Tuesday, January 31, 2012

EL MOVADEF

En esta cuestión de la inscripción partidaria del MOVADEF, voy a ir a contracorriente de lo “políticamente correcto”.

Recuerdo que en una ocasión similar, cuando el MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac Amaru) quiso legalizarse como partido político escribí algo al respecto:

“El problema gira en torno a si deben o no ser admitidos en la legalidad, considerando con cautela su pedido, dados sus antecedentes. Es como si un ladrón prontuariado, una vez cumplida su condena, quisiera ser vigilante de una entidad bancaria. Quizás sus antiguos hábitos todavía hagan recelar.

“Es natural la suspicacia, pero el caso no es tanto juzgar a priori, sino que por los actos de sus propios integrantes se conocerá si existe un verdadero sinceramiento democrático. Generalmente los grupos subversivos que pasan a la legalidad atraviesan por una etapa de transición, en la cual si bien realizan una autocrítica de sus actos pasados, todavía reconocen con orgullo el fin noble de sus objetivos (una sociedad más justa). Se desprenden del pasado pero todavía no del todo. Es el caso del MRTA actualmente (y lo fue del APRA en sus orígenes). Superada esa etapa de transición, si logran desprenderse del todo de su pasado, entrarán cien por ciento en las puertas de la legalidad y el sistema democrático, lo cual puede ser coadyuvado con el ingreso de nuevos miembros que no hayan estado comprometidos con los hechos subversivos.

……

“Muchos de los miembros del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru han purgado carcelería y están libres. Jurídicamente, como ciudadanos con sus derechos recobrados, pueden ejercer sus derechos políticos irrestrictamente, incluyendo el asociarse y decidir inscribir un partido político. Desde el punto de vista de la variedad partidaria, será una alternativa que oxigenará nuestro enrarecido y atomizado medio. Que convenza o no su programa político, que sus dirigentes sean expresión de la “conversión” democrática que manifiestan, que llegue a cuajar o no como partido político y sea representativo de la sociedad peruana, eso solo el tiempo lo dirá”.
(El MRTA quiere ser partido político, http://elobservador.perublog.net/2009/08/05/el-mrta-quiere-ser-partido-pol-tico/ y http://elobservador.perublog.net/2008/06/11/el-mrta-quiere-ser-partido-pol-tico/).

Claro, el MRTA no generó tantas resistencias en la sociedad peruana cuando intentó ingresar a la legalidad, como las generadas por Sendero Luminoso, quizás porque los tupamaros no fueron tan letales ni asesinos como los seguidores de Guzmán.

Pero, en los dos se cumplen las mismas constantes: inicialmente optaron por la violencia en la variante del terrorismo (llamada alternativamente “guerra popular”, “guerra interna”, “guerra civil”, “conflicto armado interno”), militarmente fueron derrotados, sus principales dirigentes se encuentran purgando carcelería, varios mandos medios ya se encuentran libres y tienen expeditos sus derechos, entre ellos, el formar un partido político y actuar en la escena política oficial.

El asunto con Sendero es la sinceridad en su “conversión democrática”. Todo parece indicar que no es auténtica. Tampoco se percibe la necesaria autocrítica a sus actos pasados.

Están en esa etapa de transición a que aludí con respecto al MRTA. Se quieren desprender de ese pasado, pero todavía hay resistencias internas y externas. Quizás formalmente cumplen con los requisitos legales, pero su accionar y pensamiento sigue arrastrando el lastre de las acciones cometidas.

A ello se debe sumar que, luego de la captura de Abimael Guzmán y la plana dirigente en 1992, “no hay un solo Sendero Luminoso”. A grosso modo, están los del VRAE, que se dedican más al negocio del narcotráfico y los ideales de una “sociedad nueva” les importan un comino. Y están los de acá, con un actuar más político que militar, que siguen la línea del “cese de la lucha armada” decretada desde la cárcel por Guzmán (trasformados ahora en MOVADEF), siguiendo –como ellos mismos lo han reconocido en un acto de sinceridad nada casual y bastante calculado- “el pensamiento Gonzalo”.

