A fin de detener la
espiral inflacionaria, hace algunos meses el gobierno federal argentino dispuso
el “congelamiento” de los precios de productos básicos; así parecía resuelto un
problema agudo para la administración de Cristina K, tan vapuleada en el alza
del costo de vida. Sin embargo, los productores ya “le sacaron la vuelta” al
congelamiento de precios.
Similar a lo que
pasaba en Perú durante el primer gobierno de García, las empresas productoras
han ofrecido en el mercado otros productos muy parecidos, pero con precio
libre. Así por ejemplo han aparecido mayonesas “libre de colesterol” o con “la
receta liviana”, no sujetas al control de precios. En lácteos, tendremos frente
a la leche de precio congelado, la "extra calcio con vitaminas A, C,
D", la "extra calcio natural con sulfato de hierro y vitaminas A, C y
D" o la "extra calcio natural, con vitaminas A, C y D, fuente de DHA
(ácido docosahexaenoico)". Ni las nobles papas se salvan. Frente a la papa
de precio regulado tenemos la “papa cepillada” (con menos tierrita que la más
silvestre).
Igual sucede con
los empaques. Las presentaciones están cambiando. Frente a los de precio
congelado, aparecen otros de tamaño o cantidad diferente. Ni los huevos son la
excepción. Frente al “huevo congelado”, está el huevo con “omega 3” .
Se dirá que se debe
regular más. La verdad, para ser sincero, no serviría. Supongamos que el
gobierno ponga un ejército de fiscalizadores o regule todos los precios, el
ingenio hará que saquen un producto diferente o en otra presentación “no
regulada”; o, peor aún, se genere escasez o “rompan la mano” al funcionario fiscalizador;
con mayor razón en un país como Argentina donde la corrupción es vista solo
como un pecado venial. Es que Crtistina ni su equipo entienden que los precios
son señales que envía el mercado. Te va a indicar si el producto falta o sobra
(es lo que está sucediendo también en Venezuela). Entre nosotros los precios
regulados en el primer gobierno de García trajeron escasez y corrupción. A
partir de los noventa, al liberalizarse los precios no faltan productos; y
cuando el estado quiere subsidiar alguno se va el producto de contrabando a
otro país o a otra región que no tiene precio regulado, como sucede con la
gasolina en la selva.
Sería bueno que
doña Cristina lea un poco más de historia económica. Encontrará que el
congelamiento de precios no es la solución.
Eduardo Jiménez J.
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