplaude y apoya a quien quiere surgir, acá es al revés, se busca mas bien que resbale del palo. Es la política de premiar la mediocridad no la inteligencia, de ser homogéneos en una chatura gris y si es corrupta mejor. Creo que a ello se ha sumado que tanto Claudia Llosa como Kina Malpartida sean mujeres. Muchos machistas lo negarán, pero como que se sienten menos frente a dos mujeres que con esfuerzo han conseguido los logros que ellos jamás consiguieron ni conseguirán. Deberían aprender más bien de ellas, que con trabajo y tesón es que se consiguen las cosas. Y, es hora de cambiar de mentalidad, de dejar de lado “el palo encebado” si queremos ser un país verdaderamente moderno.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Tuesday, March 03, 2009

YEHUDE SIMON O LA FE DEL CONVERSO

Cual huayco de Febrero en los últimos días le cayó con piedras y lodo al premier Yehude Simon su propuesta de un frente entre la izquierda “madura” y el APRA para las elecciones del 2011. Los palos más duros han provenido sobretodo desde la izquierda (o mejor dicho desde las izquierdas al ser actualmente un archipiélago), desde sus ex compañeros de ruta, que cual amante despechada le han recordado su pasado emerretista, bastante furibundo por cierto, cuando creía que la toma del poder era por medio de la violencia y se asqueaba de la democracia. Los más discretos lo han calificado de “tonto útil” de Alan García.

Como expresamos en anterior artículo cuando fue designado el Sr. Simon en el premierato, todos tenemos derecho a cambiar. Creo que solo aquellos que tienen una mente cerrada o con pocas ideas inflexibles se mantienen igual así pasen los años. Tendrán sus mismas ideas, sus mismas creencias y sus mismas fobias, tanto de jóvenes como de viejos. En distintos países, ex guerrilleros (aunque el buen Simon jamás cogió un fusil solo la pluma incendiaria) que hace veinte o treinta años atrás, cual émulos del “Che”, creían y profesaban la violencia armada como único medio de cambio de las estructuras de la sociedad, hoy son apacibles burócratas viviendo con un salario proveniente de ese mismo estado que quisieron demoler.

A qué se debe esta reacción bastante hepática contra el pobre Simon. En principio está su antigua militancia y su actual puesto político. Una cosa es ser presidente regional, uno de los pocos reelectos y con manejo exitoso, manteniéndose en un perfil centro izquierdista, de una izquierda moderna, y otra cosa muy distinta pasar a colaborar con el APRA y en especial con Alan García. Como que ha dado la impresión a ciertos sectores políticos de un oportunismo bastante descarado.

Las rivalidades entre la izquierda y el partido de Alfonso Ugarte son antiquísimas, prácticamente desde la época de fundación de ambas organizaciones políticas. Ambas también compiten por una misma “clientela”: los sectores populares (aunque se dirá que el APRA de AGP ahora solo gobierna para los ricos), pero a diferencia del APRA que logró mantenerse como partido orgánico pese a todos los maretazos políticos que ha sufrido el Perú, la izquierda ha perdido representación política y apenas es un pálido reflejo de Izquierda Unida en la época del desaparecido Alfonso Barrantes, cuando llegó a obtener un tercio del electorado, viéndose ahora obligada a pactar con el nacionalismo rancio de los Humala a fin de sobrevivir y obtener sus viejos dirigentes siquiera un asiento en el Congreso (es sintomático como algunos dirigentes de izquierda se dirigen a Ollanta Humala como “el comandante”).

No creo que la propuesta de Simon haya pasado apenas de un globo de ensayo para medir la temperatura política, y se habrá dado cuenta que se encuentra bastante lejana de la realidad. Quizás también se ha dado cuenta que “no fue tan buen negocio” aceptar el premierato, de repente quedarse en su región le habría convenido más. En fin, en esta época de pragmatismo, donde valores e idearios están por los suelos y donde el debate no pasa de una serie de insultos entre los contrincantes, las alianzas políticas más disparejas son moneda corriente. Todo vale con tal de llegar o mantenerse en el poder.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es