Eduardo
Jiménez J.
ejimenez2107@gmail.com
@ejj2107
El libro ConstituciĂłn y crecimiento
econĂłmico: PerĂş 1993-2021 * del Dr. Waldo Mendoza Bellido pretende
demostrar cĂłmo el capĂtulo econĂłmico de la constituciĂłn polĂtica de 1993 fue la
base del crecimiento económico que tuvimos por cerca de treinta años
(1993-2021), uno de los ciclos de crecimiento más extensos en nuestra historia
republicana. Parte de la hipótesis del efecto benéfico de la constitución
económica (CE) en el desempeño macroeconómico.
El
libro toca un tema poco tratado por la literatura jurĂdica local: los vasos
comunicantes entre Derecho y EconomĂa. Al no estar en islas separadas ni ser
quĂmicamente puras ninguna de las dos disciplinas, la influencia de una sobre
otra es evidente. La pregunta es si la influencia de la CE fue determinante
para el crecimiento económico de los años que vinieron luego.
Es
cierto que hasta 1990 los gobiernos sucesivos se habĂan mal acostumbrado a los
préstamos que les otorgaba el Banco Central de Reserva, lo cual avivaba la
inflaciĂłn por la cantidad de circulante monetario en la economĂa nacional. La
situaciĂłn se agravĂł en el primer gobierno de Alan GarcĂa (1985-1990) cuando el
ente emisor emitió tal cantidad de papel moneda que en cinco años tuvimos tres
unidades monetarias (el sol de oro, el inti y el inti millĂłn), ingresando al
reducido grupo de paĂses con hiperinflaciĂłn, parada en seco en 1990 con el
shock económico de Agosto de ese año.
Por
cierto, la indisciplina fiscal no era propia ni lo es sĂłlo del estado peruano.
Otros en la regiĂłn practicaron lo mismo, produciendo fenĂłmenos inflacionarios
parecidos al nuestro. Era parte de las polĂticas populistas de aquel entonces,
donde a falta de inversión nacional y de préstamos extranjeros, los gobiernos
echaron mano a la emisiĂłn monetaria de los bancos centrales, lo cual se
convirtió en una práctica rutinaria. Incluso en el caso de nosotros se echó
mano tambiĂ©n, vĂa prĂ©stamos, a los fondos previsionales que en esa Ă©poca
administraba el Seguro Social. Préstamos que por cierto nunca el estado peruano
pagó. Esa práctica, de usar como caja chica el fondo de pensiones de los
trabajadores, fue recurrente, tanto de gobiernos democráticos como
autoritarios. El quiebre del sistema pĂşblico de pensiones estaba anunciado.
Historia que no se cuenta o se cuenta a medias.
Mendoza
Bellido enfatiza que sin el capĂtulo econĂłmico en la constituciĂłn de 1993 no
habrĂa habido crecimiento econĂłmico. El Ă©nfasis gira en torno a que las normas
constitucionales son más difĂciles y complicadas de cambiar que una ley comĂşn. (Lo
cual, por cierto, no serĂa tan difĂcil para un gobierno que cuente con mayorĂa
en el Congreso, propia o “alquilada”, como la historia polĂtica ha demostrado).
Creo
que la respuesta se debe relativizar. Es cierto que gracias a los candados en
la CE se limitĂł el rol empresarial del estado en la economĂa, lo cual significaba
un enorme egreso del presupuesto pĂşblico. TambiĂ©n lo es que los artĂculos que
incentivaron el rol del sector privado, el respeto a los contratos o la
autonomĂa del Banco Central de Reserva fueron fundamentales.
Pero
todos esos artĂculos de la CE habrĂan sido letra muerta sin la decisiĂłn
polĂtica de ese entonces. Fue consenso polĂtico la decisiĂłn de otorgarle plena
autonomĂa al banco central. No se diga de la decisiĂłn polĂtica para atraer
inversiones extranjeras, las que llegan a mediados de los 90 cuando “ordenamos
la casa”.
A
las dos patitas del crecimiento econĂłmico (derecho y economĂa) hay que agregar
una tercera, la decisiĂłn polĂtica y el ambiente más o menos de consenso
generalizado que se respiraba en aquel entonces de privilegiar el rol del
sector privado en inversiĂłn y empleo, presencia mĂnima del estado, papel
preponderante del mercado en la oferta y demanda. Ese conjunto de ideas más o
menos compartidas por los actores polĂticos y econĂłmicos de aquel entonces
tuvieron gran impacto en el crecimiento que vino después.
Es
cierto que esas ideas recorrieron el mundo de los años 90 tanto por el llamado
Consenso de Washington como por el derrumbe de la URSS y el bloque socialista,
a tal punto que se aplicaron no solo en América Latina, sino en Europa oriental
que salĂa del “socialismo realmente existente”. China estaba aplicando esos
lineamientos algunos años atrás, dándole un buen resultado.
¿QuĂ©
queda de todo ello? Una sĂłlida estructura econĂłmica que ha soportado los
embates de la crisis financiera mundial de 2008, la pandemia de 2019, los
gobiernos populistas que hemos tenido y la inflaciĂłn mundial que comenzĂł el
2021 (en la regiĂłn el sol es la moneda que menos se devaluĂł).
