Por: Eduardo Jiménez J.
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@ejj2107
Los mejores episodios de Terminator son los dos primeros, aquellos donde un exterminador del futuro busca asesinar a la madre del lĂder, Sarah Connor, o a su hijo, John Connor, a fin que no lidere la resistencia humana en un futuro no muy lejano donde las máquinas dominarán al hombre, y por consiguiente tal resistencia no llegue nunca a existir. Este año se cumplen 30 del estreno de Terminator 2, quizás la mejor de la saga. Motivo para reflexionar sobre la importancia del individuo en la historia.
Suena lĂłgico. Si exterminas a un lĂder de un movimiento es probable que ese movimiento no llegue a existir. Se ha intentado repetidas veces en la historia, sobre todo desde el poder, donde el asesinato ha sido cosa comĂşn a lo largo de la historia. Pero, ¿es asĂ?
Siguiendo con el mismo razonamiento, de haber exterminado a Hitler, mejor si en el vientre de su madre, no tendrĂamos nazismo y nos hubiĂ©ramos ahorrado muchos dolores y millones de vidas cegadas por la demencia de Adolf Hitler.
Thomas Carlyle ensalzaba idĂlicamente al individuo en su cĂ©lebre obra Los hĂ©roes. Es el papel que el Occidente desde la Ă©poca moderna ha otorgado al individuo, a tal punto que le damos un valor superlativo. Fue parte del desarrollo ideolĂłgico y mental de Europa occidental: el individuo como eje del universo. En las sociedades orientales y las culturas precolombinas fue distinto. El individuo era parte de la sociedad, apenas un engranaje que se debe a un todo.
La salvación del alma a través del ejemplo del trabajo y el self made man fue parte del desarrollo capitalista y de la exaltación y respeto del hombre de empresa. La individualidad puesta al servicio de una causa y de la sociedad.
Pero, vamos con otro ejemplo, ¿de haber muerto tempranamente Lenin no hubiera ocurrido la revoluciĂłn rusa y la creaciĂłn del primer estado socialista?
Es aventurado afirmarlo. Es posible que de todos modos hubiese ocurrido. Los individuos son expresiĂłn de los hechos sociales. “Toman el pulso” al tiempo en que les tocĂł vivir. De no haber existido Hitler, el nazismo habrĂa ocurrido de todas maneras, quizás con un acento distinto, pero ese sentimiento antijudĂo y de revancha existĂa en la Alemania de inicios del siglo XX. Hitler solo lo interpretĂł, le dio un acento especial. Lenin hizo algo parecido en la atrasada Rusia de los zares.
Por eso tampoco existen los “salvadores de la patria” en tiempos de crisis (o de covid). Nadie tiene la receta para tremenda empresa. Quizás sea el aporte de todos nosotros y de cĂłmo se canalicen o se expresen lo que nos dará nuestra propia soluciĂłn. El oráculo siempre se encuentra dentro de nosotros.