Eduardo Jiménez J.
ejimenez2107@gmail.com
@ejj2107
Existe una voluntad de parte de la izquierda de desmarcarse de Castillo, ahora que está sepultado en denuncias de coimas y encubrimientos, y de la ineptitud y mediocridad en la gestiĂłn. Decir ahora que Castillo “no es de izquierda”, cuando fue apoyado por la misma, es como negar la luz del sol.
Usualmente el argumento negacionista estriba en que las polĂticas de gobierno de Castillo “no son de izquierda”, es decir no hay una agenda ambientalista, pro derechos de las minorĂas sexuales o de multiculturalidad. Los argumentos corresponden a las agendas que la izquierda posmoderna ha tenido en el continente. Esta izquierda ha salido bastante golpeada en la repartija del poder con Castillo.
Pero hay otra agenda que tambiĂ©n tiene la izquierda post Hugo Chávez: la convocatoria a una asamblea constituyente, la reelecciĂłn indefinida del presidente, lo plurinacional como medio para destruir al “estado-naciĂłn burguĂ©s”, la proliferaciĂłn de empresas pĂşblicas o el clientelismo estatal que concede prebendas. Esa izquierda, aunque golpeada, está vivita y coleando.
Esta izquierda que gobierna es más conservadora si se quiere. HomofĂłbica, misĂłgina y poco proclive a los derechos a favor de las minorĂas sexuales. No son casuales las votaciones en temas como la educaciĂłn sexual o los polĂ©micos temas de gĂ©nero que la izquierda pro gobierno vote junto a la derecha más tradicional. Y en cuanto a la institucionalidad democrática, como dijo uno de sus preclaros representantes, “es una pelotudez”.
Y el tema de la asamblea constituyente fue lanzado por el propio presidente desde un inicio. Y lo sigue haciendo en sus giras en provincias. El mito fundacional, tan caro a la izquierda, se encuentra bien presente en el gobierno de Castillo y sus seguidores.
Igual sucede con el tema de las empresas pĂşblicas, sino vean los proyectos de ley que PerĂş Libre ha presentado en el Congreso. O la concesiĂłn exclusiva del lote 192 de petrĂłleo a favor de PetroperĂş. Regresamos al estado empresario. Ello permite clientelaje a favor del partido de gobierno, contratos de obras y servicios a “los amigos del rĂ©gimen”, y corrupciĂłn en la sobrevaloraciĂłn de obras y venta de puestos pĂşblicos.
Y no menos importante, lo plurinacional como forma de organizaciĂłn polĂtica. Modelo tributario de la Bolivia de Evo y que estaba en el proyecto de constituciĂłn polĂtica rechazado en Chile. Mini estados con poder para hacer y deshacer a su libre arbitrio. Allá gente sensata se dio cuenta que ello significaba el fin del estado-naciĂłn tal como lo conocemos y el surgimiento de mini repĂşblicas bastante debilitadas.
El desgobierno y aparente ineptitud del rĂ©gimen parece deliberado en muchos casos. Un poco traerse abajo la institucionalidad del “orden burguĂ©s” y la poca organizaciĂłn que todavĂa queda en el estado. Es una labor de demoliciĂłn desde dentro.
Y no solo está el origen polĂtico del presidente, muy cercano a los sectores filosenderistas, asĂ como de otros personajes allegados al gobierno, si no las reacciones ante hechos que son de trascendencia pĂşblica y que son simbĂłlicos de la ideologĂa dominante en el gobierno: 1) la reacciĂłn del gobierno ante el fallecimiento de Abimael Guzmán. No sabĂan quĂ© hacer con los restos. Si darle una sepultura pĂşblica, con seguidores incluidos, entregárselo a la viuda o enterrarlo anĂłnimamente. Fueron varios dĂas de incertidumbre en el castillismo. 2) La exclusiĂłn del GEIN y de la unidad ChavĂn de Huántar del desfile de fiestas patrias, hecho anecdĂłtico pero que reflejĂł molestias en un sector del gobierno contra las instituciones que acabaron con Sendero Luminoso y rescataron a los rehenes del MRTA. En polĂtica los gestos tambiĂ©n cuentan.
Es algo que cierta izquierda jamás le perdonĂł al “estado burguĂ©s”. Gran parte de la izquierda en los 80 demostrĂł una ambivalencia con respecto a Sendero Luminoso o el MRTA. Eran los “primos descarriados”, hasta que los primos comenzaron a asesinar a dirigentes de la propia izquierda. En esa Ă©poca muy poca gente de izquierda marcĂł lĂmites claros frente al terrorismo.
De tener la fuerza necesaria hace rato habrĂamos entrado en un gobierno de dictadura de izquierda. Castillo no ha podido. TodavĂa.
PD: Este artĂculo lo escribĂ en Julio de este año. En pocos meses el deterioro de la crisis polĂtica es hoy mayor, asĂ como la confrontaciĂłn Ejecutivo-Congreso. Se habla de un cierre inminente del Congreso por parte de Castillo. De producirse, no creo Castillo tenga intenciones de convocar elecciones de inmediato, sino más bien darse maña de convocar la acariciada Asamblea Constituyente. Como a Fujimori, su “sueño” es gobernar sin Congreso o tener uno futuro sujeto a sus designios. Sabe que fuera del poder le espera la cárcel. Aunque no debe olvidar que todos los que cerraron el Congreso terminaron mal. Fujimori en la cárcel ya de por vida, Vizcarra inhabilitado polĂticamente. Suerte de “maldiciĂłn gitana”.