Es más o menos lo que ha traído la
encuesta sobre la tendencia electoral de los peruanos: se han vuelto más
conservadores, buscan un presidente autoritario, proteccionista y por ende que
desde el gobierno se controle todo, añadido su pizca de autoritarismo. En otras
palabras, se busca un presidente populista de derecha al cual se le puede
delegar poderes para que actúe con “mano dura”. Versión moderna de ¡Vivan las
cadenas¡ de los españoles de inicios del siglo XIX.
No es la hora de los progresistas, abanico que va del centro
hasta la izquierda. La “renovación moral” en la política que un pequeño sector
político-intelectual esperaba luego del escándalo de las coimas de Odebecht, es
muy difícil que se materialice.
En honor a la verdad, nunca hemos sido
una sociedad liberal, ni nos hemos arriesgado a jugárnosla por la incertidumbre
de la libertad (menos hemos querido abandonar la coima y el soborno). Quizás ha
pesado mucho en nuestra idiosincracia la herencia colonial, donde todo el orden
y las prebendas estaban establecidos desde arriba. Incluyendo el “aceitaje”
para que las cosas se muevan o para obtener un favor real.
A pesar que hemos tenido el periodo
democrático más largo de nuestra historia republicana, buscamos todavía un
orden autoritario que nos quite la responsabilidad como ciudadanos libres. Si
recordamos bien, cuando Fujimori dio el “autogolpe” (el último intento
autoritario serio), el nivel de aceptación que tuvo fue elevadísimo. La “mano
dura” que castigue a los que debe castigar (incluyendo en el mismo saco a
los homosexuales, lesbianas y trasgénero)
y premie a los que debe premiar (incluyendo prebendas y favores para los
cercanos al poder).
Quizás quién “olfateó” mejor la tendencia
del peruano en los últimos años fue Alan García. Político nato, tiene la
peculiaridad de intuir como piensa el votante promedio. Se dio cuenta de ello y
su segundo gobierno fue marcadamente conservador. Dejó de lado las propuestas
hayistas y se subió al carro del liberalismo criollo. Otros políticos, en otras
latitudes, hicieron lo mismo. Si alguien cree que un político se debe primero a
sus principios que a los votos que puede obtener, se equivoca y es mejor se
dedique a otra cosa.
Ahora bien, ¿ello significa que una
heredera del autoritarismo como Keiko Fujimori tenga la mesa servida el 2021 (o
antes)? No necesariamente, Están apareciendo y van a aparecer más políticos
populistas-conservadores. Varios compitieron con ella en primera vuelta el 2016,
y es posible que para las próximas presidenciales aparezcan otros más. Todo
dependerá de quién sintonice mejor con esta tendencia conservadora y
autoritaria que va in crescendo. O si se quiere, quién haga las mejores y más
creíbles propuestas populistas, para que la cosa pública siga igual.
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