Friday, May 27, 2011

ESCÁNDALOS EN EL PODER

Si lo acaecido al ex jefe del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, o al ex gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, el primero denunciado por acoso sexual e intento de violación a una camarera, el otro de tener un hijo extramatrimonial con su empleada doméstica, hubiese sucedido en un país de cultura latina, no les significaría el fin de sus carreras públicas. Pero, para su desgracia, ocurrió en Estados Unidos de Norteamérica, donde la cultura puritana subsiste en un sustrato bastante profundo de su idiosincrasia. A Strauss-Kahn le ha costado la posibilidad de acceder a la presidencia de Francia como candidato nada menos que por el Partido Socialista; a Schwarzenegger la cancelación de un suculento contrato para realizar Terminator 5, la película que le dio tanta fama y dinero.

Ello nos puede llevar a la falsa conclusión que los norteamericanos son más puristas y protectores de la moral que nosotros, los latinos, mas bien flexibles y pragmáticos en “ciencias morales”. Porque, de haber sucedido los hechos en la propia Francia o en Italia –ya no hablemos de América Latina-, la repercusión no pasaría de una discreta segunda noticia o, a lo sumo, unos cuantos titulares periodísticos y después a otra cosa. Jamás privación de libertad como la padeció por varios días el propio Strauss-Kahn antes de pagar una fianza por un millón de dólares. Y el tener un hijo extramatrimonial no es motivo de escándalo por estos lares. En Perú, por ejemplo, los dos últimos presidentes, Alejandro Toledo y Alan García, los han tenido y no pasó nada. Incluso, Alan García lo presenta en las ceremonias oficiales, donde el pequeñín se luce a vista y paciencia de diplomáticos, ministros, generales y hasta de autoridades eclesiásticas. No es motivo de escándalo ni de horror.

Ya vimos como el propio Silvio Berlusconi, en Italia, se ha salvado de ser procesado políticamente por tener relaciones sexuales y orgías con menores de edad dignas de los antiguos emperadores romanos. Muchos de sus enemigos pensaban que el escándalo descubierto era su fin político y no pasó nada, más allá de algunos titulares.

Vuelvo a la pregunta inicial: ¿es que los latinos somos más desprejuiciados que los norteamericanos en asuntos de sexo y alcoba?

Existe un dicho de nuestras abuelitas que puede dar respuesta a estas reflexiones: “Dios perdona el pecado, pero no el escándalo”. Creo que más bien funciona entre los norteamericanos lo que se denomina una “falsa moral”. Un puritanismo que se ha reducido solo a la forma. Ya no es el puritanismo primigenio de los fundadores de lo que sería después los Estados Unidos de América, puritanismo traído por los colonos que en el siglo XVII buscaban una tierra donde practicar en libertad su religión, uno de cuyos principales pilares era la moral sexual, sino se trata de un “puritanismo formal”, es decir de mantener las formas, la apariencia, librándose del escándalo. Con tal que nadie lo sepa puedes hacer con tu vida lo que quieras: ser homosexual, bisexual, transexual, drogadicto, pederasta, acosador, fetichista, onanista, exhibicionista; pero si te descubren y eres personaje público, te fregaste. No solo te cae encima “el peso de la ley”, sino que vives un ostracismo peor al de tener lepra en otras épocas.

Es un elemento que está muy enraizado en su psique, en su forma de ser y que se “respira” en la cultura yanqui, sobretodo cuando se trata de personajes públicos. Recordemos lo que le sucedió a Bill Clinton con el escándalo Lewinski que casi le cuesta la presidencia. (Y reparemos que Clinton ni siquiera la acosó, sino que la becaria de la Casa Blanca consintió en “los tocamientos indebidos” y en el sexo oral). Los norteamericanos –sobretodo la familia típica, blanca, protestante y conservadora: el WASP clásico- quiere que sus personajes públicos –políticos, presentadores de televisión, artistas- sean un “ejemplo modélico” de comportamiento hacia fuera: familia unida y feliz, de clase media, con valores tradicionales, creyente, que asiste a oficios religiosos, etc.; lo que haga “puertas adentro” no es de su incumbencia, “derecho a la privacidad” que le dicen … siempre y cuando no sea “descubierto”.

Si “se sale del libreto” es castigado. No solo se trata de las sanciones que aparejan las normas jurídicas (como en el caso de Strauss-Kahn), sino sobretodo la coactividad de las normas morales y sociales, como le sucedió a Schwarzenegger, cuyo “mea culpa” del reconocimiento de un hijo fuera del matrimonio le costó la cancelación de un extraordinario acuerdo comercial para regresar al cine.

Al ser tan distintos los sustratos culturales de los latinos y los norteamericanos, los hechos son vistos, evaluados y sancionados de distinta manera en ambas culturas. De haber sucedido en estas tierras la revelación de Schwarzenegger del hijo fuera del matrimonio habría sido publicidad extra para su anunciado retorno al cine, su cotización como actor subiría, las entrevistas de la “proeza” cubrirían todos los medios; y al “eléctrico” Strauss-Kahn le habría servido para promocionar algún producto afrodisíaco o entrevistado para que confiese el secreto de su vitalidad sexual y, por supuesto, gracias a la publicidad del caso obtendría provecho para consolidar su carrera política hacia la presidencia, jamás para liquidarla. Se equivocó de lugar.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Wednesday, May 11, 2011

DEMOCRACIA DIRECTA: EL REFERENDO EN ECUADOR

La consulta en Ecuador el pasado 7 de Mayo trae a colación de nuevo una institución de la democracia directa: el referendo o consulta al ciudadano sobre uno o varios aspectos jurídico-políticos.

