Wednesday, August 19, 2009

MI HERMANO ES FUJIMORISTA

Montado en bicicleta y enfundado en su polo color naranja, distribuye propaganda de Fuerza 2011 como si se tratase del nuevo evangelio, es tal su fe que logra convencer a quienes lo escuchan y ha llenado decenas de planillones con firmas para la inscripción de Keiko como presidenta, asiste a las charlas en el comité distrital del partido y sus ojos brillan de entusiasmo cuando habla de las actividades que realizan, es un creyente convencido en la inocencia del “Chino” y asiste, cual si se tratase de la Meca, a visitarlo con un grupo de correligionarios a la Diroes.

Hoy domingo me ha visitado y acaba de entregarme unos folletos de su partido, creo no me ha invitado a las charlas porque sabe que no comulgo con sus convicciones, pero no por eso nos hemos distanciado, menos peleado. En nuestra familia, a pesar de ser pequeña, siempre existió diversidad de credos religiosos o políticos, y nunca nos peleamos o distanciamos por las ideas; y si bien tuvimos por ahí algunos sectarios, fueron minoría. Tratamos de llevar las cosas en paz respetando las creencias del otro y, parece, la idea ha dado resultado.

No lo juzgo, solo trato de comprenderlo, y lo cierto es que reinstaurada la democracia en el 2000 los “políticos tradicionales” le fallaron a él y a su generación, anteponiendo sus ambiciones personales y cortoplacistas al bienestar del pueblo; por eso el fujimorismo (al igual que el nacionalismo de Humala) es una opción para muchos jóvenes que eran niños en los noventa e incluso recuerdan vagamente, tal que si se tratase de una pesadilla gore, como fue el desgobierno de Alan García en su primer mandato.

Reviso los boletines que me obsequió. En la parte superior aparece Keiko con su padre (el soporte de su campaña gira en torno a él: Fujimori presidente, Fujimori encarcelado, Fujimori condenado). Están escritos de manera sencilla y didáctica, como para que lo entienda cualquier persona. Me interesa sobretodo el que explica el desbalance patrimonial del ex presidente o cómo pudo pagar la cara educación de sus hijos. La verdad que para cuadrar las cuentas, las explicaciones son bastante rocambolescas, dignas de una novela de folletín. No van en línea recta, sino en zigzag, con desvíos, desniveles y entradas a túneles de dudosa claridad. Préstamos de amigos por aquí, ventas de propiedades por allá. Solo faltó alguna herencia de tía o tío rico para completar el cuadro.

Al final de uno de los boletines leo una frase lapidaria que pretende justificar los “excesos” ocurridos en su mandato, frase atribuida al desaparecido Alberto Bustamante, su entonces primer ministro, que dice textualmente: “Personalmente pienso que Fujimori fue la primera y principal víctima de un esquema delincuencial”.
Es decir, “el Chino” no sabía nada de lo que hacía su asesor Montesinos.

Estoy seguro que mi hermano con el tiempo y cuando pase la etapa de la idealización de la política, igual que ocurre en el enamoramiento al terminar el hechizo del amor se “descubre” más sereno que nuestra pareja no era todo lo perfecta que creíamos, descubrirá en su crudeza la política menuda, la del día a día, de traiciones y ambiciones, de abundantes miserias y escasas grandezas, tal como me sucedió a mí cuando simpaticé con la izquierda marxista en mis veinte. Quizás abra los ojos y se convierta en un escéptico observador como su hermano mayor o quizás siga entusiasmado haciendo política. Solo el tiempo lo dirá.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

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