Sunday, September 12, 2021

CAMARADA GONZALO Y LA MEMORIA HISTÓRICA

 

Por: Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107

 

Muerto Abimael Guzmán pasará un tiempo para tomar distancia del personaje histórico, más allá de las antipatías o simpatías, o los condenables ataques y muertes que ocasionó Sendero Luminoso en los años 80 y 90.

 

Como otros genocidas murió tranquilo en su cama.

 

La pregunta es si será objeto de culto y memoria en el futuro. Vivo vio como Sendero se metamorfoseaba en Movadef y en otras organizaciones políticas, como crecían sus seguidores en la “lucha política” y como un presidente en ejercicio, un primer ministro y varios integrantes de organizaciones de izquierda, entre ellas Perú Libre, le rendían una no disimulada simpatía como “líder social”. Abimael desde el otro mundo debe estar sonriendo.

 

No podemos asegurar que será borrado de la memoria histórica. Se quiso hacer lo mismo con Hitler luego de la Segunda Guerra Mundial y la derrota del nazismo, y su prédica actualmente sigue vigente entre supremacistas blancos y neonazis. Es difícil saber el alcance que tendrá después de muerto, como el propio Guzmán decía las ideas no se pueden matar. Lo sabía muy bien.

 

Saturday, September 11, 2021

11-S ENTRE EL DESCONCIERTO Y LA IRA

 

Por: Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107

 

Pocas veces la nación norteamericana ha sido agredida en forma tan brutal como el atentado del 11 de Setiembre de 2001, empezando apenas el nuevo milenio. Comparable quizás con el que sufrió en Pearl Harbor sesenta años atrás. En ambos casos también se despertó al león y no paró hasta exterminar al enemigo. El autor intelectual del atentado, Osama Bin Laden, fue asesinado por las fuerzas especiales norteamericanas, con la conformidad del presidente, en ese entonces Barack Obama. No hubo ni debido proceso, ni Corte Interamericana, solo eliminar al enemigo. Pocos años después se eliminó también al hijo de Osama. La razón de estado prevaleció antes que el derecho.

 

El atentado sobre las Torres Gemelas encarnaba simbólicamente ir contra la modernidad y los valores de Occidente. Y a modo de los kamikazes japoneses en la II Guerra Mundial, los jóvenes musulmanes se inmolaron con la certeza que Alá les reservaba el paraíso por la valentía mostrada.

 

Encarna también que la ilusión de un “mundo perfecto” y homogéneo producto de la globalización fue más un deseo que una realidad. Los bolsones de resistencia brotaron en todo el mundo no occidental y en clases sociales no beneficiadas con la globalización. En los propios EEUU el ascenso de propuestas chovinistas como la de Donald Trump reflejaban ese descontento de los “loosers” del sistema. Por esta parte del mundo, el ascenso de partidos políticos nacionalistas y del comunismo más ortodoxo dieron testimonio que no todo era perfección en ese aparente mundo ideal post muro de Berlín.

 

En Oriente desde la irrupción de los ayatolas en 1979, se vive un ambiente cultural e ideológico bastante reaccionario: regresar a las fuentes aurorales del Islam y a su pasado glorioso. De allí el regreso a las tradiciones de los desaparecidos califatos, olvidadas en el proceso de occidentalización que vivía el Oriente o recluida en prácticas minoritarias, incluyendo el papel secundario concedido a la mujer, poco más que instrumento de placer del hombre y reproductor de la especie.

 

Este movimiento de reacción antimodernista y antioccidental se vio reforzado con la globalización económica y cultural de los años 90 en adelante, esparcida más rápidamente gracias al boom del internet. El derrumbe del bloque socialista que polarizaba el mundo en dos, hizo aflorar los nacionalismos de distinto tipo en el mundo entero, incluyendo el Oriente. La retórica del Islam pasó a ser bastante atractiva para muchos jóvenes que rechazaban los valores de la cultura occidental. Quizás Habermas tenía razón, más son choques culturales que desafíos económicos.

 

La toma del poder de los talibanes en Afganistán y la decisión de convertirlo en un “Emirato Islámico” expresa ese deseo de regresar a épocas pasadas más gloriosas para el mundo islámico, pasado que a veces es más fantasía que realidad.