Por: Eduardo Jiménez J.
ejimenez2107@gmail.com
@ejj2107
Aprovechando
la cuarentena revise una serie danesa, Borgen
(el castillo, como se conoce coloquialmente a la sede del primer ministro en
Dinamarca), de notable suceso en su momento y que cuenta la política danesa
entre bastidores, muy similar a la que se practica en otras partes del mundo:
traición a la vuelta de cada esquina, fríos intereses, pérdida de la vida
familiar, amigos leales contados con los dedos de una mano.
Comienza con
el ascenso al poder de la primera ministra mujer en Dinamarca, Birgitte Nyborg, más
por cuestiones del azar, dado que su partido era bastante minoritario. La
consolidación en el poder va a ser una de sus principales tareas. Y si bien en
su ejercicio se vuelve bastante pragmática, siempre tiene presente una cuota de
su antiguo idealismo de juventud. Su carisma personal y la sinceridad con que
dice muchas cosas, hace que contagie ese entusiasmo y simpatía. En la cuota de
drama personal está la pérdida de su esposo, que ya no soporta tener hipotecada
sus expectativas personales a la carrera política de su mujer y el
internamiento en una clínica especializada de su hija adolescente que ha
asumido a temprana edad una carga de responsabilidad mayor a sus fuerzas. Como
alguien dice en la trama, es muy difícil mantener una vida familiar en Borgen.
Si bien la
serie se enfoca en el mundo de la política, también se encuentran presentes los
medios de comunicación, en una suerte de realimentación. Partidos políticos,
canales de televisión, periódicos y en menor medida, en las sombras, el poder
económico. TV1, el principal canal, tiene un programa político que sigue el día
a día de lo que acontece en Borgen; así como el sensacionalismo del periódico Ekspres, que lo
dirige sin escrúpulos Michael
Laugesen, antiguo político que perdió la contienda frente a Birgitte y le
guarda por eso una clara antipatía. Si bien todos los nombres son supuestos,
tienen su contraparte en la vida real.
No es necesario tampoco conocer de cerca la política
danesa para saber de qué va la serie, dado que los comportamientos son muy
similares en todas partes. Cada capítulo se abre con un epígrafe que va
orientando de lo que trata. Casi siempre citas de políticos o estudiosos de la
política como Maquiavelo.
En lo personal Borgen
me gusta más que House of cards, más
alambicada, rocambolesca y efectista. Anuncia su regreso para el 2022, esta vez
con producción de Netflix, que ha
comprado los derechos de la serie para su plataforma. Vale la pena la espera.
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