Por:
Eduardo Jiménez J.
@ejj2107
Es conocido el comercial de la
bebida energizante Red Bull, donde el personaje luego de tomarla, cual Popeye
moderno, cobra una gran vitalidad, representado en unas enormes alas,
terminando con la conocida frase Red Bull
te da alas.
Pues bien, Red Bull no te da
alas. O, mejor dicho, no tiene los efectos que la propaganda anunciaba que
tenían (bebida que permite mayor energía física y mental). Sus supuestos
benéficos no van más allá que los de una humilde taza de café.
Luego de varias pruebas de
laboratorio concluyeron que la conocida bebida no produce el efecto que
anuncia, generando en consecuencia lo que se conoce como publicidad engañosa,
por lo que un grupo de ciudadanos norteamericanos decidió interponer sendas
demandas contra la compañía, las que tendrán efectos judiciales a favor de
terceros no intervinientes en el proceso, es decir de todos los consumidores
perjudicados.
Por otra parte, las bebidas
energizantes están siendo cuestionadas por el efecto que puede causar
principalmente entre jóvenes, grupo que se ha vuelto bastante adicto a ellas,
sea combinándolas con drogas y alcohol a fin de tener una “mejor performance”
sexual o cuando es temporada de exámenes y mantenerse así despierto. Al tener
un alto concentrado de cafeína, las bebidas energizantes pueden alterar el
sistema nervioso de la persona que las consume regularmente. Algunos proponen
que, como en los cigarrillos, las bebidas tipo Red Bull tengan un aviso de
advertencia en su envase de los perjuicios que podría tener para la salud.
Volviendo a la publicidad de la
conocida bebida, como sería más que evidente que la sentencia falle en contra,
a la compañía no le quedó más remedio que proponer una indemnización a todos
los consumidores que creen haberse afectado por el engaño publicitario.
Indemnización simbólica de diez dólares americanos o quince en productos,
bastando para ello que el consumidor afectado de buena fe se inscriba en la
página web de la empresa.
Si bien la indemnización solo es
válida en los Estados Unidos, ello no obsta a que consumidores de otros países
donde se vende la bebida promuevan similares acciones ante los órganos
jurisdiccionales locales.
Claro, se dirá que diez dólares
no es nada, pero sumados entre miles de consumidores dará una suma de varios
millones nada desdeñable.
Más que la indemnización que
desembolsará la empresa, está la imagen de cómo queda. En los Estados Unidos y,
en general, en países donde existe una estricta cultura de respeto a los
derechos del consumidor, una empresa que por largos años lo ha engañado, es una
empresa desprestigiada. Posiblemente sus acciones bajen en la bolsa y sus
ventas también.
Estimado lector, otra vez que
tomé la conocida bebida sepa que Red Bull
no le da alas.
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