Friday, February 08, 2013

EL CINE COMO PROPAGANDA IDEOLÓGICA: CRISTIADA


Considerada como la película más cara en la historia del cine mexicano, Cristiada (o como reza el subtítulo en inglés: La verdadera historia de Cristiada) causa polémica más por su planteamiento o puesta en escena y el nada oculto trasfondo ideológico que posee.

Hasta donde conocemos el productor es Pablo José Barroso, su productora Dos corazones films se ha dedicado a realizar películas con trasfondo religioso y, paradojas en el mundo material, les ha ido bastante bien en taquilla. Algunos especulan que detrás de la productora existirían capitales procedentes del Vaticano, entusiasmado en lavar la cara a la institución luego de los innumerables casos denunciados de pedofilia en el mundo entero. Cuestión por investigar.

Pero vayamos a la película. Su realizador, Dean Wright,  es un novel debutante tras las cámaras, con experiencia en los efectos visuales de superproducciones como Narnia o El señor de los anillos. Parece que esta es una obra de encargo para Wright.

Ambientada en la llamada guerra de los cristeros, acaecida en México entre 1926 y 1929, Cristiada comienza con la presentación de los personajes. Los vemos en sus roles cotidianos. Enrique Gorostieta es un general de la revolución ya retirado de las armas y convertido en un próspero empresario y ejemplar padre de familia, muy ajeno a las cuestiones religiosas, a diferencia de su mujer. El Padre Christopher, encarnado por Peter O’Toole, es un sacerdote modelo de virtud que insufla con su ejemplo al pequeño José, quien posteriormente se convertirá en mártir del cristianismo.

Si el bando de los cristeros es el de los buenos, en el otro bando naturalmente se encuentran los malos,  los que cierran iglesias y no permiten que los creyentes practiquen su fe, comenzando por el presidente Plutarco Elías Calles a quien siempre se le ve hablando, dando conferencias de prensa en un tono marcadamente autoritario sin permitir que los demás intervengan … salvo si se tiene las credenciales de embajador de los Estados Unidos, allí la cosa cambia y a Plutarco se le nota imperceptiblemente más servil. Si los buenos son muy buenos, los malos son todo lo contrario. Hasta el soldado raso que dispara por orden superior tiene en la mirada un sadismo inconfesable.

Naturalmente en esta concepción bipolar, el general Gorostieta –personaje que sirve como eje a toda la película- ateo y fiel creyente de la razón, antes de morir en la emboscada que le tiende el malvado Plutarco, cual hijo pródigo se convierte a la verdadera fe, acepta los sacramentos, y la frase ¡Viva Cristo Rey¡, que la pronunciaba hueca de sentido cuando asume la conducción del ejército cristero, se trasmuta en verbo hecho carne. Todos los buenos, hasta los que se arrepienten en el último momento, son perdonados y recibidos en el seno de la Iglesia.

En ese planteamiento de buenos contra malos se desarrolla la película, casi siempre ganando los primeros, muy al estilo de los filmes de antaño donde los blancos luchaban contra los pieles rojas que eran súper malos; o aquellos ambientados en la segunda guerra, norteamericanos contra nazis o japoneses igualmente malos y desalmados.

Y, en estos planteamientos esquemáticos no importa la verdad histórica, como se le ha reprochado a Cristiada; en vista que lo importante es trasmitir el mensaje, no la reconstrucción fidedigna de hechos que sucedieron en el pasado. En otras palabras, Cristiada no es un documental histórico, ni pretende serlo.

Esa estructura maniquea es la principal debilidad de la película; pero paradójicamente es su motor, sin ella no se podría desarrollar la trama. Difícilmente, para lo que el filme propone, se puede trasmitir un mensaje en blanco sobre negro si no es esquematizando. No cabe esperar ambigüedades en los personajes, claroscuros o sutilezas existenciales. Al final, no faltaba más, unos carteles nos anuncian que el niño José –que muere como Cristo en el cadalso- y otros jóvenes católicos han sido beatificados, con lo que el mensaje ideológico se cierra en un perfecto círculo: no existe salvación fuera de la Iglesia. Extra ecclesiam nulla salus.

No creo que Cristiada haya sido concebida solo para ocultar los escándalos de pedofilia, creo que apunta a más, a sensibilizar al mundo católico, a conseguir más soldados de la fe, ahora que andan tan escasos, a ser un modelo de vida a seguir, donde es prioritario y esencial la sumisión de los creyentes a la Iglesia. En ese sentido es un filme propagandístico, pero del ala conservadora de la Iglesia, de aquella que impone sumisión al dictum de la jerarquía eclesial sin dudas ni murmuraciones; de allí ese tono épico, como de cruzada o gesta religiosa, pero del siglo XX, a fin de insuflar con la verdadera fe al espectador. Eso sí, técnicamente bien hecho, sería mezquino negar su impecable factura.

En justicia la película pudo muy bien subtitularse un cuento de Cristo, a semejanza del Ben Hur que protagonizó el legendario Charlton Heston. La diferencia: los mártires de Cristiada son modernos, de la época contemporánea, ejemplos más cercanos a nosotros que los mártires de las catacumbas.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

CRISTIADA  [For Greater Glory: The True Story of Cristiada]
Dir: Dean Wright
Guión: Michael Love
c/  Andy Garcia (Enrique Gorostieta Velarde), Mauricio Kuri (José), Rubén Blades (Presidente Plutarco Elias Calles), Santiago Cabrera (Padre Vega), Catalina Sandino Moreno (Adriana), Eduardo Verástegui (Anacleto Gonzales Flores), Eva Longoria (Tulita Gorostieta), Peter O'Toole (Padre Christopher)
Mex, EEUU/2012/Drama histórico***/Dvd/Estrenos



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