Thursday, March 29, 2012

SOCIOLOGÍA DE LA MENDICIDAD

Causó alboroto local las declaraciones de Bill Gates sobre quitarle la ayuda no reembolsable al Perú. Se rasgaron vestiduras aquí y allá. Qué cómo es posible que diga eso, yo, que soy usuario de Windows y Office desde sus inicios. Ya no volveré a comprar ningún producto de su empresa. Nunca más. Ni en copia pirata. En fin, vimos una linda escena de la “sociología de la mendicidad”.

¿En qué consiste?

A modo de las películas, se enfoca un lado del asunto, en este caso el más feo o paupérrimo de nuestra realidad. Se hace un “zoom”, un acercamiento, y se agranda la imagen de miseria. De esa manera, se estira la mano y se pide plata a los organismos cooperantes internacionales. Somos pobrecitos, ayúdennos.

Es un gran negocio. Pregúntenles a las ONG locales que viven de esto. Al final se reduce la pobreza, pero la de los integrantes de esas ONG. De allí el grito en el cielo.

La verdad que el crecimiento sostenido de los últimos veinte años (no diez como algunos mezquinos dicen para restarle méritos al fujimorismo) ha permitido aumentar el ingreso per capita (el ingreso promedio por persona). Quizás no llegamos a diez mil dólares como dice don Bill, pero vamos por allí. Hemos crecido, ese es un hecho incuestionable.

Obviamente eso no quiere decir que ya estemos en el umbral del desarrollo o que hayamos “eliminado la pobreza”. Queda un “núcleo duro” extremo que será más difícil de erradicar, concentrado principalmente en el campo. Asimismo está el otro gran problema: el grado de desigualdad entre pobres y ricos. Muy grande, y que corresponde al estado irlo reduciendo con políticas redistributivas y de inclusión social.

Esas tareas titánicas ya no corresponden a la cooperación internacional, sino al Estado y a la sociedad. ¿Cómo hacemos, qué caminos tomamos? No es fácil tampoco, dado que “el abanico de recetas” es bastante amplio y contradictorio.

El punto es que, como decía “Cucho” Haya, “dejemos de mendigar”. Dejemos de estirar la mano en nombre de los pobres, que ningún país para salir de la pobreza fue por la cooperación externa. Todos, sin excepción, se basaron en crecimiento y la necesaria redistribución “de la torta” entre los que tienen más y los que tienen menos.

Un poco de dignidad nunca está demás.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

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