Saturday, December 10, 2011

UN RESFRÍO

Esta crónica la escribí en vísperas del feriado patrio, nunca la publiqué. Aprovecho que se vienen las fiestas navideñas para cederle espacio y dejar por unas semanas los temas “más serios” de economía, política o derecho.
EJJ


Es un día brillante en el nubloso mes de Julio limeño, el mes de mi cumpleaños. Mi familia cuenta que el día que nací salió el sol, luego de varios días oscuros y húmedos. Bueno, hoy miércoles 27, vísperas de fiestas patrias parece uno de esos días: cálido, amigable, conversador. Esta tarde es como para ir donde Rosita y tener un encuentro “conforme a ley”, como Dios manda, que es mujer que no se amilana ante los desafíos, además que “me debe mi regalo” y yo a ella, que los dos somos del mismo mes, del mismo año y del mismo signo: Cáncer, el más lindo del zodíaco. El día se presta para eso.

O, más culturoso, ir a la Feria del Libro, que está a un paso de mi oficina, a cinco minutos apenas, y sumergirme en un mar de libros impresos, que evocan mi infancia, cuando aprendí a leer y a amar los libros; y si bien el libro electrónico es el futuro, la verdad, el libro impreso me conmueve hasta las vísceras, me produce un sentimiento de cariño, nostalgia y nobleza. La sensación de tocar las hojas de un libro no es lo mismo que estar frente a una fría pantalla de computadora. Hasta de puro gusto he pensado varias veces imprimir una antología de mis artículos de El Observador en formato de libro impreso. Solo para sacarme el clavo.

También tenía el cumpleaños de un colega muy preciado, lo conozco de hace muchos años. Casi siempre voy a su casa en la noche de su onomástico a saludarlo, pero me temo que esta vez no podré. Lo saludaré por teléfono y otro día, ya más recuperado, haré el ritual de la visita.

En fin, pensaba hacer una cosa u otra el día de hoy, “día cheleable” para muchos de mis connacionales que, imagino, ya deben haber empezado a homenajear a la Madre Patria con un frío vaso repleto hasta el borde de “la rica rubia”, pero un puto resfrío me lo impide.

Ya estaba mal desde ayer, cuando salí temprano al Alzamora Váldez, el edificio donde funcionan, entre otros, los juzgados civiles y de familia de Lima. Amanecí estornudando, tomé un anti-histamínico suave y con las mismas salí, que tenía varios asuntos pendientes por allá. Sin embargo, en la tarde me sentí un poco mal, con escalofríos y decaimiento, por lo que preferí regresar temprano a mi casa. Hoy, ya no amanecí muy bien. Desde la mañana me sentí un poco mal. Así y todo me fui al mercado cercano a mi casa a comprar mi rico hígado, que hace tiempo no lo preparo (cocinar me relaja, generalmente entro a la cocina a primera hora de la mañana, apenas me levanto), para el 28 saborear un delicioso hígado frito acompañado con su arroz blanco bien graneado (ahora estoy comprando arroz nacional, ya que estamos bajo un “gobierno nacionalista”, aunque la verdad no granea también como el uruguayo) y sus lentejas ricas en hierro, guarnecido con unas hojas de lechuga fresca. Plato full nutritivo. Hasta allí me sentía cosi cosi como dicen los italianos, más o menos; pero llegando a mi oficina, a eso de las diez de la mañana, comenzaron los estornudos. Primero uno que otro aislado y luego más seguidos, hasta convertirse en una letal ametralladora. Para colmo dejé mis anti-histamínicos en casa, confiado en que no los iba a necesitar. En la tarde tuve que comprar uno de emergencia en una farmacia cercana. Mismo AOE.

Esto ya lo venía venir hace tiempo. Tantos madrugones, salidas a las seis de la mañana en plena lluvia, cuando todavía está oscuro y los faroles de la avenida prendidos, pisando charcos de agua aquí y allá, rumbo a la Universidad a dictar mis clases. Conociendo mi alergia, tarde o temprano iba a desatarse. Tuve conatos aislados, pero con la loratadina (el anti-histamínico que uso) los calmaba. Soporté estoicamente todo el mes de Julio, hasta terminar el ciclo con los exámenes finales, de aplazados y cierre de actas. Ahora, con vacaciones y descanso, y algunos planes de distracción en mente, me viene la alergia con todo el temporal.

Aunque esta vez no me ha tumbado tan feo como otros años. Será que mi organismo se ha habituado a estas crisis. El hecho es que no he padecido de bronquitis como en épocas pasadas, ni degeneró en asma como les sucede a algunos que sufren lo mismo que yo (incluso hace muchos años ha, también en esta época de fiestas patrias, me tuvieron que inyectar cortisona para poder respirar, lo cual, felizmente, no se ha vuelto a repetir). Tampoco se ha vuelto crónico, como en mi infancia y juventud, donde casi todos los meses sufría de la bendita alergia, un mes sí y el otro también. Ahora es de cuando en cuando, una o dos veces al año. Eso sí, cuando estoy estresado me viene más seguido. Eso lo noté el año anterior, cuando estuve como profesor a tiempo completo, metido en la U casi todo el día, con seis salones a mi cargo y más de trescientos alumnos a evaluar. Me vino un cuadro seguido de alergias, no se si al trabajo diario o al clima de la zona, lo cierto es que ahora, ya sin la carga de tiempo completo, no tuve ese malestar continuo del año anterior.

Será motivo para quedarme en casa el 28 y 29 (la verdad no pensaba salir). Escucharé el primer discurso de nuestro presidente ya juramentado por “la constitución de 1979”, a fin de comentarlo en El Observador los siguientes días. Terminaré de revisar un artículo que he escrito sobre Los indignados, el movimiento cívico que sacude Europa, y llamaré a Rosita para concertar nuestro pendiente encuentro cercano del tercer tipo. Felizmente es comprensible en estas cosas. El descanso, una dieta suave acompañada de mucho líquido, harán el resto.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

No comments: