Wednesday, August 12, 2009

¿ASISTIENDO AL FIN DE UN RITUAL?

Hoy (5 de Agosto) concluyó la Feria Internacional del Libro, señera junto a la tradicional Feria Ricardo Palma en Miraflores. Una en el mes de Julio (el mes de mi cumpleaños) y la otra en el mes de Diciembre, a las que ahora se suman las Ferias Regionales.

A pesar de ese entusiasmo ferial, a veces me pregunto ¿no estaremos asistiendo a un rito que está llegando a su fin? Me refiero a la celebración del libro impreso, aquel que ocupa espacios más o menos grandes dependiendo del tamaño de la biblioteca que cada uno posea. Es muy romántico creer que no desaparecerá, más de una generación ha crecido con un amor devocional al libro impreso, acariciar su textura, apreciar su forma, oler la tinta fresca cuando se abre, escuchar el sonido de las hojas al voltear la página, quedar embelesado por el tipo de letra o el diseño de la carátula, entre otros detalles más que hacen las delicias de un bibliómano. Personalmente me encuentro en esa larga lista, de aquellos que nos manteníamos despiertos hasta altas horas de la madrugada gozando de un buen libro y de la forma que este tenía, así sea uno pequeño, de bolsillo. Ese amor cuasi religioso me motivó después a escribir, a “dar el salto” a la creación.

No obstante la deuda que tengo y a pesar que las ferias librescas parecen decir lo contrario, vuelvo a insistir en mi pregunta inicial: ¿no estaremos asistiendo al fin de un ritual?, de un acontecimiento que será recordado solo por las revistas y libros electrónicos del mañana como “lo que fue” el libro en sus inicios. Es que la tecnología está allí, al alcance de la mano, e internet ya no es solo un pasatiempo, sino una necesidad.

Imagino que cuando se inventó la imprenta y fueron publicados los primeros libros tal como los conocemos hoy en día, aquellos que hasta ese momento estaban acostumbrados a los pergaminos enrollados de piel de carnero, escritos a mano con tintas extraídas de animales y plantas, y conservados celosamente en abadías y monasterios, se formularon preguntas similares. “El sacudón” debe haber sido bastante fuerte para aquellos letrados medioevales.

No dudo que los bibliófilos tendrán sus reparos, así como lo tuvieron los lectores de pergaminos seiscientos años atrás; pero, la imprenta de Gutenberg también fue un adelanto tecnológico revolucionario en su época como lo es hoy internet. Y, no obstante mi temor inicial, cuando hace trece años estuve frente a una computadora por primera vez, ahora ya leo libros electrónicos y escribo en un blog que está construido gracias a la nueva tecnología. Pertenezco a esa generación que va a caballo entre los dos inventos que cambiaron sus épocas: el del libro físico y el del libro digital; y soy conciente que las generaciones posteriores a la mía son ciento por ciento virtuales, generaciones que les parece raro leer un libro físico de más de quinientas páginas.

Quizás en algunos años más las presentaciones de libros sean netamente por video conferencias y las ferias librescas más virtuales que reales, donde será moneda corriente descargar un libro por medio de una tarjeta de crédito, leerlo en un pequeño dispositivo menor a la palma de nuestras manos y ver a su autor disertando en tiempo real en una gran pantalla lcd, probablemente a miles de kilómetros de distancia, con traducción simultánea para los interesados.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

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