Wednesday, November 26, 2008

EL APEC, HU JINTAO Y EL CENTRO DEL MUNDO

Si bien la reunión de Mayo pasado (ALCUE) era de un nutrido y variopinto grupo de países, esta vez es un club selecto. Es el club de los que tienen “billete”, de allí que se hayan esmerado las autoridades en tener listas las principales avenidas de la ciudad para la ocasión, a fin que sus distinguidos representantes no salten el trasero al menor bache.
A ese club selecto nos “colamos” con ciertas reticencias de los más antiguos socios que nos veían como advenedizos, “arribistas” y que no teníamos “pedigrí” para entrar al club, hasta que por fin nos aceptaron (nos guste o no, hay que reconocer la gestión del gobierno de Fujimori en los noventa para conseguir la admisión, algo que “se olvidó” en las noticias locales sobre el APEC). Y ahora nos tocó ser “anfitriones” del evento anual.

A diferencia del ALCUE, reunión sobretodo política, el APEC es más una oportunidad para hacer “business”. “Bisnear” y celebrar acuerdos comerciales entre los países. De allí que haya estado presente Jack Ma, el chino más rico de China (imagínense un millonario en un país socialista), promocionando su página web “Alibaba” (suave con los cuarenta ladrones nomás); que por cierto no lo dejaron hablar en Gamarra ante la rechifla de los textileros, encabezados por David “payasito” Waisman.
Pero, quien llamó la atención fue el presidente chino Hu Jintao que se quedó entre nosotros por cinco días y cinco noches hospedado en uno de los hoteles más lujosos y caros de la capital, y fue invitado a cuanta actividad social imaginable pueda suceder. Solo faltaba que lo inviten a cuyadas y polladas bailables para completar el cuadro, amén de las condecoraciones y diplomas con que lo han cargado por todos lados, y que con seguridad llenará un baúl entero.

Como tampoco podía ser de otra forma, se produjo no tanto una anti-cumbre como la vez pasada, pero sí un “mitín de protesta” promovido por la CGTP contra la visita de George Bush Jr. y “el imperialismo yanqui”. Aunque ya está de salida en su país y vino sobretodo a echarse entre pecho y espalda la mayor cantidad de pisco sours que pudo y, de paso, despedirse de sus homólogos cantando el jipijay. Claro, se mandó su discurso sobre la crisis, todo solemne y optimista y obviando que fue en su país donde se inició todo este embrollo. Así, con la mayor concha del mundo. Pero, a estas alturas, quién le va a ser caso. Sus pares le palmotearon la espalda y lo aplaudieron diciéndole “buena George”; pero, por lo bajo comentaban “ya fuiste”. Los únicos que se lo tomaron en serio fueron los chicos de la “Jornada cultural antiimperialista” (con “tribunal antiimperialista” incluido), como pomposamente calificaron sus organizadores a la raleada protesta contra la visita de Mr. Bush. Fue la nota folclórica que le dio colorido a la reunión y no podía faltar.

Es curioso, pero se ve como un peligro más al imperialismo encarnado en George Bush que el más fuerte y consistente que se está gestando en la China de hoy -a quienes algunos ilusos consideran todavía “socialista”-, o el ruso que se está recomponiendo luego de la caída del imperio soviético. Ambos imperialismos son más sanguinarios y autoritarios que el norteamericano, violadores sistemáticos de derechos humanos, y que a su lado el Tío Sam es niño de pecho en esos menesteres (que allá por lo menos cuentan con un Poder Judicial autónomo y fuerte como contrapeso al Ejecutivo). Sino pregúntenles a los chechenos o a los tibetanos como los extermina “la madre patria” rusa –que más parece madrastra- y el imperio celeste chino respectivamente; o pregúntenle a un trabajador chino cuántas horas al día debe trabajar en una fábrica -incluyendo niños-, cuánto es el salario que recibe y si es que puede sindicalizarse. Y pregúntenle también a don Mario Huamán –“el Lula peruano” como le han hecho creer al pobre- si podría hacer ese mismo mitin de protesta en la China de hoy sin que le pase nada. Otra vez la miopía de siempre.