Para ser melodramático, diremos que todavía “su pasado los condena”.

No se si llegarán a desprenderse del todo de ese pasado. Para ello ayudaría mucho “gente nueva”, que desee integrar sus filas y que no esté asociada a esos terribles y sanguinarios actos perpetrados (aunque no soy muy optimista escuchando las declaraciones de jóvenes dirigentes del MOVADEF, más bien orgullosos de las acciones acometidas por SL).

Incluso su programa político es minimalista e inviable. Solo la amnistía para los implicados en la muerte y desolación del Perú de hace treinta años, incluyendo a Abimael Guzmán y a los mandos militares que purgan condena. La consigna es “Todos libres”.

Salvando las distancias, se parece un poco al programa que los fujimoristas plantearon en las últimas elecciones: la liberación incondicional de Alberto Fujimori. Un programa que en esencia se reducía a un solo punto.

En sinceridad, el programa político del MOVADEF es inviable y hasta utópico. Ese programa no convence como para ganar una elección. ¿Querrán de verdad eso o hay algo más? ¿Están buscando que el sistema legal “les cierre las puertas” y tener así una justificación para otras acciones legales, como acudir a la propia Corte Interamericana de Derechos Humanos, parte del “orden burgués” que tanto denigraron y menospreciaron en el pasado?

Sería buena propaganda. El mostrarse como “perseguido político” siempre reporta réditos. Pregúntenle al APRA auroral. Además, ya vemos como trata la Corte al estado peruano cada vez que es puesto en el banquillo de los acusados. (Y, como adelanto de lo que se viene, la CIDH podría considerarlos como “insurgentes”, con las implicancias jurídicas que ello significa, tal como lo ha establecido para el MRTA).

Por otra parte, sería recomendable que el estado difunda más la historia de nuestro pasado. Se, por experiencia propia, que los jóvenes no conocen muy bien los años del terror o, en el mejor de los casos, los ven dentro de una bruma lejana, referida muchas veces por sus padres. Allí tiene una gran tarea el estado. No solo por el controvertido Museo de la Memoria (cuya ejecución debe seguir), sino con políticas educativas plasmadas en los textos escolares. Y, eufemismos aparte en el contenido, debería circular una versión resumida del Informe Final de la Comisión de la Verdad. Más allá de la discusión en el número de peruanos caídos en aquellos aciagos años; lo cierto es que Sendero Luminoso tiene por lo menos 25,000 muertos en su haber (siendo modestos en la cifra). Esos hechos de nuestro pasado se deben conocer y no olvidar.

Y, en todo este jaleo, ¿dónde están los partidos políticos “democráticos”? No se nota su presencia en las universidades nacionales, nicho por excelencia de Sendero Luminoso/MOVADEF. Brillan por su ausencia el PPC, AP, la misma APRA. La “guerra ideológica” contra el MOVADEF es responsabilidad principal de los partidos políticos. Si SL ha vuelto a resurgir en las universidades públicas, entre otras razones, es por falta de oposición a sus tesis en la arena del debate político. Con una izquierda pigmea, casi fantasmal, y unos partidos de centro y derecha democrática inexistentes en el campus universitario, amén de autoridades y profesores pusilánimes, le facilitaron enormemente a las huestes de Guzmán la labor de prédica y conseguir nuevos feligreses en las generaciones jóvenes que no vivieron en carne propia el terror.

Para terminar y a modo de “moraleja”, diremos que a veces es mejor no actuar cegados por la furia. No ser “reactivos” como lo está siendo el Ejecutivo y el Congreso con un proyecto de ley para impedir la inscripción del MOVADEF. Eso lo desearían los enemigos de la democracia, que “pisemos el palito”. Es mejor actuar fría y razonadamente; aunque comprendo es difícil por la presión mediática y de la sociedad, con mayor razón si se trata del “movimiento más letal del mundo”.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

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