Friday, July 20, 2012

LAS INSTITUCIONES EN DEMOCRACIA, LOS REVOCADORES DE SUSANA VILLARAN, EL RENIEC O DE COMO “LA CHACRA” YA NO LA MANEJA UNICAMENTE LA DERECHA

Debo precisar que no soy simpatizante ni de los revocadores ni de la revocatoria contra Susana Villarán (para mayores señas se encuentra mi artículo en este blog “Sobre la revocatoria: el caso Susana Villarán”). Es más, en el caso se hubiese producido el proceso de revocatoria, hubiera votado en contra, no porque crea que doña Susana es una “excelente alcaldesa” (ni remotamente), sino porque los perjuicios para la ciudad serían peores que la revocatoria misma, la que no es “muy santa” ni prístina que digamos y tiene a más de un lobo disfrazado de demócrata. Pero, vayamos al proceso y al trágico sino de los revocadores impuesto por el Reniec.

En un sistema democrático idóneo, las instituciones deben ser no solo eficientes y al servicio del ciudadano, sino imparciales, lejos de todo interés partidario o de los poderes fácticos. Lo contrario, es lo que usualmente se conoce como el manejar la cosa pública al estilo de “una chacra”. Es decir, convertir la institución en una parcela donde los funcionarios hacen y deshacen a su libre arbitrio e intereses particulares o partidarios. Es utilizar los organismos del estado para fines propios, de beneficio personal, para favorecer a terceros o, peor aún, como instrumento de venganza o de “contención” política (v. gr.: la famosa megacomisión de los colegios emblemáticos).

Claro que llegar a ese nivel de imparcialidad y eficiencia administrativa requiere tiempo, especialización y mucha voluntad y consenso político, de lo cual nosotros estamos bastante lejos. Pero hacia eso debemos ir.

Por ello lo sucedido a los revocadores y sus planillones en la Reniec linda con lo kafkiano: el propio órgano electoral señaló mediante un documento que tenían plazo hasta el 6 de Julio para presentar las firmas que faltaban (a fin que el proceso de revocatoria se diera el próximo año), pero –siguiendo al órgano electoral- declara que cometió “un error de digitación” y que, oh sorpresa, no era el 6 sino el 5 de Julio la fecha máxima de presentación, por lo que los planillones entregados carecen de valor y todo vuelve a “fojas cero”.

El incidente me hizo recordar esas leguleyadas que uno ve con frecuencia en el Poder Judicial, donde para ciertos jueces la noche puede ser mañana y la mañana noche, y todo lo contrario (todo depende “del mejor postor”). Solo que esta vez los protagonistas no fueron jueces venales, sino funcionarios del Reniec muy cercanos y simpatizantes de la alcaldesa de Lima y a Fuerza Social. En otras palabras, en el incidente fueron juez y parte. Como que la cosa no fue muy imparcial.

Curiosamente, a pesar de ser gente de izquierda y “progresista” la que se encuentra en medio de este desaguisado, comete los mismos vicios que los otros, los de derecha “bruta y achorada”. Los extremos se juntan y los viejos vicios de nuestra cultura se repiten solo que cambiando de actores, sean de izquierda o de derecha.

Esperemos se corrija el entuerto, no por el bien de los revocadores (estos con el dinero que manejan fácilmente el próximo año consiguen de nuevo las firmas), sino de la institucionalidad democrática. Si persiste “el error” y los revocadores por joder acuden a todas las instancias administrativas y judiciales internas y luego las de fuera, la que se va a resentir es la escasa fragilidad institucional que manejamos. Se vería que “la chacra” ya no la maneja únicamente la derecha, sino también la izquierda, la que ha tenido un rápido “expertise” en estos menjunjes institucionales.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Friday, July 13, 2012

EL PRI REGRESA AL PODER

Existe un viejo dicho que en política no hay muertos. En cierta forma se cumple con el regreso del Partido Revolucionario Institucional a la presidencia de México.

Si bien el PRI no estuvo del todo apartado del poder, dado que conservó en estos doce años varias gobernaciones, municipios y representantes en los congresos estatales y el federal, el hecho está más bien relacionado con el regreso al sillón presidencial, el cargo más ostentoso e importante en México, lo que ha causado inquietud por sus viejas prácticas y mañas adquiridas en setenta años ininterrumpidos de ejercicio cuasi solitario del poder.

En principio habría que preguntarse por qué regresó luego de doce años “de andar en el desierto”.

Por lo general el regreso de viejas figuras o viejos partidos obedece al desgaste del partido en el poder y que las nuevas opciones no convencen del todo.

El desgaste del partido en el gobierno, el PAN, luego de doce años en la presidencia, tiene como causa principal la violencia que ha traído la guerra contra el narcotráfico con 60,000 muertos (casi la misma cantidad “oficial” de muertos que tuvimos nosotros en la época más dura del terrorismo), así como el aumento en la brecha entre pobres y ricos lo que a su vez origina desigualdad social. En otras palabras, en la estrategia de “guerra interna” los costos son muy altos y los resultados casi nulos; mientras que con las recetas de “libre mercado” las diferencias sociales se han agudizado.

Matices más, matices menos, el fracaso del PAN obedece a esos dos factores. Existen otros como la corrupción eterna en México o la abierta declaración del ex presidente panista Vicente Fox a favor de Enrique Peña Nieto, el candidato opositor a su agrupación política; pero principalmente los dos factores antes señalados fueron decisivos para que la diosa Fortuna diera la espalda al partido que arrebató al PRI la presidencia en el año 2000. Aparte de ello, en México la solidez institucional de los partidos políticos es superior a la peruana, donde agonizan en una muerte lenta o a plazos.