Pero, todos estos acuerdos comerciales suscritos, inversiones que lleguen, de nada servirán a la inmensa mayoría de peruanos si no reformamos radicalmente la educación en el Perú. Cualquier proyecto de trasformación del país pasa por un sólido e inclusivo proceso educativo del niño y del ciudadano, vacío del cual todavía adolecemos. Educación, educación y más educación.

Una cumbre hermética –a los hombres de negocios, a diferencia de los políticos, no les gusta la publicidad-, que nos dio la sensación de ser por pocos días “el centro del mundo” y que a los limeños de a pie, después de más de cincuenta años, nos trajo por lo menos el beneficio de tener avenidas decentes por donde circular sin caer en un mortífero hueco. Ojalá duren nomás.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Tuesday, November 18, 2008

OBAMA, YEHUDE SIMON Y LAS ILUSIONES EXCESIVAS

Al leer los excesivos encomios por la elección de Obama tanto en la prensa local como de ciertos periódicos extranjeros, creo que se está cayendo en idealizaciones fuera de todo contexto real por la elección del primer presidente negro en los propios Estados Unidos. Se ve como un cambio esperanzador, revolucionario, algo así como una fuente de donde brotará un cambio de las relaciones entre Estados Unidos y el resto del mundo. Leído como un mejor entendimiento, más armónico, equilibrado y justo. En principio, frente a la administración Bush, mediocre, torpe y de bajo vuelo, cualquier otra que la suceda iba a ser mucho mejor. Pero, ¿es justo crearse esas ilusiones que como diluvio bíblico se ha exteriorizado a través de tantos medios convencionales y electrónicos? Una suerte de “cuy mágico” al cual sobar la barriguita.

Creo que no. Creo que Obama estará más preocupado en remontar la crisis financiera y la recesión en su propio país que en mejorar las relaciones con sus vecinos del sur (salvo algunos privilegiados como México o Brasil, y posiblemente “el eje del Pacífico” conformado por Colombia, Perú y Chile). También está en juego la “real politik” norteamericana que va más allá de las administraciones, sean demócratas o republicanas. “El imperio” tiene su propia lógica más allá del color de piel del inquilino de la Casa Blanca o del apellido que lleve (ya estamos escuchando ecos de una futura campaña por un “presidente latino” en EEUU). Si efectuamos un símil y salvando las distancias, así como Alejandro Toledo era un “indio agringado” por la culturización implícita de su trasmigración educativa en Norteamérica, Obama es un negro también “agringado” por ese mismo proceso cultural. Es que no importa tanto el color de piel o el apellido que se lleve, sino la asimilación que la persona tenga de cierta cultura por más diferente a la suya, aparte que no se debería obviar el juego de poder representado por el equipo de allegados al entorno del presidente electo, gente ligada a intereses económicos muy poderosos que han financiado su campaña.
Ojalá que esas ilusiones excesivas en que se ha caído no se conviertan en ilusiones perdidas.

Es muy posible que la reactivación económica de EEUU pase por un “mix” de políticas. No solo el keynesianismo primario del gasto fiscal (que mal usado puede terminar en inflación), sino también en que la propia empresa privada mueva las ruedas del molino, sin descuidar la seguridad social y manteniendo bajos niveles de desempleo (la ingenuidad en que cayeron ciertos “analistas” de izquierda presagiando que esta crisis era “el fin del sistema capitalista” dice mucho de la falta de cuadros intelectuales serios, objetivos y verdaderamente creativos en la izquierda –así como en la derecha por cierto-). Obama tratará de inocular un “shock de confianza” para que el sistema capitalista vuelva a funcionar normalmente.
¿Va a ver cambios en Norteamérica? Sí, pero no se crea al extremo de llegar a ser “revolucionarios” o radicales, más bien serán reformas que tonifiquen el sistema capitalista.
Una saludable combinación de políticas públicas y privadas, algo que el actual gobierno peruano está descuidando con un ministro de economía que solo va al “recetario” del FMI ante una situación incierta.

