Monday, September 12, 2011

11 S: DIEZ AÑOS DESPUÉS

Existen hechos que cambian la vida de las personas y las naciones. Ni Norteamérica ni el mundo fueron iguales luego del atentado contra las Torres Gemelas del 11 de Setiembre de 2001, comenzando apenas el nuevo milenio.

No solo es un extremo de medidas de seguridad que uno aprecia desde que desembarca en suelo yanqui, sino también una suerte de paranoia vivida al interior de Estados Unidos, quizás sin comparación desde los aciagos días de la II Guerra Mundial.

A nivel ideológico, el 11-S posibilitó la justificación para la aplicación de las llamadas “guerras preventivas”. Es decir no era necesaria la existencia de un acto de agresión externo, sino bastaba la sospecha que un país albergaba terroristas o “armas de destrucción masiva” que ponían en riesgo la seguridad de Norteamérica para justificar una invasión. Fue la justificación para invadir Iraq y Afganistán, y también para pasar por alto los derechos humanos de “presuntos terroristas”, detenciones sin orden judicial en cualquier parte del mundo e internamiento en prisiones especiales sin juicio previo, como las de Guantánamo. (Si analizamos la relación del arte con la realidad, ese clima fue descrito muy bien en una serie de tv sumamente popular en aquellos años: 24).

Se vivió una paranoia, es cierto, pero sobretodo la comprobación que la política de la nación más poderosa se encuentra por encima de los procedimientos democráticos, y el objetivo en ese entonces era capturar vivo o muerto (creo que más muerto que vivo) a Osama Bin Laden, el autor intelectual del 11-S.

Aunque también esa paranoia puede servir de reflexión a una tesis riesgosa, pero realista: que en ciertos momentos excepcionales de la historia se hace necesario “violar” o restringir ciertos derechos de la persona a fin de lograr un objetivo político o de seguridad nacional. Se que los “puristas” en derechos humanos, “políticamente correctos”, pegarán el grito en el cielo y calificarán tal tesis como aberrante; pero desde la “real politik” es perfectamente aplicable, como en los hechos ocurre así.

Pero también se comprobó que la economía norteamericana se mueve por la guerra. Es decir que la compra de armamentos para ser usados en un conflicto externo “aceita” los engranajes de la economía yanqui. La II Guerra Mundial lo comprobó, Corea y Vietnam también, y luego las “guerras preventivas” en Iraq y Afganistán. Ellos tienen la mitad del presupuesto bélico mundial. (Amén del negocio de “la reconstrucción” del país luego de ser destruido por los bombardeos).

Osama Bin Laden ha muerto y Al Qaeda, al parecer, ya no tiene la misma fuerza de hace diez años atrás. Curiosamente la implacable persecución y aniquilamiento de uno y otra ha originado gran parte del déficit fiscal norteamericano. Gastos militares en una década de “guerras preventivas”. Una “venganza” un tanto cara, dicho sea de paso; aunque, en su lógica de “real politik”, el petróleo (fin geopolítico último) las justifica.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

No comments: