La forma como un gobierno reacciona a
las protestas de la sociedad, dice mucho de su estilo de actuar. Sucede con
todo aquel que tiene poder y cómo lo usa en las situaciones críticas. La
masacre de Tian'anmen en 1989 dijo mucho del autoritarismo del gobierno chino
de ese entonces para resolver una serie de reivindicaciones de apertura social
y política.
En cierta manera se puede decir que Tian'anmen
fue la primera protesta de la clase media emergente, en ese entonces en
formación en China. La apertura económica se había producido diez años atrás y los
beneficios todavía no eran tangibles, como lo son ahora. Existía desempleo y
las condiciones de vida no eran muy buenas. Por añadidura, la legitimación de
la cúpula en el poder liderada por Deng Xiaoping no se encontraba totalmente
consolidada al interior del Partido Comunista Chino. Pocos años atrás había
mandado a la cárcel nada menos que a la viuda de Mao y a la camarilla conocida
como “la banda de los cuatro”. Remedos de juicio que zanjaban la lucha por el
poder llevaron a Jiang Qing y a sus principales colaboradores al banquillo de
los acusados. Eran tiempos difíciles en China en lo económico, político y
social. Quizás por ello Deng Xiaoping optó por la represión brutal antes que el
diálogo. Los cálculos más conservadores estiman en dos mil los muertos en la Plaza Tian'anmen , sin contar
los numerosos heridos, los deportados y los que siguieron por largo tiempo
vigilados por la policía secreta. El silenciamiento de las protestas fue sangriento
y brutal.
La pregunta es si consolidado hoy en
día en China el modelo de “socialismo de mercado”, una respuesta similar podría
producirse. Temo que sí, temo que ese modelo, que algunos quisieran ver
implantado en nuestros países, trae libertad económica y tiranía en lo
político. Trae un capitalismo que escarapela el cuerpo.
Se dice que ahora los grupos sociales
descontentos se encuentran en el campo, en las zonas rurales. Las ciudades
chinas crecen a ritmo vertiginoso, existe una clase media desarrollada y los
nuevos multimillonarios son legión. Parece que en ese panorama una protesta
como la de Tian'anmen es menos probable. Como que la gente se encuentra más
interesada en hacerse rico o vivir holgadamente que en demandar mayor libertad
política. Algo de eso trae el modelo chino. Un anestesiamiento de las demandas
políticas a cambio de un enriquecimiento sin límites. Quizás Huxley y su “mundo
feliz” al final tenía razón: la mejor forma de dominar a una sociedad es
anestesiándola, dándole placer o un aparente placer que no le permita
preocuparse de otras cosas. Es una forma de dominación eficaz. El mito de la
caverna de Platón sigue vigente, a pesar de todo.
Tian'anmen parece lejano ya, pero está
más cerca de lo que parece.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
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