Monday, March 12, 2007

CONGRESISTAS JUERGUEROS

Creo que el tema ha sido exageradamente ampliado y gran parte por los propios implicados.

Lo que no pasaba de una anécdota risueña de un par de congresistas que aprovechando una visita oficial al Brasil deciden pasar una “noche loca” en un club nocturno de los miles que existen allá, se ha convertido en el martirologio de los dos congresistas involucrados en el asunto, cuyas fotos han aparecido en los periódicos chica de cincuenta céntimos y en una conocida revista de la capital (en una de las fotos uno de los congresistas fotografiados miraba con ojos lujuriosos los senos de un travesti y en otra, al segundo de ellos se lo “cargaba” un moreno bien fornido en plena danza).

Cuando un hombre público es sorprendido in fraganti en escenas similares lo peor que puede hacer es negar el hecho o culpar a otros. Es una reacción muy humana, pero ese hombre público olvida que una imagen vale más que mil palabras, por lo que es muy difícil negar los hechos mostrados a través de una fotografía. Por ello las imágenes contundentes de la corrupción de la década de los noventa a través de los “vladivideos” era una prueba evidente que la sociedad peruana estaba (y está) corrompida hasta el tuétano, desde el más grande hasta el chico.

La única forma de refutar una imagen es demostrando el trucaje fotográfico. Y así y todo siempre queda una sospecha que recae contra el hombre público. Por eso, negar la imagen le da involuntariamente resonancia a un hecho que desearía la persona cuestionada enterrar y olvidar lo antes posible, retroalimentando el suceso y dándole eco para “estirarlo” a regocijo de los demás.

La “magalización” de la política es un fenómeno que tiene ya algunos años. Ahora no importan tanto las políticas nacionales o los proyectos a largo plazo, sino la chismografía, la anécdota barata, a lo cual ayuda mucho la tecnología moderna, que convierte a todo bípedo humano en “chacal” de la política, como aquel que tomó las fotos comprometedoras, probablemente para meterles una zancadilla a sus colegas involucrados en las fotos.

Dentro de algunos días el hecho quedará olvidado, aunque no se han salvado del “jalón de orejas” de la mesa directiva del Congreso (aparte del de sus esposas), preocupada por elevar el nivel de confianza y la “majestad” del primer poder del Estado, razón por la cual ha elevado el affaire a un “asunto de Estado”.

Como dijo muy bien un conocido periodista radial, dando una receta para curarse en salud, es preferible no tomarse fotos con cualquier persona, uno no sabe quién será o que finalidad se le puede dar a la imagen. En estos tiempos es mejor actuar con cautela o como dijo hace mucho tiempo AGP, en política no se puede ser ingenuo. Los “congresistas juergueros” lo han experimentado en carne propia.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

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