Wednesday, July 06, 2011

HUMALA: ENTRE LA TENTACIÓN AUTORITARIA Y LA DEMOCRACIA SOCIAL

Ollanta Humala se debate entre esos dos extremos: la tentación autoritaria o la gobernabilidad al estilo socialdemócrata. O, si se quiere, gobernar teniendo a la mano su plan de gobierno inicial, estatista e intervencionista en la sociedad, o ejecutar su “Hoja de ruta”, más liberal y social. No creo se hayan decantado ninguna de las dos tendencias ni al interior de su agrupación política ni menos en lo más íntimo de su fuero personal. Están allí, latentes.

Por el momento parece, solo parece, que la tendencia socialdemócrata está imponiéndose. Pero estamos apenas en la presentación en sociedad del presidente electo, donde tiene que lucir lo “más progre” que pueda. Todavía no enfrenta los graves desafíos que se le vienen. Ni sabemos cómo reaccionará ante estos.

Quiero creer que primará la tendencia socialdemócrata. Pero, frente a las innumerables promesas que ha desparramado en todos estos meses de campaña, así como a las expectativas generadas, le va a ser difícil contener a sus huestes con migajas o con lecciones de disciplina fiscal. Ya vimos lo que sucedió con la promesa del gas a doce soles. Y ese incidente es apenas “la punta del iceberg” de un cúmulo de promesas de todo tipo.

También se encuentra latente el peligro de la tentación reeleccionista. Qué hacer si el sector radical de su organización política, aquel que le importa un comino la institucionalidad democrática, propone una “asamblea constituyente” y se tira abajo todo el sistema jurídico, con reelección indefinida de por medio. Es una tentación a la que el propio Humala puede echar mano “por razones de interés nacional”. Ya no hablemos de la modificación del régimen económico constitucional para que existan de nuevo empresas públicas, monopolio estatal, reserva de actividades económicas a favor del estado, control de precios; todo, claro, por “los pobres del Perú”.

Cómo reaccionará Humala ante una eventual crisis o cómo se sostendrá en el poder en estos largos cinco años. No tiene un partido disciplinado como el APRA, el suyo es más bien un todo inorgánico y variopinto, donde las partes y sus intereses particulares se imponen al proyecto nacional. ¿En qué poder fáctico se apoyará? ¿En los grandes empresarios y en sus compañeros de armas del ejército, algo similar a lo efectuado por Fujimori en los noventa? Tarde o temprano (si todavía no lo hizo) tendrá que elegir apoyarse en uno o más de esos poderes fácticos.

Y cómo vamos en comercio y política exterior: ¿respetará los tratados de libre comercio? Parece que no le importan mucho y va a apostar por una “integración regional” con el MERCOSUR. ¿Significará, en los hechos, que el Perú abandonaría “el arco del Pacífico” integrado por Colombia, nuestro país y Chile? Después de todo lo que nos ha costado, esperemos que no, así como que su “bolivianarismo” no trascienda de poses retóricas para “estar bien” con sus amigos del ALBA y el MERCOSUR.

Ya no hablemos del temido recorte –sea sutil o no- de libertades políticas, de expresión, información, circulación de ideas y crítica. Libertades “burguesas” para algunos, incómodas para los gobernantes, pero necesarias si queremos una sociedad sana y contestataria.

Quizás lo más sensato es que Perú Posible sea co-gobierno con Humala, ello “suavizará” las tendencias autoritarias; aunque parece que “el sano y sagrado” no quiere exponerse a una alianza formal mirando el 2016. Todavía “está dolido” por la derrota como manifiesta personalmente; pero ello no impide que vaya haciendo cálculos fríos de acá a cinco años.

En Humala más son las incógnitas que los lados claros. Quizás ni él mismo los tiene todavía muy claros y definidos. El 28 de Julio, cuando asuma la presidencia, habrá que leer entre líneas su discurso. Mucho de lo que haga o no haga, o la forma en que lo haga, se verá reflejado en ese discurso. Tomando prestada una metáfora de Hugo Neira, son “tiempos nublados” los que se ciernen sobre nuestro país.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

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