Tuesday, December 08, 2009

HOMENAJE A FERNANDO DE TRAZEGNIES

(Como se estila decir esta noticia “se me quedó en el tintero” apremiado por otros temas y como ya estamos cerrando el año es mejor publicarla que guardarla).

Si bien el acontecimiento solo interesó al mundillo académico del derecho, hace algunos meses se ofreció un homenaje en la Universidad Católica al abogado y profesor universitario Fernando de Trazegnies Granda. El homenaje incluyó un libro homenaje (valga la redundancia) de tres pesados volúmenes. Para entender la dimensión del asunto, el “libro homenaje” se tributa solo a los juristas con una conocida trayectoria “consagrada al derecho” que cuenten con contribuciones al mundo jurídico igualmente voluminosas que, por lo general, casi nadie lee.

El asunto del homenaje a Trazegnies trajo polémica porque muchos recuerdan que fue ministro en el gobierno de Fujimori y que como tal pretendió justificar la segunda reelección del mandatario. (Para ser sinceros sus argumentos de defensa eran de opereta, algo así como que se debía continuar con el cáncer para encontrar la cura). Estoy muy lejos de los sectarismos de cualquier tipo y se muy bien que la naturaleza humana es contradictoria y en un mismo hombre o mujer puede albergar los pensamientos y actos más disímiles. Tampoco para nadie es un secreto que la Universidad Católica colaboró con el gobierno autocrático de Fujimori. Colaboración “técnica” si queremos usar eufemismos, pero colaboración al fin. Tampoco es un secreto que varios profesores de esa casa de estudios fueron entusiastas puntales del régimen. Como bien señala en su blog Juan Monroy Palacios, abogado egresado de las aulas de la PUCP, muchos de los profesores de la Facultad de Derecho que colaboraron con el gobierno de Fujimori quisieron confundir legalidad con legitimidad y a esta con la justicia, a fin que por medio de un sofisma tratar de defender lo indefendible. Como señala Monroy Palacios, otros profesores de La Católica a los que no llamó el gobierno de Fujimori sencillamente “se hicieron los cojudos” (sic) y miraron para otro lado cuando se violaron los derechos humanos y el estado de derecho fue mandado al traste. Como dice el conocido dicho “en todas partes se cuecen habas”. Hasta en la muy pontificia universidad.

Personalmente estoy de acuerdo con el homenaje que se brindó a Fernando de Trazegnies aquella noche (no estuve presente). Quiero pensar que se rindió tributo al académico y no al colaboracionista con la autocracia, aparte que intelectualmente lo aprecio bastante. Si bien no lo conozco en forma personal ni tampoco fue mi maestro, por medio de sus libros y artículos aprendí a apreciarlo y a pensar “insolentemente” el derecho, como dice una de sus tantas publicaciones. No me creí el cuento que el derecho es una ciencia, menos una suerte de religión fosilizada en una cuantos autores que son repetidos hasta el cansancio una y otra vez por cuanto manual jurídico aparece aquí y afuera, ni que lo dicho por estos fuese “la palabra revelada” impresa en textos sagrados difíciles de modificar; sino todo lo contrario, el derecho está en permanente movimiento, es dinámico no estático, y va cambiando para bien o para mal.

Por ello, en ese tributo rendido en uno de los mejores centros de enseñanza del derecho quiero pensar que se rindió homenaje al maestro y no al fiel servidor de uno de los regímenes más oscuros y controvertidos de nuestra historia.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

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