Lo
que faltĂł fue las reformas de “segundo piso” más sociales e institucionales que
económicas. Mendoza Bellido lo reconoce, cuando señala que falta capacitación
del capital humano, lo que implica educaciĂłn moderna y de calidad.
Fujimori
en ese entonces, en la década del 90, no quiso ir más allá debido a que pensaba
ya en la re-reelecciĂłn y no querĂa restar votos con decisiones poco populares,
por lo que muchas reformas de segundo nivel quedaron encarpetadas.
Algo
quiso hacer Alan GarcĂa en su segundo mandato (2006-2011) con la creaciĂłn de
los colegios mayores para que estudiantes de sectores populares puedan acceder
a una educaciĂłn de calidad que solo la otorgan colegios caros de la capital.
Humala lo continuĂł con Beca 18 para estudios superiores, polĂticas que se han
mantenido en educaciĂłn. Ahora se habla de los llamados “vouchers educativos”
para que el estudiante elija en que colegio (pĂşblico o privado) quiere
estudiar.
Naturalmente
falta también una salud de calidad, a la que no pueden acceder los sectores
populares y mejores polĂticas de seguridad ciudadana.
Dado
que serĂa más difĂcil modificar la constituciĂłn polĂtica que una ley, Mendoza
Bellido recomienda incluir en la CE un “candado” referente a las leyes de
responsabilidad y trasparencia fiscal, obligaciĂłn que sea elevada a precepto
constitucional sin importar el sesgo ideolĂłgico, a fin de evitar los desmanes
populistas. RecomendaciĂłn interesante. Igual recomienda mantener el capĂtulo
económico incluyendo los polémicos contratos-ley. Si bien los contratos-ley fue
una instituciĂłn que se incluyĂł en la constituciĂłn vigente para atraer
inversiones otorgando seguridad jurĂdica, dejarlo no afecta en nada el manejo
econĂłmico y no sabemos si en un futuro podamos volver a utilizarlo. Nadie puede
predecir lo que sucederá en nuestro paĂs de acá a 20 o 30 años.
La
polĂ©mica en torno al capĂtulo econĂłmico de la constituciĂłn siempre ha girado en
torno a horizontes ideolĂłgicos. Los detractores han propuesto una mayor
intervenciĂłn del estado, sea como empresario -pese al nefasto papel que tuvo
como tal en los años 70 y 80 del siglo pasado- o como interventor y fijador de
precios, rol que también lo tuvo en el pasado con resultados poco auspiciosos.
Pero
hasta ahora los detractores no proponen una alternativa de la CE que sea pragmática,
con resultados verificables de experiencias que hayan traĂdo prosperidad en
otros paĂses. Los que se empecinan en el cambio de la CE no dan ejemplos respaldados
en data verificable de experiencias que hayan sido viables y exitosas en otras latitudes.
Por lo general sus propuestas giran en torno a más empresas públicas, control
de precios, “estatizaciĂłn” de los fondos de pensiones. Propuestas que han
tenido poco Ă©xito en paĂses que son referentes para los proponentes como Cuba,
Venezuela, Argentina, Nicaragua o Bolivia.
Deng
Xiaoping, en un Congreso del PC chino, dijo su cĂ©lebre frase “no importa de quĂ©
color sea el gato con tal que cace a los ratones”. Los que se empecinan en un
enfoque ideolĂłgico para el cambio de la CE deberĂan tomar en cuenta la
recomendaciĂłn del lĂder chino que sentĂł las bases del desarrollo en su paĂs y
de lo que es la China hoy.
Lo
cual nos lleva de nuevo a la mesa de tres patas, la econĂłmica, el derecho y las
polĂticas pĂşblicas llevadas a cabo por decisiĂłn polĂtica. Esa Ăşltima pata es la
que faltó en la mesa que armó en su interesante análisis Mendoza Bellido. Le
puso demasiado Ă©nfasis al derecho, el cual por si solo no es un agente de
cambio social. Pudimos haber tenido un articulado de la CE muy liberal pero sin
decisiĂłn polĂtica hubiera sido letra muerta.
Quizás
por una deformaciĂłn de oficio, Mendoza Bellido abusa de las ecuaciones
matemáticas y cifras estadĂsticas, lo cual presumiblemente alejarĂa el libro de
personas ajenas a la especialidad. No obstante, su libro es un buen intento
desde lo macroeconĂłmico de enlazar derecho y economĂa, pero ello no es
suficiente sin el tercer soporte: la decisiĂłn polĂtica y el consenso sobre
ciertas polĂticas pĂşblicas, lo cual sĂ se produjo en los años 90, pero que
ahora distamos años luz.
En
“el mundo real” derecho y economĂa no se encuentran separadas, algo que olvidan
los juristas, acostumbrados a los malabarismos mentales sin poner pie en la
realidad. No es suficiente perorar sobre la “naturaleza jurĂdica” de las
instituciones sin antes por lo menos conocerlas cĂłmo funcionan en la vida
diaria. Total, los romanos que inventaron el derecho que conocemos, asĂ lo
idearon, sin tantas ficciones jurĂdicas que llevan solo a laberintos
imaginarios.
* ConstituciĂłn
y crecimiento econĂłmico: PerĂş 1993-2021. Waldo Mendoza Bellido. Fondo
Editorial PUCP – CIES. Lima, 2023