Tuesday, October 26, 2010

PROTESTAS EN FRANCIA

Las crisis económicas y financieras traen secuelas desagradables en el plano laboral y pensionario. La pita se rompe por el lado más débil que, por lo general, son los trabajadores.

Ha sucedido en España con la flexibilización laboral del gobierno socialista de Rodríguez Zapatero, medida impopular que posiblemente le haga perder el poder al PSOE. Ahora Sarkozy en Francia pretende aumentar la edad mínima de la jubilación de 60 a 62 años, a fin de no recargar demasiado el sistema pensionario con trabajadores pasivos, lo que significa un gasto adicional al Estado, originando una serie de paros y huelgas, protestas a las que se sumaron los estudiantes.

Visto a la distancia puede parecer exagerada la reacción de los trabajadores. Dos años más para jubilarse no son muchos, aparte que la esperanza de vida aumentó notablemente en Europa y las posibilidades que un hombre o mujer se encuentre en sus facultades físicas o mentales en la senectud son mayores que hace cincuenta años atrás, por lo que la edad para pasar al retiro debería ampliarse.

Pero en las protestas no entran tanto criterios cronológicos o científicos, sino políticos y gremiales. En el caso de Francia existe una lucha política entre los socialistas coaligados con los sindicatos y la derecha representada en Sarkozy. Tal como están las cosas posiblemente ganen los socialistas en este “pulseo” en torno a la jubilación, quitándole al presidente francés una de sus más caras banderas: la reforma pensionaria.

Más allá de las escaramuzas políticas está en juego la supervivencia del sistema económico. Y la verdad que este ha quedado muy maltrecho luego de la crisis financiera del 2008. Los gobiernos han intervenido poniendo dinero para el gasto (estímulo fiscal) y reducido las tasas de interés. Como la economía no da signos de recuperación, ahora están en una guerra de tipos de cambio: deprecio mi moneda y aprecio la tuya para que mis mercancías puedan ingresar más barato a tú país. Esto a su vez puede traer como consecuencia una guerra comercial y proteccionismo, que haría naufragar cualquier intento de recuperación del sistema.

Por eso, descartando los “pulseos políticos” por ganar el poder, lo irónico que podría sucederles a los socialistas de regreso al Palacio del Eliseo, sería tener que tomar las mismas medidas que hicieron impopular a su homólogo Rodríguez Zapatero en España, y terminen siendo abucheados como este. Porque los “tiempos están revueltos” y en política nadie sabe para quién trabaja.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

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