Un frío día del mes
de Agosto del año 2003 Salomón Lerner, en calidad de Presidente de la Comisión
de la Verdad y Reconciliación, le entregaba al entonces presidente Alejandro
Toledo el Informe Final, constituido en una serie de volúmenes que hasta ese
momento era el estudio más prolijo y detallado de la génesis y los años del
terror.
Creo que es ocioso
especular si debió o no crearse la Comisión. Total, muy al margen de nuestras
preferencias o antipatías es un hecho consumado. Igual sucedió con “la
polémica” en torno al número de muertos. Si fueron 25,000 o 70,000 no es
relevante en cuanto a los hechos acaecidos. Es como especular si en la II
Guerra Mundial el número de judíos asesinados fue 6 o 60 millones, ello no
quita la sistemática genocida del nazismo.
Otro mito en torno al
Informe es que exculpaba a Sendero Luminoso. El informe determina la
responsabilidad principal de SL. Ahora bien el uso del término “guerra interna”
no implicó un estatus especial a los senderistas capturados, como de hecho fue
así. Ninguno de ellos ha gozado o goza de un estatus de “prisionero de guerra”.
Fue otro mito en el aireado debate luego de publicitado el informe.
Más allá de si se
cumplieron o no sus recomendaciones, fue mucho más importante darle voz a los
sin voz, a esa enorme cantidad de ciudadanos anónimos de pueblos remotos y
desconocidos, que sufrieron el fuego y represalia de las fuerzas del orden y de
las fuerzas del terror. Ello fue importante. Escucharlos y elevarlos a la real
condición de ciudadanos.
Las recomendaciones
del Informe Final no son “la verdad absoluta”. Me explico. El Informe de la CVR
no es la Biblia. No es “la palabra revelada” que debe seguirse a pie juntillas
de manera inmutable. Es un hito importante en el estudio y reflexión del
fenómeno terrorista que puede y debe ser perfeccionado y superado; incluso para
contradecirlo. La crítica más que ideológica debe ser científica, rebatir con
fundamento lo que en el informe se dijo. Pero tan importante como las
investigaciones que se realicen, es tener una memoria viva, no olvidar lo que
sucedió. Si ahora resurge Sendero bajo otras etiquetas y consigue adeptos es
porque muchos jóvenes no saben cabalmente lo que pasó en aquellos años, a tal
punto que algunos creen que Abimael Guzmán fue un “luchador social” y por eso
merece ser amnistiado. Por ello la memoria viva es importante para que no se
repita la historia.
Eduardo Jiménez J.
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