***

La designación como primer ministro de Yehude Simon también generó ilusiones excesivas en cierta prensa local. La derecha fue torpe al criticar su “pasado terrorista”. Pudo ser y de hecho estuvo comprometido muy directamente con el MRTA, fue parte de su pasado de izquierdista radical, pero todos cambiamos y la cárcel sufrida en los noventa fue una amarga escuela de aprendizaje para Yehude que esos caminos estaban vedados y no conducían a ninguna parte (así como para AGP el destierro en los noventa fue su escuela de cambio, de allí la simpatía entre ambos). También espero le vaya bien; pero, como dice el dicho una golondrina no hace el verano, y a raíz de lo que está emergiendo por los “petroaudios”, existen muchos indicios que la corrupción está bien enquistada en el aparato del estado y que al parecer la mafia mexicana ha estado detrás de todo, siendo “el lobista” Rómulo León apenas la llave que abría las puertas para los negociados en el poder, “el hombre de los contactos” con la cúpula aprista (medio gabinete aprista pasó por la suite de Fortunato Canaán).
Así las cosas, más que seguro que el “aggiornamento” de la designación de Yehude Simon haya sido apenas un “engaña muchachos” para simular que existe un “cambio responsable” y pasado todo el escándalo sea descartado, si es que no renuncia antes.

Unas palabras finales de reconocimiento a cierta prensa nacional que se jugó por entero en la difusión de los “petroaudios”. A Augusto Alvarez Rodrich que arriesgó su cargo de director en la difusión de los audios desde la primera hora y que por ello se le retiró la confianza de la dirección del diario Perú 21 por la nueva dirección del grupo El Comercio, “renunciándolo”, dizque porque la difusión de los audios atentaba contra “la gobernabilidad”. Igual suerte corrió Fernando Ampuero, jefe de la unidad de investigación de El Comercio, junto al periodista Pablo O’Brien que tenía a su cargo la información. Si así están las cosas en el decano de la prensa nacional (cuyo acercamiento con el gobierno es bastante evidente) que se puede esperar de un periodismo realmente independiente cuando los intereses económicos de grupos como El Comercio (leáse avisaje del estado, negociados y granjerías) está por encima de la búsqueda de la independencia y veracidad periodística. Mismo “periódico chicha” de cincuenta céntimos en la época de Fujimori. Triste y lamentable.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Tuesday, November 11, 2008

SE PROPONE DESMITIFICAR CUENTOS DE HADAS

En un reciente congreso de la Sociedad Europea de Cuentos de Hadas, un ponente, Wilhelm Solms, propuso desmitificar los finales felices de los cuentos de hadas, por poco realistas. No, no es broma.

A primera vista la propuesta puede chocar, total, el género humano también vive de fantasías y el “vivieron felices por siempre” como que otorga un consuelo frente a las miserias, desdichas y mezquindades de la vida humana. Un sustituto efectivo de ese bálsamo contra las frustraciones de la vida diaria lo constituyen las telenovelas, género vilipendiado por cierta intelectualidad como “alienante”, pero cuya sintonía es alta no solo en América Latina, sino también en Europa y Estados Unidos.

Pero, ello no quita que la propuesta del prominente germanista (alemán tenía que ser) tenga algo de razón en el sentido de desmitificar la ideología que se ha tejido en torno al tema del amor, con ideas que no tienen sustento en la vida cotidiana y que han causado tantos quebraderos de cabeza y de corazones rotos en todas partes del mundo.

El primer mito es “el vivieron felices para siempre”. Quienes tengan algo de experiencia en las cosas del amor sabrán que tarde o temprano el amor se acaba, que sufre crisis a veces insuperables, y más que un fin, es un proceso, un devenir, que debe estar en constante movimiento y alimentación a fin que no muera o se deteriore. Amor que se estanca, amor que muere.

Otro mito es el encontrar la pareja de tus sueños, la ansiada “media naranja”, nuestro amor a primera vista, incluso cuando el ser amado está con los ojos bien cerrados (las ventanas del alma) como la Bella Durmiente, lo que se aplica también a los amores por internet que son bastante frecuentes entre los jóvenes (y en los no tan jóvenes). Se tiene la ilusión de haber encontrado al hombre o a la mujer ideal por haber “chateado” varios días o semanas seguidas, e incluso haber tenido “sexo virtual” a través de la cámara web. Falso de toda falsedad. La relación de pareja se construye en el día a día. Todavía no ha podido ser sustituido el trato regular y frecuente “en el mundo real”. Como dice el viejo adagio “una cosa es con guitarra y otra con cajón” y mientras usted no toque, huela y sienta a su pareja, difícilmente la conocerá, más allá de las acarameladas frases del chat.

