Tuesday, May 12, 2015

LECTORES DE DIARIOS ADQUIEREN MÁS ARTÍCULOS DE TECNOLOGÍA QUE LOS CONSUMIDORES EXCLUSIVOS DE TELEVISIÓN

Por: Eduardo Jiménez J.
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       @ejj2107

El estudio de GFK (http://elcomercio.pe/economia/peru/lectores-diarios-compran-mas-tecnologia-que-televidentes-noticia-1757050) reveló lo evidente (más o menos como “descubrir la pólvora”): los lectores de diarios somos más propensos a adquirir aparatos tecnológicos que los meros consumidores de televisión. Y si bien la investigación no se encuentra exenta de propaganda indirecta a favor del decano de la prensa nacional; no por ello le resta algunos aspectos que son interesantes de comentar.

Esta vez me voy a colocar de “conejillo de indias” para explicarme.

Soy consumidor de diarios “serios” desde que era niño. Ahora generalmente en la versión digital. Dedico unas dos a tres horas al día en revisar los periódicos (tanto nacionales como extranjeros), necesarios para saber qué ocurre en mi país y en el mundo. No en vano uno de mis blogs se denomina El Observador y su “hermano gemelo” La escena contemporánea.  Aunque los domingos por las tardes, con más tiempo y calma, “disfruto” hoja por hoja la versión impresa.

Haciendo la aclaración, me refiero a diarios “serios”, aquellos que privilegian la información y tienen buenos comentarios. No me interesan aquellos que privilegian el chisme y los líos de farándula. Por el sesgo ideológico, los periódicos que reviso pueden ser desde conservadores hasta liberales y de izquierda. Sobretodo me agrada cuando tiene un comentarista que escribe bien y, por añadidura, le pone “sal” al comentario. Si escriben mal, repiten lugares comunes, o son muy “acartonados” y con “voz engolada”, paso.

Televisión consumo poco; salvo que sea un programa cultural o de noticias interesantes (cuando puedo no me pierdo los comentarios internacionales del canal 7 o el programa de Marco Aurelio Denegri). Si existe un rato de ocio, prefiero una buena película, aparte que cambio de actividad y alimenta mi cinefilia. No estoy enterado, ni me interesa estarlo, de los últimos realities de la televisión local, ni qué vedette “le sacó la vuelta” a qué futbolista, o si la parejita del momento se reconcilia o no. Reconozco que si la mayoría de los televidentes fuesen como yo, la tv de señal abierta se iría a la quiebra.

Consumo aparatos de “tecnología digital” desde mediados de los años noventa. Adquirí mi primera tablet hace tres años para probar cómo eran y posiblemente en los siguientes meses adquiera una segunda mucho más potente que me sirva para leer noticias o escribir algo sencillo cuando no tenga mi PC o laptop a la mano. Y cuando los lectores de libros electrónicos sean más sofisticados y no fastidien tanto la vista, me apuntaré con uno. A pesar que nací y me formé en una época exclusiva del “culto al papel impreso”, es un hecho más que probable que en un futuro no muy lejano lo usual sean los libros electrónicos y lo raro los libros en papel.

Me gusta revisar los encartes que vienen con los periódicos, principalmente me dirijo a la sección tecnología. Cuando se anuncia el encarte de una conocida importadora, compro el periódico, solo por el placer de verlo y “tocarlo”, algo que no se puede hacer en lo virtual, hasta ahora.

Creo que a los consumidores exclusivos de televisión no les interesa otra cosa que precisamente ver televisión. Son el homo videns que hace mención Sartori. Difícilmente a un consumidor exclusivo de televisión (sobretodo de la “televisión basura”) le va a interesar otras cosas. Es una suerte de Homero Simpson. La adaptación que desde niño ha tenido a solo mirar (rol bastante pasivo) lo hace ajeno a adentrarse a curiosidades que puede encontrar gracias a los adelantos tecnológicos, salvo mirar pasivamente, de allí que su interés sea muy limitado.

Por supuesto, todo esto se debe matizar. Hay variables que deben ser tomadas en cuenta, como actividad principal de la persona, edad, cosas que hace en el ocio, estrato socio-económico, etc.

Gracias a que en mi familia se adquiría El Comercio con bastante frecuencia (era El Comercio de otras épocas, mucho más sólido informativamente que el actual), aprendí desde niño a leer periódicos y en especial los artículos de opinión. Súmenle a ello que en mi casa se opinaba de política como en otras del estado del clima (a los siete años ya “conversaba” con mis tíos de temas políticos); y, pese a ser una familia pequeña de clase media, las opiniones solían ser divergentes, lo cual incrementaba mis lecturas para contrastar unas con otras, coadyuvando a formarme un juicio crítico desde pequeño. Hasta que en un momento determinado, lo que comenzó como un juego se hizo un hábito.

Y si alguien me preguntara en qué país o período histórico me habría gustado vivir, respondería acá y ahora. No es que me guste mucho, sino que se encuentra preñado de hechos que van a suceder, muchos de los cuales por razones cronológicas ya no los veré, pero los intuyo. Si hacemos un grueso símil es como los años 20 y 30 del siglo pasado. Estamos en un período intermedio importantísimo para la Historia que se viene, así que estaré apertrechado con mis adminículos tecnológicos para tomarle el pulso a esa historia que ya vivimos. Realmente tiempos revueltos.



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