Tuesday, June 08, 2010

DERECHOS DE PROPIEDAD A LOS NATIVOS: A UN AÑO DE BAGUA

La propuesta de Hernando de Soto de conceder derechos de propiedad a los nativos amazónicos aplica las ideas de El otro sendero y El misterio del capital, es decir individualizar la propiedad y hacer a cada uno responsable por la misma. Para ello, naturalmente, se requiere que el Estado otorgue los títulos respectivos a fin que los nativos amazónicos tengan todos los derechos consustanciales a la propiedad, incluyendo la enajenación (venta) y pactar libremente acuerdos contractuales con terceros.

Evidentemente la propuesta busca insertarlos en la economía de mercado, “occidentalizarlos”, a contrapelo de la visión idílica del “buen salvaje”, de suerte de “paraíso natural” de inspiración roussoniana que sobre los nativos tienen todavía ciertas ONG y algunas personas de buena fe, buscando “no se contaminen” con el “occidente capitalista”.

Pero, el asunto es si la sola “privatización” de los recursos naturales a favor de los nativos resuelve el problema de “futuros Baguas”. Creo que no, creo que la idea es bastante simplista, como la propuesta de convertir a los clubes deportivos en sociedades anónimas para acabar con las barras bravas.

Si bien es necesario que los nativos cuenten con un título de propiedad sobre los recursos naturales, con lo cual podrían disponer de estos libremente, tenemos también que recordar que los recursos naturales del subsuelo (gas, petróleo, minerales) en teoría pertenecen a todos los peruanos y, guste o no, el estado debería intervenir en los acuerdos a que arriben nativos y potenciales empresas interesadas en la explotación.

Más allá de las figuras contractuales, la idea es que en lo económico parte de esos recursos generados por la explotación vayan directamente a las comunidades, sin intermediarios de ninguna especie, sea gobierno central, regional o local, a fin que los propios pobladores reciban el beneficio económico y lo puedan invertir en lo que consideren más adecuado a su comunidad, ello unido a otorgarles en el plano político una autonomía que les permita administrar sus propios recursos.

Lo que conlleva la necesaria consulta a los propios naturales sobre la decisión de explotar recursos no renovables dentro de su hábitat. Aunque en esta época de voraz capitalismo, formal o informal, y con un estado que no cumple ni siquiera medianamente sus funciones, quizás a los nativos no les quede más remedio que “occidentalizarse” en el sentido de aprovechar esa “corriente” pro amazonía que existe, o quedar fuera del juego y resignarse a deambular en la pobreza más extrema.

El punto no es tanto dejarlos en esa especie de “comunismo primitivo” como todavía son vistos, ni verlos como seres subnormales o desvalidos, muchos menos “privatizar” totalmente los recursos naturales que usufructúan, sino un régimen mixto que, cuidando el ecosistema, beneficie a todos: propiedad privada sí, pero acompañada de una regulación activa del estado (para lo cual se requerirá un “paquete” de modificatorias a distintas leyes, incluyendo el Código Civil), cuidando y preservando el medio ambiente y, en el medio, una adecuada administración del dinero que genere ese nuevo “contrato social”.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

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