¿Es malo el referendo en si?

Creo que con la institución del referendo sucede lo mismo que con una institución de la constitución económica de nuestro país, como son los contratos ley: se tiende a satanizar a la institución confundiéndola con el uso que se le conceda.

El referendo permite consultar directamente al ciudadano sobre ciertos aspectos puntuales. Su utilización requiere preguntas claras y concisas, de preferencia una o muy pocas. Por ejemplo, se le podría consultar directamente al ciudadano sobre temas controversiales como el matrimonio entre personas del mismo sexo o la legalización absoluta del aborto. Solo por citar dos temas que son polémicos.

Es bueno, en el sentido que recoge el “sentir del pueblo” a fin de “traducirlo” en una norma jurídica, sin necesidad de pasar por los intermediarios usuales como son los políticos, los “expertos en el tema” o los representantes de los “poderes fácticos”, uno de ellos, el jefe local de la iglesia católica.

De allí que muchos estudiosos de la política hayan insistido en incorporar instituciones de democracia directa como el referendo en los sistemas políticos, lo cual es positivo.

Pero, hay dos cosas que pueden “opacar” la institución. El primero que el referendo, simple consulta, se trasforme en aprobación o desaprobación del gobierno o del jefe de estado. Puede suceder, sea porque el propio jefe de estado así lo propicia un tanto para ganar legitimidad (“aprueban mi consulta o renuncio”), o porque la propia oposición así lo plantea (“vote contra el gobierno”); convirtiéndose consecuentemente el referendo en un “sí” o un “no”, a favor o en contra del gobierno de turno.

El segundo problema es el abuso del referendo o la distorsión del mismo. Es decir el uso para otros fines o para encubrir, bajo un velo de simple consulta, mecanismos que pondrían en riesgo libertades democráticas. Es lo que sucede sobretodo en las “democracias autoritarias”.

Y es lo que al parecer habría sucedido en Ecuador. Bajo una serie de preguntas, algunas “políticamente correctas”, como prohibir el sacrificio público de animales, se habrían enmascarado otras que pondrían en riesgo las libertades de información y expresión. Preguntas complejas, medio difíciles de responder, que el ciudadano resuelve simplificando como una aprobación o desaprobación al gobierno. (Preliminarmente parece que no le ha ido del todo bien al presidente Correa en su consulta ciudadana).

En consecuencia el referendo ecuatoriano habría adolecido de dos graves vicios: el primero la excesiva cantidad de preguntas para una consulta y el otro la complejidad de muchas de estas. Ambos vicios atentan contra una transparencia y simplicidad que debe tener la propia institución, convirtiéndose así en un mecanismo de utilización política.

Una característica de los “gobiernos plebiscitarios” es el sometimiento constante a “consultas populares”, sobretodo en coyunturas que les son propicias, a fin de ganar más poder y arrinconar a los opositores (sean políticos, periodistas o intelectuales: las tres clases de especimenes que ningún gobierno autoritario soporta), cosa que de esa manera ganan legitimidad en vista que “la voz del pueblo es la voz de Dios”. Nosotros, los peruanos, ya lo sufrimos en carne propia en los años noventa. (Y dependiendo como nos vaya en la segunda vuelta del 5 de Junio, tenemos un candidato que, al parecer, sería bastante proclive a usarlo).

No es la institución del referendo lo que está mal, sino su uso.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Wednesday, May 04, 2011

OSAMA HA MUERTO

La noticia eclipsó la beatificación de Juan Pablo II, celebrada apenas un día antes. “Osama ha muerto” fue la expresión que recorrió el mundo la noche del domingo, acompañado de la euforia vivida por los norteamericanos en la “zona cero”, embriagados de felicidad con lo ocurrido (algunos lo compararon con la celebración producida en las calles de Nueva York con el anuncio del fin de la II Guerra Mundial); aunque claro no es muy cristiano regocijarse con la muerte del prójimo, como lo señaló el Vaticano, por más que se entienda la exaltación del momento y lo que sucedió diez años atrás en esas mismas calles.

A nosotros, los peruanos, nos hace recordar la captura de Abimael Guzmán hace ya casi veinte años. No lo podíamos creer cuando lo vimos por televisión, custodiado por su compañera que no permitía que lo toquen. Ambos fueron capturados luego de una paciente y dedicada labor de inteligencia, atando cabos, estudiando pistas, hasta llegar a localizarlos. Y en ambos casos la captura fue en un barrio residencial. Tanto Abimael Guzmán como Osama Bin Laden decidieron instalarse en un “barrio pituco”, quizás los dos creyeron que ese sería el último lugar en que sus captores pensarían ubicarlos.

En el caso de Abimael su captura significó el comienzo del fin de Sendero Luminoso; en el caso de Osama está por verse. Parece que Al Qaeda no es una organización piramidal como SL y se ha diversificado en células autónomas. Con Sendero era un terrorismo local, de “acciones nacionales” y “presupuesto limitado”, con el objetivo de conseguir la “dictadura del proletariado” en un solo país; con Al Qaeda hablamos de un “terrorismo globalizado”, facilitado por el internet, las comunicaciones electrónicas y cuantiosas financiaciones internacionales.

Lo cual nos lleva a preguntarnos que habría pasado si el “camarada Gonzalo” empieza sus acciones no en 1980 sino en el año 2000, con internet a la mano y posibilidades de contactar con redes terroristas mundiales como la poderosa Al Qaeda. Claro, es simple especulación, pero de haberse producido una “alianza estratégica” entre ambas la derrota de Sendero habría sido más difícil. De repente Abimael se equivocó de tiempo.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es