Tuesday, November 13, 2012

BRYCE Y EL PREMIO FIL


Me voy a meter “en un lío de blancos” donde no tengo vela ni entierro como el polémico premio Feria Internacional de Literatura 2012 concedido a mi connacional Alfredo Bryce Echenique.

La verdad que el galardón ha dividido los criterios y las aguas no solo en Perú sino en otras latitudes. Incluso muchos escritores y académicos peruanos y no peruanos publicaron una carta abierta de respaldo a Bryce por la obtención de tan distinguido laurel. Carta muy sesuda, digna de intelectuales de gran talla y valía. (Dicho sea de paso nuestro Nobel, Mario Vargas Llosa, no firmó la célebre carta).

En resumen podemos decir que los argumentos a favor de Bryce son: 1) que premia su obra literaria que no está en cuestión y no la periodística que sí lo está por los sonados casos de plagio comprobado; y 2) que la moral o ética no debe entrar en el asunto, en vista que la calificación para conceder el premio es netamente literaria.

Con el primer argumento se relativiza el plagio, total eran artículos periodísticos y no se le ha acusado jamás de plagiar textos de su obra narrativa que es la importante y que ha sido merecedora de tan importante presea. Con la lógica del segundo argumento podríamos premiar también a un pedófilo o a un genocida pero que escribe bien; y si viola niños o mata gente, eso es secundario.

Los que se encuentran en contra sustentan su argumentación en el criterio moral o ético: un plagiador comprobado, por más que sea de artículos periodísticos, no merece recompensa tan significativa.

Todo este jaleo ha llevado a que el premio de marras se le entregase discretamente en su casa, sin mucho público y sobretodo sin periodistas que realicen preguntas incómodas.

Sin ánimo pontificador y estando muy lejos de los sesudos e intrincados argumentos de quienes defienden a Bryce, debo recordar que uno de los vacíos del Occidente actual es la falta de valores y la subsecuente relativización de los actos humanos prohibidos o trasgresores de ciertas conductas. El tabú que existía en las sociedades primitivas ha desaparecido y el gran sustituto que fue la religión prácticamente encerrada en un pequeño desván personal.

Estos hechos dieron lugar a la modernidad y al reconocimiento de derechos fundamentales para la persona; pero también dio lugar a relativizar en la sociedad ciertas conductas censurables, las que fueron despojadas de todo calificativo moral o religioso. De allí existe apenas un paso para la conducta cínica en política y, al parecer, también en el mundo de las letras.

Desde ese punto de vista, los argumentos de “los defensores” de Bryce son deleznables: no importa que haya plagiado, si eran solo artículos para periódicos. Quizás olvidan que los hombres públicos –y Bryce lo es- son el ejemplo a seguir. Son “arquetipos” que pueden inspirar a otras personas a quienes se les dice implícitamente que el plagio de creaciones de terceros es “una pecata minuta”. No importa, si eres famoso y ganas bien con tus libros, plagia nomás, hasta puedes conseguir premios internacionales.

Creo que es signo de los tiempos la relativización de hechos que como el plagio en creadores literarios sean ahora consideradas cosas sin importancia y que “con toda conchudez”, como decimos los peruanos, se reciba un premio tan importante en el mundo de las letras. Eso sí, solapa nomás, para “no hacer roche”. Signo de los tiempos.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

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