Tuesday, February 23, 2021

ME VACUNO PORQUE PUEDO

 

Por: Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107

 

El escándalo de las vacunas contra el covid no es exclusivo de Perú. Se ha producido en Argentina y también en Chile. Es posible que otros países registren escándalos similares. La diferencia es que en ninguno de los otros el presidente de la República accedió irregularmente primero a una vacuna. Por lo general han sido funcionarios de nivel alto y medio, pero no el presidente como sucedió entre nosotros.

 

Existe un abuso de la posición de poder del vacunado para acceder a algo que no le corresponde. Por lo general alguien que tiene poder o influencias. Y por el lado del vacunador una tentación a obtener un beneficio ahora o en el futuro a cambio de la vacuna que aplica. Por ejemplo, si eres médico, de repente el presidente en agradecimiento por la vacuna aplicada hasta te puede llamar en el futuro para ocupar el Ministerio de Salud. Como que seguimos mentalmente siendo Colonia y la ciudadanía solo es un poco de tinta y papel.

 

El vacunador ha ejercido un poder indiscriminado. Ha vacunado a lobistas que lo pueden ayudar en su carrera, a rectores y vicerrectores de universidades o a mĂ©dicos de exclusivas clĂ­nicas particulares en un evidente quid pro quo. Quizás el vacunador no haya cobrado por las vacunas, pero las daba con un interĂ©s a futuro que la persona vacunada deberĂ­a “agradecer”, más si tiene un cargo importante o influencias de por medio. Una vacuna que te salva la vida en plena pandemia es más preciada que todo el oro del mundo, no importa si los demás se mueren. La metáfora del Titanic es bastante clara: se salvan solo los que pueden, como sucediĂł cuando se hundiĂł el cĂ©lebre trasatlántico.

 

Y en este affaire está tambiĂ©n el fabricante de las vacunas. Eso de traer un lote extra de vacunas “de cortesĂ­a” sonaba a alagar al funcionario que debe aprobar la compra. PruĂ©bele gratis usted y su familia y verá que son buenas. Quizás ahora se entienden los obstáculos que en el gobierno de Vizcarra se ponĂ­a a la compra de las vacunas de otras marcas que no fuera Sinopharm y la dilaciĂłn que significaron las negociaciones. No era tanto la usual paquidermia del estado o el temor usual de los funcionarios pĂşblicos a firmar un contrato, sino la “comisiĂłn” y cĂłmo deberĂ­a ser repartida.

 

Posiblemente aparezcan luego más nombres que los 500 que se vacunaron irregularmente. Sigan la pista a las vacunas que recibió la Embajada China. El número de dosis excede a la cantidad de funcionarios que tiene y no alcanzaría para todos los ciudadanos chinos residentes en Perú. Es posible que usando el softpower se quieran congraciar con empresarios con los que hacer negocios siempre es rentable o políticos que faciliten las relaciones económicas con China. Todo acuerdo es mejor si hay vacuna de por medio.

 

El que irregularmente se haya vacunado el presidente y altos funcionarios no es tan dramático como la muerte diaria de muchos connacionales que no recibieron a tiempo la vacuna. Aquellos que no tuvieron el poder o la influencia de acceder a una. La miseria humana siempre se expone en los peores momentos y es donde impera el instinto de sobrevivencia o el lucrar con la desgracia ajena antes que los valores éticos y la ley.

 

Esperemos que cuando pase la situaciĂłn crĂ­tica de salvar vidas se nombre una ComisiĂłn neutral que vea todas las irregularidades que se cometieron durante la pandemia por parte de quienes gobernaron para lucrar con la muerte de peruanos. Esperemos no quede en letra muerta y las sanciones sean ejemplares. Esperemos.

 

Sunday, February 07, 2021

LA GUERRA COMO BOTĂŤN. KELLY'S HEROES

 

Por: Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107

 

Generalmente la guerra y por extensiĂłn el gĂ©nero bĂ©lico en el cine ha servido como justificaciĂłn de la heroicidad y entrega desinteresada de quienes participan. Desde la formaciĂłn de los estados-naciĂłn europeos, la defensa del territorio pasa a ser una extensiĂłn de la defensa del hogar. Existe una fuerte justificaciĂłn ideolĂłgica para luchar en el frente de batalla: la agresiĂłn de vecinos ambiciosos que buscan apropiarse de lo nuestro, una “raza inferior” que sabotea a una raza noble y predestinada, un vecino que quiere imponer su credo y modo de vida. No falta justificaciĂłn divina ni terrena para iniciar una guerra. Dios está del lado de los justos y por tanto son instrumentos de una fuerza extrahumana que permite incluso el genocidio para restablecer el bien. Siempre se podrá encontrar un justificativo, algunos mejor elaborados, para declarar o continuar una guerra.

