Por: Eduardo
Jiménez J.
ejimenez2107@gmail.com
ejj39@hotmail.com
@ejj2107
Ha llamado la atención que
políticos locales del sector “progresista” hayan recalado en candidaturas
cuestionadas, de cara a las elecciones generales del 2016. Como que ha pesado
más lo pragmático que los “principios”.
Los casos más notorios son
los “antirevocadores” que alguna vez estuvieron juntos y revueltos como Anel
Towsend, Lourdes Flores o el caso más
patético, el de la propia Susana Villarán, de la mano en la plancha
presidencial con un acusado de asesinato y violación de derechos humanos.
Puede decirse que es real politik; y en cierta manera lo es.
La verdad que las opciones de sobrevivencia en el Perú de un personaje político
o de un partido no son muchas como se cree.
Las carreras políticas no
son prístinas y, por lo general, son fugaces; tienden a un “toma y daca” para
sobrevivir. A veces este proceso es “darwiniano”; y, más de una vez, deben
coger al vuelo “lo que caiga” con tal de sobrevivir.
Quizás de las tres
nombradas, el caso de Anel sea el que presenta mayor movilidad de partido en
partido para poder estar vigente. Puede ser descrita como una “oportunista”,
pero ello le ha permitido estar en vitrina por 20 años en la política peruana,
llegar a ser ministra de estado en un gobierno de triste recordación y hasta
darse el lujo de conseguir trabajo como embajador para su marido. Ahora la
vemos nada menos que de vicepresidenta en una plancha electoral. Al no haber
partidos políticos sólidos ni arraigados en la sociedad, el que desee continuar
vigente deberá cambiar, como quien se muda de ropa, el marbete partidario
anterior por uno nuevo, y alas y buen
viento. La décima de don Nicomedes Santa Cruz les calza como un guante: como has cambiado pelona.
El caso de Lourdes difiere
un poco. Creo que en el caso de ella hay un doble aspecto. El personal y el
partidario. Lourdes no va de partido en partido como la querida Anel, pero en
la alianza con el Apra busca mantener su vigencia como política en momentos
difíciles para el PPC y, de paso, salvar la valla de inscripción del partido de
sus amores. Muy al margen si funciona o no la alianza, ella estará posicionada
en el nuevo Congreso y podrá desplegar su descollante personalidad política, de
repente con miras al 2021; y “de yapa”, misma mujer maravilla, habrá salvado la inscripción del único partido
donde ha militado. Así que tan descabellado no está el plan de la Alianza Popular. Creo que más gana el
PPC y ella que el Apra y Alan.
Pero el caso que linda con
lo tragicómico es el de doña Susana Villarán. Es cierto que nadie de la
izquierda la convocó. Que la doña tiene sus anticuerpos, hasta dentro de sus
“aliados naturales”. Es cierto también que coincidió en el pasado muchas veces
con los nacionalistas, especialmente en la época de la revocatoria. Igual de
verosímil parecer el rumor que estuvo en conversas con APP, pero no se llegó a
nada que estuviese a su “nivel”. Tampoco tuvo suerte en conseguir el puesto de
relatora internacional sobre violencia contra las mujeres. Cargo burocrático
bien pagado que su amigo Diego no pudo conseguir para ella. De allí que su
futuro político era medio oscuro. Con el partido que ayudó a crear, Fuerza
Social, reducido a escombros, y un futuro político poco halagador para una ex
alcaldesa de la capital, y pese a la solemne promesa –una más que incumplió- de
retirarse de la vida política, no le quedó más remedio que aceptar la
invitación de los nacionalistas e ir de la mano con Daniel Urresti en la
plancha presidencial.
Claro que pasar de defensora de los
derechos humanos y de un izquierdismo progresista a esto, hay un gran paso de
involución. Pero como diría alguna tía de época cuando una niña era cuestionada
por ciertos matrimonios consumados por interés, hijita no hagas caso, abre las piernas y sigue adelante. Creo que
esa receta ha seguido doña Susana para sobrevivir.
Total, como alguien dijo,
en el Perú nunca hay muertos políticos, a lo cual podemos agregar: no hay
muertos políticos, pero sí zombis políticos.
No comments:
Post a Comment