Podemos decir que en la designación de Peña Nieto, y más allá de “la compra de votos” denunciada por el segundo en discordia, López Obrador, se aplicó el viejo adagio “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Aunque el retorno a la presidencia supondrá el temor inconciente del retorno de estos malos hábitos y una presumible nueva eternización en el poder.

Personalmente no lo creo. Las circunstancias y condiciones que rodean el triunfo de Peña son otras. Enrique Peña gana con un discurso ambiguo y amplio más una imagen carismática. Fue “un lavado de cara” del PRI, algo similar –salvando las distancias- a la que ocurrió con la candidatura de Alan García para la presidencia en 1985: discurso amplio e inclusivo, promesas electorales genéricas, candidato carismático y toques efectistas de publicidad, respaldado por un sólido partido y los medios de comunicación.

El candidato era idóneo para este “reencauche político”. Otra cosa distinta es el ejercicio de la presidencia en México, casi siempre marcada por signos autoritarios (el presidente elegía a su sucesor más o menos a la usanza romana, era el conocido “tapado”). Sobre lo que sucederá solo caben conjeturas, pero lo más probable es una continuación “en piloto automático” de las políticas de su antecesor, quizás con algunos cambios de estilo, pero sin alterar la esencia. Igual en el modelo de mercado, de repente hasta se atreva a privatizar o por lo menos invitar a capitales privados en coparticipación a fin de modernizar la todopoderosa PEMEX; claro, si cuenta con el respaldo de su partido y los sindicatos. En la lucha contra el narcotráfico, continuará con la política represiva o quizás baje la intensidad, si es cierto que muchos de sus compañeros priistas están metidos en profundas alianzas con narcos locales. De la corrupción ni que se diga, ese es un mal endémico de la sociedad y el estado mexicano. “La mordida” es el ejercicio nacional.

En fin, quizás no será mucho lo que cambie, para bien o para mal, y de repente de acá a seis años vuelva a abandonar el poder el viejo partido institucional. Por lo menos eso se espera para que el relevo oxigene el sistema democrático.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Friday, July 06, 2012

PROFETAS DEL ODIO

La reciente irrupción violenta de miembros del Movadef (partido de fachada de Sendero Luminoso) en la presentación del libro “Profetas del odio” del sociólogo Gonzalo Portocarrero a fin de “polemizar” con el autor del texto dice mucho de los escasos modales democráticos de las huestes de Abimael Guzmán y que las viejas prácticas autoritarias siguen vigentes en Sendero.

La estrategia fue similar a la usada en la época de la “guerra popular”: irrumpir bruscamente en un lugar donde no han sido invitados a fin de lanzar arengas a favor del partido o –en ese entonces- del “presidente Gonzalo”.

No se trató de polemizar con el autor del libro usando argumentos, que hubiese sido lo razonable y “democrático”, sino de utilizar la presentación como espacio de propaganda partidaria. La estrategia es muy usual en los partidos totalitarios, sea el nazismo, el fascismo, el comunismo o sus derivaciones contemporáneas. No se trata de buscar razones que se opongan a otras razones distintas, sino de “imponer” a la fuerza el punto de vista.

No creo que con esa estrategia busquen una “inclusión democrática”. Habría que ser poco perspicaz para suponer que esas prácticas autoritarias van a ganar adeptos en los sectores democráticos mayoritarios que les permita salir del entrampamiento ideológico y político en que se encuentran.

Da la impresión que más bien buscan “consolidar el gueto” o “el frente interno” y ganar a la causa jóvenes con tendencias radicales y que crean a pie juntillas en “la guerra popular” iniciada en 1980. Gestos así tienden a unir a los “verdaderos partidarios”, como en el pasado el martirologio unió a los primeros cristianos e hizo crecer su número, o en el APRA auroral cuando la persecución a sus líderes y seguidores unió más al pueblo aprista en torno a la figura de Víctor Raúl.

Unir en torno al partido y al “presidente Gonzalo” a aquellos creyentes fervientes a pie juntillas en las acciones terroristas como expresión de la “guerra interna” a fin de liberar al país del oprobio de las taras coloniales y conducirlo al socialismo bajo “el sendero luminoso de José Carlos Mariátegui” (con el perdón de José Carlos Mariátegui).

Como apunta Gonzalo Portocarrero, el odio y la violencia fueron consustanciales al senderismo. Quizás al inicio tuvieron un fin altruista, cuando muchos jóvenes con ideales entregaron sus vidas entre 1980-1992 por un Perú más justo y equitativo, pero al final la violencia los devoró y de ser un instrumento pasó a ser un fin en si misma. Sucede cuando la violencia y el odio se salen de los cauces de control como en Camboya con Pol Pot o en la cruenta guerra étnica en la antigua Yugoslavia. Al final se elimina a todo aquel considerado distinto y por lo tanto “enemigo”: sea distinto por ideas, creencias religiosas, raza, etnia, color de piel, género, forma de vida o clase social.

No fue tan descabellada la incursión senderista de aquella noche de la presentación del libro de Portocarrero, ni tampoco fue propaganda inútil. Quizás en estos momentos algún joven con inquietudes de justicia social y hastiado de la política criolla, haya sido motivado a abrazar el “sendero luminoso” trazado por un grupo de fanáticos a la cabeza de un “presidente” que purga penitenciaría en la base naval del Callao.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es