Thursday, July 30, 2020

UN PEQUEÑO BROTE DE CIVILIZACIÓN.- MAX MAD 3: MÁS ALLÁ DE LA CÚPULA DEL TRUENO


Por: Eduardo Jiménez J.
ejimenez2107@gmail.com
@ejj2107



El género distópico es el que trata sobre un futuro apocalíptico. Es un futuro de sobrevivencia de la especie humana. Películas clásicas del género son El planeta de los simios o la saga de Max Mad, el policía australiano que pierde la cordura por el asesinato de su familia.

Inicialmente compuesta de tres películas: Max Mad (1979), Max Mad 2, el guerrero de la carretera (1981) y Max Mad 3, más allá de la cúpula del trueno (1985). Treinta años después la saga se completó con una cuarta entrega, Max Mad, furia en el camino (2015). Nos interesa la tercera entrega y su contraposición con la cuarta.

Como muchas de las películas distópicas de la época, la civilización humana termina por una hecatombe nuclear. Los pocos seres humanos que quedaron vivos buscan energía para mover los vehículos, y agua y alimentos para sobrevivir. Lo que entendemos por orden público y justicia prácticamente han desaparecido, poblando los caminos pandillas que asolan los pueblos por donde pasan, robando, violando y matando. Prima la ley del más fuerte.

En ese contexto de falta de ley y orden, de una regresión al estado de naturaleza, en la tercera entrega emerge un pueblo, Bartertown, que lo podemos traducir como “El pueblo del trueque”. A falta de moneda oficial, prima el trueque y un mercado de ofertantes y demandantes. No importa la procedencia de los bienes, todo se puede cambiar allí. Sobresale el respeto al contrato y la sanción drástica para quien lo incumple. Tiene algunas leyes elementales, como la que zanja las diferencias entre las partes ingresando a la cúpula del trueno, donde el que sobrevive en el combate es el ganador (“entran dos, sale uno”).

Si bien Bartertown se acerca más a las leyes que gobernaban el wild west; hay que reconocer también que en ese yermo de ley en que se ha convertido el mundo, es una isla de orden y de reglas de juego claras. Los contratos deben respetarse, seguridad jurídica necesaria. En lo económico, el mercado permite interactuar la oferta y demanda de bienes, lo que a su vez mueve la economía. Y la ley, simbolizada en la cúpula del trueno, es el sometimiento a la justicia de las diferencias entre las partes. No es el paraíso, ni estamos en un rule of law, pero hay un orden y reglas que anuncian un brote civilizatorio.

En Bartertown existe una suerte de gobernadora, llamada “la tía que manda” (aunty entity), que fija las reglas. Y también un enano apoyado en un gigantón (llamados master-blaster, maestro y destrozador, por la dupla que hacen, uno como cerebro y el gigante como fuerza física). El enano posee el know-how, el conocimiento para convertir las heces del cerdo en gas metano, necesario para dar energía a la ciudad.

Existe una lucha por el poder entre la tía y el maestro. La tía no es una demócrata que digamos (concentra los tres poderes básicos en sus manos), pero deja hacer a la gente sus negocios en el marco de las reglas de juego impuestas (principio de predictibilidad). El enano desafía a la tía, es el que tiene el poder del conocimiento y busca ser obedecido por eso. No tiene la habilidad política de esta, pero busca su poder político.

En cambio en Max Mad, furia en el camino, la cuarta y hasta el momento última entrega, regresamos a formas de organización social más bien tribales. Existe un líder de la tribu llamado El inmortal Joe, de edad indefinida, que tiene la propiedad de las mujeres y a la vez hijas que le sirven de vehículos de placer y reproducción de la especie, y los hijos varones tenidos con ellas para su seguridad y ejército personal. Estamos en el contexto de la permisión de las relaciones incestuosas y de un régimen patriarcal de sojuzgación total de la mujer (incluso sus hijas usan un cinturón de castidad para no ser tocadas por sus hermanos). Ha desaparecido el tabú que prohíbe las relaciones sexuales entre parientes cercanos, que es la piedra angular de las civilizaciones, y se ha regresionado a formas tribales primitivas.

El control político del Inmortal Joe se produce por medio del agua, recurso escaso en el desierto y que se ofrece a cuentagotas a los que no son ni sus mujeres ni su ejército. También existe un discurso legitimador para llevar a los límites de la muerte a su ejército de hijos: aquellos que se comporten heroicamente ofrendando su vida, ingresarán al Valhalla, suerte de paraíso, donde estarán conduciendo un vehículo por toda la eternidad.

Si en Bartertown existían ciertos brotes de civilización, en la ciudadela donde gobierna el Inmortal Joe regresamos a la tribu. Pero a pesar de ello, y frente al patriarca, lo va a desafiar Furiosa, su lugarteniente, que roba a sus mujeres para liberarlas del cautiverio sexual a las que son sometidas. Es una liberación femenina en cierta manera, usando las herramientas del propio Joe: la fuerza y la astucia. La tía en cambio, es más política. Se comporta como una líder que tiene un proyecto y una visión a futuro que conlleva un pequeño brote de civilización.

Monday, July 13, 2020

BORGEN: LA POLÍTICA ENTRE BASTIDORES


Por: Eduardo Jiménez J.
ejimenez2107@gmail.com
@ejj2107



Aprovechando la cuarentena revise una serie danesa, Borgen (el castillo, como se conoce coloquialmente a la sede del primer ministro en Dinamarca), de notable suceso en su momento y que cuenta la política danesa entre bastidores, muy similar a la que se practica en otras partes del mundo: traición a la vuelta de cada esquina, fríos intereses, pérdida de la vida familiar, amigos leales contados con los dedos de una mano.

Comienza con el ascenso al poder de la primera ministra mujer en Dinamarca, Birgitte Nyborg, más por cuestiones del azar, dado que su partido era bastante minoritario. La consolidación en el poder va a ser una de sus principales tareas. Y si bien en su ejercicio se vuelve bastante pragmática, siempre tiene presente una cuota de su antiguo idealismo de juventud. Su carisma personal y la sinceridad con que dice muchas cosas, hace que contagie ese entusiasmo y simpatía. En la cuota de drama personal está la pérdida de su esposo, que ya no soporta tener hipotecada sus expectativas personales a la carrera política de su mujer y el internamiento en una clínica especializada de su hija adolescente que ha asumido a temprana edad una carga de responsabilidad mayor a sus fuerzas. Como alguien dice en la trama, es muy difícil mantener una vida familiar en Borgen.

Si bien la serie se enfoca en el mundo de la política, también se encuentran presentes los medios de comunicación, en una suerte de realimentación. Partidos políticos, canales de televisión, periódicos y en menor medida, en las sombras, el poder económico. TV1, el principal canal, tiene un programa político que sigue el día a día de lo que acontece en Borgen; así como el sensacionalismo del periódico Ekspres, que lo dirige sin escrúpulos Michael Laugesen, antiguo político que perdió la contienda frente a Birgitte y le guarda por eso una clara antipatía. Si bien todos los nombres son supuestos, tienen su contraparte en la vida real.

No es necesario tampoco conocer de cerca la política danesa para saber de qué va la serie, dado que los comportamientos son muy similares en todas partes. Cada capítulo se abre con un epígrafe que va orientando de lo que trata. Casi siempre citas de políticos o estudiosos de la política como Maquiavelo.

En lo personal Borgen me gusta más que House of cards, más alambicada, rocambolesca y efectista. Anuncia su regreso para el 2022, esta vez con producción de Netflix, que ha comprado los derechos de la serie para su plataforma. Vale la pena la espera.