Igual sucede con los intereses en común de la pareja vistos en un proyecto a construir a futuro. O, en otras palabras, de ver la relación como una sociedad a largo plazo. Nuestros abuelos no estaban del todo equivocados cuando consideraban el matrimonio como un contrato con obligaciones y derechos, donde incluso quedaban estipulados unos y otros en un documento, por escrito, para que no se olviden las partes, y si es necesario, con la solemnidad de la protocolización notarial. Muchas parejas se casan idealizando la relación, pensando que “el solo amor” ayudará a sacar adelante el matrimonio o la convivencia. Igualmente falso.
Sin llegar a tanto formalismo, el considerar al matrimonio como un conjunto de derechos y obligaciones en la construcción de un proyecto a largo plazo, es tan cierto como puede suceder al momento de constituir un grupo de personas una sociedad anónima, con la diferencia que el contrato matrimonial es una confluencia de intereses patrimoniales y extra-patrimoniales de todo tipo, incluyendo hasta los sicológicos; así que si está pensando en formalizar alguna relación vaya preparando su contratito con todos los aspectos necesarios, no solo el económico, que es muy importante por cierto, sino también el sexual, no lo vayan a sorprender después con frases tan manidas como “amor, hoy no que tengo dolor de cabeza” o la típica “hoy me tocó la regla querido”.

Otro mito es que el amor encontrado en una pareja es el solucionador de todos nuestros problemas personales y nos hará vivir “felices para siempre”. Falso. Esto sucede cuando una de las dos partes (o a veces las dos) cree que el matrimonio o la unión con otra persona (para el caso no importa si de igual o de distinto sexo) será la gran solución a nuestros problemas o carencias. Solms se refiere al caso en que la heroína espera pasivamente que su “príncipe azul” venga a rescatarla, sin que ella haga nada. Esa actitud pasiva, esperando que otra persona nos solucione nuestros problemas provoca un gran daño, tanto a quien espera la solución como a la otra parte. Los problemas se solucionan por uno mismo, no por terceros.

Otro mito erróneo es la valoración excesiva del aspecto físico, hecho que se da tanto en los hombres como en las mujeres. Asociar la belleza física a la belleza del alma es un error bastante frecuente que nos viene del mundo griego y que se trasmitió a los cuentos de hadas. Todos, tanto el príncipe como la princesa, son Adonis o Venus perfectos. Falso también. Si buscan una pareja, fíjense más como es por dentro, cuáles son sus valores (si es que los tiene), sus ideas, sus creencias (y también su cabeza, no le vaya a tocar un o una sicópata, que ahora las enfermedades sicosomáticas están a la orden del día).
Por cierto, y esto va para los hombres sobretodo, no crean que “un monumento de mujer” es sinónimo de fogosidad en la cama. Muchas veces son bastante frías e indiferentes en “el ring de las cuatro perillas”; mientras que una chica, quizás no tan agraciada por fuera, demuestra un ardor y reciprocidad en el lecho que te deja no solo satisfecho sino hasta exhausto. No busque tanto caviar, consuma papa, el Perú la produce.

Y no menos importante es que no existe el príncipe ni la princesa azul. No existe “la media naranja perfecta” en alguna parte del mundo. Ese es un gran cuento chino que nos vendieron los cuentos de hadas. Lo que existe es una afinidad, mayor o menor, entre las personas. Muchas veces nos hemos dado cuenta que con ciertas personas somos más afines que con otras, y si el momento y las condiciones son las indicadas se produce “el clic”, pueden comenzar una relación sentimental, que demorará en consolidarse, que será una aventura azarosa, sin “certificados de garantía” que acrediten un final feliz, donde cada parte tiene su propio “tempo” y donde no vale apresurarse o “quemar etapas”. Ni el príncipe ni la princesa azul existen.

