Por: Eduardo Jiménez J.
@ejj2107
Lo políticamente correcto es condenar la
justicia por propia mano. Es regresar al ojo por ojo bíblico. Pero existe un
hecho que es importante tomar en cuenta: que la justicia impartida por el
estado como tercero neutral, para que sea efectiva, debe ser eficiente y
oportuna. No basta citar a los teóricos de la filosofía política que
justificaron la creación del estado moderno y con este, la competencia de
administrar justicia y tener el monopolio de la violencia legal; sino que los
servicios de seguridad y castigos al trasgresor sean eficientes. Seguridad para
la integridad física y patrimonial.
De allí que sea viral la página de facebook que se
inicia con el título del presente artículo.
Más allá del autor o de las intenciones que
tuvo para crearla (quedarnos en ello, sería
matar al mensajero y obviar el contenido), la página no sería tan popular,
si el ciudadano contara con un buen servicio del estado en materia de seguridad
ciudadana y sanción efectiva contra quien delinque. Como en tantos otros
servicios, el estado los proporciona mal o no los proporciona; por lo tanto el
propio ciudadano debe autoproveerse de dichos servicios.
Tomando otros
contextos, es lo que sucedió con el boom
de la educación privada frente al pésimo servicio del estado; de las clínicas
privadas (de todo tipo y precio) en el servicio de salud, o del serenazgo
municipal y la vigilancia particular. Cada vez que el estado presta mal un servicio, surge una iniciativa privada
que llena ese vacío. Y, socialmente, los más perjudicados por los malos
servicios que presta el estado son los que tienen menos recursos económicos.
Además, la justicia
por mano propia se aplica en paralelo donde no llega la justicia formal. Se
aplica en las zonas rurales remotas con nula presencia del estado o en zonas
urbanas, donde los servicios de este llegan mal o sencillamente no llegan. La
ciudad de Trujillo y el asesinato selectivo de delincuentes es un caso no
negado de justicia propia. Chapa tu choro
es apenas la puesta en vitrina de un hecho que es usual lejos de los distritos
de clase media urbana.
Algunos podrán sostener que estamos
ante la anomia o falta absoluta de reglas claras y, por ende, la desintegración
del estado y la sociedad. Más bien creo se trata de llenar vacíos o
complementar los que el estado ofrece, forjando reglas y sanciones fuera del
mundo oficial. La consigna Chapa tu choro
se mantiene en ese contexto. Si la seguridad ciudadana, que es rol fundamental
del estado, o la sanción efectiva a la trasgresión de bienes jurídicos es
oportuna, iniciativas como la justicia por mano propia tenderán a desaparecer.
Por el momento, la realidad es otra, y
todo indica que la inseguridad se agrava. El hacerse justicia como en el viejo oeste es apenas la punta del
iceberg.
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