Tuesday, February 22, 2011

EGIPTO 2.0

He tomado el título del interesante artículo de la bloguera cubana Yoani Sanchez sobre lo sucedido en el África del norte con gobiernos que parecían inconmovibles y el papel que jugaron y juegan las tecnologías de información, en especial las redes sociales.

En principio que estamos ante países con cierto grado de libertad, cuyos gobiernos y ciudadanos “miran” hacia Occidente. No estamos ante gobiernos teocráticos como el de Irán. Son gobiernos autoritarios pero laicos. Musulmanes pero no fundamentalistas. Ello permitió un marco referente para el desarrollo de las redes sociales que desempeñaron un papel crucial en la comunicación inmediata; hecho inimaginable, por ejemplo, en Cuba, Corea del Norte o Irán, cuyos ciudadanos padecen de desinformación y carencia de todo tipo de libertades.

Pero hay otro hecho importante de resaltar. Como Ariel Segal anota, el proceso de democratización en el Irak post Saddam Husein ha repercutido como ondas sísmicas en el Medio Oriente. Con todas las imperfecciones que se quiera, pero proceso democrático al fin y al cabo. Cuando un ejemplo dice que algo es posible, nada detiene la voluntad humana.

Lo sucedido en Túnez, Egipto, Libia y otros países de la región no creo se pueda comparar en importancia a la caída del muro de Berlín veinte años atrás, como sostienen algunos periodistas y “politólogos”. La repercusión “del muro” fue mayor a nivel planetario. Fue el fin de todo un sistema mundial (el comunista): político, económico y cultural, abriéndose las compuertas hacia todos los rincones del orbe del pensamiento occidental de democracia en lo político y sistema de mercado en lo económico.

A lo sumo lo sucedido en los países del norte de África repercutirá en su propia región. Todavía no sabemos cómo terminará de consolidarse este movimiento por la libertad ni cuánto calará en profundidad en sociedades marcadamente autoritarias. Lo más optimista es que se produzca una “primavera democrática” que permita la alternancia en el poder y libertades para el ciudadano a la manera occidental. Pero, la otra opción es más pesimista: la toma del poder de un nuevo gobierno despótico, sea por las urnas o por la fuerza, sea civil, militar o religioso, cambiándose apenas “mocos por babas”. Ese escenario más lúgubre es también el más probable.

Espero equivocarme y que nazcan cien primaveras más, pero la realidad me dice que las fuerzas en juego van hacia otro lado en una región de mucha inestabilidad y demasiados intereses.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

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