Tuesday, October 20, 2009

SOBRE LOS COLEGIOS PROFESIONALES: A PROPÓSITO DEL PROYECTO DE UN COLEGIO DE HISTORIADORES

Los colegios profesionales se remontan a la edad media cuando los distintos oficios reunidos en gremios protegían a sus partícipes de toda competencia foránea y para ejercer un oficio se debía pertenecer necesariamente al gremio correspondiente bajo pena de no poder ejercerlo. Actualmente los gremios profesionales tienen fuerza en las sociedades más abiertas como la norteamericana, donde el poder de la barra de abogados de cada estado se hace sentir en los circuitos de justicia federal. Igualmente para ejercer en Hollywood alguna profesión relacionada con la industria del cine previamente se debe estar agremiado en alguno de los sindicatos que agrupan a artistas o técnicos, caso contrario no se podrá laborar.

En nuestro medio, el gremio más amplio y respetado es el del Colegio de Abogados de Lima, siguiéndole en cantidad de afiliados, muy de cerca, el gremio médico y el de los contadores; sin embargo, existen otros gremios profesionales que naufragan en la sobrevivencia extrema como el Colegio de Sociólogos, el de Periodistas y el recientemente creado de Profesores (que a pesar de su número se encuentra debilitado por problemas internos).

En principio, cabría hacerse la pregunta si los colegios profesionales (que son una suerte de gremio) deberían existir. Creo que no. En una sociedad democrática y abierta no deberían existir gremios (sí organismos reguladores, que son otra cosa), sino que las profesiones deberían ser libres de ejercer. Sin embargo, por el momento, fácticamente ello es imposible y deben existir ciertos gremios que agrupen a las profesiones “más liberales” (por ponerlo en esos términos). Así, por ejemplo, debe existir un colegio de abogados (en realidad existen varios en el Perú), otro de médicos u otro de contadores, profesiones liberales por excelencia; pero, ¿se justifica un gremio de sociólogos, otro de profesores u otro de historiadores como pretendió el proyecto aprobado en la Comisión de Educación del Congreso en la legislatura pasada y su correspondiente inscripción obligatoria de quienes ejercen tan noble oficio?

La verdad que no. Un gremio se entiende creado para un fin práctico (agrupar a los profesionales bajo una institución de derecho público que ejerza su representación e intereses, le otorgue servicios y fiscalice la conducta ética y profesional de sus agremiados). En el caso de los sociólogos e historiadores se dedican casi exclusivamente a la docencia (ni que decir de los profesores), y en el caso específico de los historiadores generalmente vienen de otros campos como el derecho, la antropología o la sociología y no obtienen la licenciatura porque para la docencia no les hace falta (“saltan” del bachillerato a la maestría y luego al doctorado). Se entiende, por su propio nombre, que la licenciatura otorga “licencia” o permiso para ejercer determinada profesión, permiso que en teoría solo lo concede el estado (por eso los títulos profesionales son emitidos “a nombre de la Nación”).

De allí que sea importante que obtengan la licenciatura o permiso los profesionales liberales, pero un historiador o un sociólogo no, ellos se van a circunscribir casi exclusivamente a las aulas y nada garantiza que una colegiación –previa licenciatura- mejore la calidad del historiador, dado que las mejoras de la calidad profesional se establecen por otros parámetros, no por una agremiación forzosa como la que se pretende con los discípulos de Herodoto.

El proyecto, de aprobarse, solo traería mayor burocracia y que historiadores autodidactas de muy buen desempeño tengan que abandonar las aulas, pudiendo ocurrir lo que sucedió al establecerse la obligatoriedad de ser docente titulado para enseñar en un centro educativo: la mediocridad total. Asimismo, siguiendo con la lógica del proyecto (inspirado por uno elaborado por la Asociación de Historiadores Región Sur Arequipa), a futuro tendríamos que crear también un colegio de escritores o un colegio de artistas plásticos, y todo aquel que no esté colegiado no podría publicar una novela o presentar una exposición de pinturas. El absurdo total.

Esperamos que el proyecto sea archivado definitivamente y se deje en paz a los pobres historiadores, que para burocracia ya tenemos bastante.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

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