Ya no hablemos de la rutina que mata al amor tan rápido y es igual de letal como la infidelidad, o de la falta de preparación para los menesteres de parejas que el común de los mortales carece (debería existir una “escuela de parejas”, así como una “escuela de padres”, son dos hechos importantes de la vida para los que el ser humano no se encuentra preparado).

En fin, la relación de pareja es una aventura en la que pocos están preparados, por lo que los más naufragan, algunos empezando el viaje, otros en alta mar por alguna tempestad o a veces un pequeño vientecillo. Por ello, no se encuentra tan descaminada la propuesta del ilustre crítico de los cuentos de hadas. La realidad, la áspera y difícil vida diaria lo confirman.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Tuesday, November 04, 2008

ORGASMO POR LEY

Cuando estaban en las deliberaciones de la recientemente aprobada nueva constitución ecuatoriana, una legisladora del partido de gobierno propuso incluir en la carta magna el derecho de las mujeres “a la felicidad sexual”. Como se dijo por ahí, siguiendo la misma lógica los hombres tendrían allanado el camino a fin de exigir el derecho “a un buen polvo”, considerando que hombres y mujeres se encuentran en igualdad jurídica.

Claro que la propuesta no prosperó; pero, más allá de la anécdota o del folclorismo que se vive en las repúblicas “refundacionales”, con inclusión de derechos absurdos, cabe preguntarse si no estamos viviendo una etapa de “derechomanía” como hace un tiempo se preguntó Richard Webb, es decir una exageración o exceso en la tipificación de derechos, haciendo que estos pierdan su real significado.

Si comenzamos a positivizar en ley derecho por derecho, la lista sería infinita. Así, de tratarse, por ejemplo, de los derechos del niño tendríamos por citar algunos: el derecho al vaso de leche, a dormir sobre una cama confortable, a tener ropa adecuada a la estación (que ahora los chicos piden “ropa de marca”), a ingerir cuatro comidas diarias, a hacer la siesta, etc., etc., etc. Si hablamos de la mujer, del anciano o del propio hombre (como género) tendríamos interminables listas con derechos por numerar; siendo lo más sensato circunscribirnos a ciertos derechos básicos, sabiendo que de estos se desprenden otros, y que cualquier aspecto o hecho que emane de la dignidad humana obviamente es un derecho y lo que atente contra la misma una lesión.

Lo que sucede es que vivimos una “leguleyitis” aguda y suponemos que si una norma positiva (una ley) no recoge el derecho, este no existe en la realidad, por consiguiente, se trata de positivizar la mayor cantidad de derechos y sobretodo incluirlos en la constitución política, buscando su “reconocimiento” en “la ley de leyes”, produciéndose así un espejismo: se cree que consagrado el derecho en la carta política, este ya existe en la realidad, cuando en los hechos sucede que apenas sea letra muerta, un saludo lírico a la bandera. Es lo que ocurrió en el caso de esta legisladora ecuatoriana, y lo que ocurre en otras partes del mundo, pero principalmente en los países que creen que una norma legal (incluyendo la constitución) puede cambiar la vida real.

Pero, este “manoseo” de los derechos humanos no ha sido óbice para que, por ejemplo, en los derechos del niño, sean letra muerta en realidades como la latinoamericana, o, si nos vamos al otro extremo, que en la protección por alimentos, si el hijo estudia, tenga derecho a que su padre “lo alimente” hasta cerca de los treinta años de edad¡¡¡, valga decir, le pague sus estudios hasta dicha edad, con lo cual tenemos jóvenes que retardan su paso a la adultez y la independencia necesaria, al no tener responsabilidades; obviamente, de tener la suerte de contar con padres pudientes que puedan sufragar su educación, que no siempre es el caso ni son los más. Bromeando con mis alumnos decía que a este paso ya no va a convenir tener hijos, de repente a algún legislador, como a la congresista ecuatoriana del “orgasmo por ley”, se le ocurre subir hasta los cincuenta años la edad para recibir alimentos y encima “lo elevan” a precepto constitucional, teniendo que mantener a mi hijo hasta cuando esté jubilado, viniendo al asilo a reclamarme “su derecho” para que pague la mensualidad de su quinta maestría o tercer doctorado.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es