 

Del héroe en guerra no se espera menos. Debe entregar su vida de ser necesario. La patria está primero. El panteón de los héroes nacionales está constituido por aquellos que ofrendaron su vida en el cumplimiento del deber. Generalmente los héroes son jóvenes. Son los más propensos a entregar su vida por una causa o un ideal. El héroe glorificado se convierte en símbolo de la ofrenda a la patria, ensalzado incluso por aquellos que son más viles e interesados y lo usan de pretexto para sus latrocinios. Contrario sensu, acá entra a tallar la célebre frase de Samuel Johnson El patriotismo es el último refugio de los canallas.

 

El género bélico generalmente ha rescatado estos valores excelsos y en las pantallas se ha retratado a héroes inmortalizados y también a los anónimos que fielmente han seguido este código de honor.

 

Las cosas cambian cuando la sensibilidad nacional va variando de un velado a un franco cuestionamiento a la guerra y al comportamiento heroico, lo que se produjo, por ejemplo, durante la guerra de Vietnam, cuando los justificantes del “peligro comunista” no convencieron para continuar con la intervenciĂłn norteamericana. Ese cambio de sensibilidad se refleja en filmes satĂ­ricos de la guerra como M.A.S.H. de Robert Altman, uno de los más emblemáticos de aquellos años. Otro, menos conocido, es Kelly's heroes del mismo año de estreno que M.A.S.H, 1970.

 

Conocida en español como Los violentos de Kelly o El botín de los valientes, estamos en los meses posteriores al desembarco en Normandía de las tropas aliadas. En territorio francés los norteamericanos se baten contra las tropas nazis que se encuentran en retirada. En una de esas incursiones, Kelly (interpretado por Clint Eastwood) encuentra a un oficial nazi de inteligencia que le revela el lugar donde la alta oficialidad tiene escondido oro en lingotes.

 

Hasta donde se conoce, la historia tiene una base cierta que se mantuvo en secreto por largos años por el servicio de inteligencia norteamericano: un grupo de soldados del ejército aliado en connivencia con oficiales nazis saquearon las reservas en oro de un banco alemán.

 

Al momento que se elaboró el guion no se tenía plena certeza de lo sucedido, salvo un suelto periodístico, así que tuvo que ser ficcionalizado íntegramente. La historia verdadera del saqueo de las reservas recién se reveló a finales del siglo XX.

 

Pero lo interesante es el tratamiento y la puesta en escena satírica. Revelado el secreto del oro nazi oculto en un banco francés, Kelly decide armar un equipo para sustraerlo.

Ni a Ă©l ni al equipo los mueve el patriotismo y el querer ser hĂ©roes sirviendo a la patria.  Los mueve el afán de lucro como lo describĂ­a Adam Smith. Si bien son parte del ejĂ©rcito norteamericano, conforman una empresa que como tal busca utilidades de su emprendimiento. Sorteando peligros se convierten en una suerte de conquistadores del viejo mundo.

 

Su tipo es el del antihĂ©roe. Kelly, el personaje principal, ha sido degrado luego que lo culpabilizan los altos mandos de un bombardeo equivocado. Le hacen pagar “los platos rotos”. Los sobrenombres de los integrantes del equipo dicen mucho como Timador (Crapgame). Hay un guiño al movimiento hippie en el personaje de Donald Sutherland (Oddball, Bicho raro), un precursor del peace and love que vendrĂ­a veinte años despuĂ©s. El general Colt (como los revĂłlveres) es el tĂ­pico militar chauvinista y que cree encontrar hĂ©roes donde no los hay. Mientras Ă©l quiere guerra y acciĂłn, su plana mayor prefiere un cauto estarse quieto. Y dentro del ejĂ©rcito todo es un toma y daca, un mercado persa que lo mueve más el afán de ganancia que el patriotismo.

 

Como muchos han resaltado, en una de las escenas finales, la del “duelo” con el tanque Panzer, hay un guiño al film El bueno, el malo y el feo, donde Clint Eastwood habĂ­a actuado hacĂ­a pocos años atrás (y lo habĂ­a catapultado a la fama en su propio paĂ­s). Pero en consonancia con la sátira del filme, todo se resuelve con un “arreglo” con los soldados del tanque alemán: un porcentaje del oro a cambio de abrir un boquete en la puerta de entrada del banco.

 

A pesar de algunas críticas, la película tuvo una buena recepción en su momento. Sabemos por los actores que algunas escenas fueron eliminadas del montaje final y que explican la decepción de Kelly y en general de la guerra que se libra en un territorio distinto a su patria de origen, muy en tono con las críticas que tenía la guerra de Vietnam en aquellos ahora remotos tiempos. Al final de cuentas, la guerra más allá de las justificaciones ideológicas o chauvinistas, es un botín.