Saturday, October 13, 2012

CHAVEZ


Los gobiernos autocráticos se caracterizan por mantener las formas democráticas vaciándolas de contenido. Las instituciones son un cascarón vacío, primando la voluntad del autócrata y de la camarilla en el poder; gozando de popularidad gracias a los programas populistas y al clientelaje que mantiene a su alrededor.

 Es “la dictadura perfecta”: se mantienen las formas democráticas, aparente oposición política y mediática, elecciones periódicas; se coacta las instituciones, se mantiene en puestos clave a gente leal comprando conciencias (a diferencia de las dictaduras, la desaparición y tortura de personas son hechos poco usuales en los gobiernos autocráticos, más se prefiere “comprarlas”), usando los recursos del estado a su favor y la maquinaria judicial para silenciar a los más rebeldes o expropiar por razones de “interés social” las propiedades de los que los incomodan.

Sin importar el color del gobierno, sea de izquierda o de derecha, el modelo se está universalizando entre los países con democracias poco sólidas. Fue el caso del Perú de Fujimori en los años noventa, la Rusia de Putín y la Venezuela de Chávez, contabilizando este con el último periodo presidencial ganado veinte años ininterrumpidos en el poder: la alternancia, requisito indispensable en toda democracia que se respete, es una ilusión en los gobiernos autocráticos.

El modelo al no tener controles reales ni contrapesos, degenera en corrupción, nacen “los nuevos ricos” (la boliburguesía venezolana, los nuevos ricos de la Rusia post comunista o la cleptocracia del fujimorato), las clientelas políticas se encuentran presentes, y el estado y las riquezas nacionales son el botín, dejando unas migajas al pueblo para que se contente. En el caso de nosotros en los noventa fue con el dinero de las privatizaciones, en Venezuela con el petróleo.

En ese contexto, es difícil que aquellos que detentan el poder lo dejen fácilmente. Los intereses creados y lo que se encuentra en juego, motiva a que utilicen todos los medios legales e ilegales para continuar usufructuándolo. Desde modificar o, mejor aún, cambiar la constitución política a fin de permitir que el caudillo se reelija indefinidamente hasta el uso de recursos ilícitos y fraudulentos con el objeto de continuar en el sillón presidencial.

La única forma en que abandonan el poder es muertos, sumamente debilitados por lo que deben renunciar (fue el caso de Fujimori) o por medio de una revolución popular violenta que los deponga por la fuerza (el caso de los países árabes).

En el caso de Chávez, todo parece indicar que solo la primera opción sería la viable: muerto el caudillo, se produce un vacío del poder, casi nunca existe un heredero, menos un partido sólido, permitiendo la confusión reinante y la debilidad de las instituciones que el derrumbe del régimen sea rápido y de paso a un gobierno de transición hacia la democracia. Pueden existir factores externos que ayuden a la caída como el aislamiento internacional, la condena de los países más fuertes o de las instituciones internacionales. Esto último fue también lo que pasó en Perú; pero no en la Venezuela chavista. Chávez tiene el apoyo de vecinos de la región, ha creado su propia alianza bolivariana, ha comprado grupos de izquierda y “partidos progresistas” en todo el continente, tiene la complicidad de estados con ejecutoría democrática bastante dudosa como China, Rusia e Irán, o de instituciones como el Mercosur o Unasur, y algunas cómplices por el silencio como la OEA.

Ello no significa que las fuerzas democráticas al interior de Venezuela se queden de brazos cruzados esperando la muerte del caudillo. Pueden ejercer una “guerra de guerrillas”: golpes efectivos, certeros, que permitan ir minando adentro y afuera del país la credibilidad del régimen. Es un trabajo a largo plazo. El triunfo no tan holgado de Chávez como en otras ocasiones deduce un desgaste de la forma de gobernar del caudillo.

Mientras el precio del petróleo se mantenga alto, Chávez tendrá recursos para continuar ofreciendo dinero a manos llenas a sus amigos de dentro y fuera de Venezuela, de caer los precios cae el régimen. Es el sino trágico de los países primario-exportadores.

Post Data para el “Oso Hormiguero”. Dicen que el Perú es tierra de poetas, con Antonio Cisneros se confirmaba el dicho. Se fue uno de los grandes de la segunda mitad del siglo XX.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

No comments: