Wednesday, January 29, 2014

27-E: EL LÍMITE ENTRE EL PASADO Y EL FUTURO

No todo comenzó una fría mañana de Enero de 2008, cuando el agente especial del gobierno peruano depositaba la demanda ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya, sino mucho antes, cuando un olvidado contralmirante -el controvertido contralmirante Faura- a mediados de los años setenta del siglo pasado advertía en un libro que no estaban delimitados los límites marítimos con Chile y exhortaba a solucionar esa agenda pendiente. Continuó en la década siguiente cuando la cancillería peruana hace suya dicha tesis y empezó la etapa del diálogo hasta agotar el trato directo con el estado chileno y pasar a la siguiente fase, donde un tercero (la Corte de la Haya) dirima el asunto.

Curiosamente el asunto de los límites marítimos con Chile fue uno de los pocos casos donde existió una política de estado que significó continuidad a través del tiempo y los distintos gobiernos: las personas iban rotando pero la política trazada desde Torre Tagle continuaba. Incluso la tesis de “las cuerdas separadas” era de la cancillería, a fin que no enturbie las relaciones económicas mutuas. Y, cosa rara también, significó un consenso de la clase política peruana, caracterizada no tanto por su fraternidad.

No solo es una victoria jurídica para nosotros, sino moral. Significa ganarle en derecho al país que nos ganó en la guerra del Pacífico. Ojalá se pueda superar definitivamente “el trauma de la guerra”; aunque ello no dependerá solo de nosotros, sino también de nuestro vecino. Significa voluntad política y buena fe de ambos gobiernos de acatar y ejecutar el fallo lo más pronto y serenamente.

Es cierto que gracias a nuestras relaciones comerciales y de inversión gran parte de esa desconfianza mutua ha ido amenguando. Los chilenos fueron los primeros en venir a invertir acá cuando se abrió nuestra economía, luego nosotros fuimos allá con nuestra gastronomía y comenzamos a abrir restaurantes peruanos por doquier. Nuestra cultura -por lo menos en la costa- se ha contagiado imperceptiblemente y para bien de cierta “chilenización”, y los chilenos gracias a los miles de migrantes peruanos se ha contagiado de parte de nuestras costumbres (de las buenas y de las otras también). Estamos dentro de la Alianza del Pacífico que, más allá de las rivalidades naturales, ha permitido sumar intereses y esfuerzos. Ya no hablemos de la complementariedad de dos ciudades cercanas como Tacna y Arica y que mereció una declaración conjunta de ambos alcaldes antes del fallo. Existe integración no solo económica, sino también social y cultural. Nos guste o no se está construyendo un “destino común”.

Así como Ecuador “se sacó el clavo” con la victoria militar sobre nosotros en Tiwinza en la década de los noventa y permitió abrir paso a las negociaciones de paz definitivas (otro mérito de la cancillería de Torre Tagle); igual puede suceder ahora y cerrar definitivamente las heridas del pasado. Dependerá que el hecho jurídico que es la sentencia de la Haya se convierta en hecho político. Países con tradición de encono peor que la nuestra lo han conseguido. El futuro post 27-E está abierto.

Eduardo Jiménez J.

ejjlaw@yahoo.es

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