Saturday, July 15, 2017

19 DE JULIO, 1977

Por: Eduardo Jiménez J.
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       @ejj2107

La fecha dice poco para muchos; pero este año se conmemora los 40 del histórico paro general del 19 de Julio, el único en la historia contemporánea que realmente paralizó casi en su totalidad la ciudad de Lima.

Pero, creo que el paro se ha magnificado. Se dice que marcó el inicio del fin de la dictadura militar de ese entonces. Muchos que estuvimos allí creímos eso; pero, visto a la distancia de los años, no es tan simple como parece.

Lo que sucede es que hay una falsa impresión de causa y efecto, debido a que a las pocas semanas de producido el paro, el gobierno militar convoca al proceso de transición a la democracia, con una Asamblea Constituyente para el año siguiente, donde participan todas las fuerzas políticas de ese entonces, incluyendo la izquierda, y elecciones generales para 1980. Dicho sea, el gobierno de Francisco Morales Bermúdez respetó cabalmente el cronograma.

Visto así, todo parece indicar que el paro general del 19 de Julio fue la causa de la convocatoria del cronograma de retorno a la democracia; pero, la pregunta es si un paro de trabajadores puede “derrumbar” a un gobierno dictatorial. La respuesta obvia es no. El gobierno militar estaba debillitado y no era muy popular, pero no estaba para derrumbarse.

Y si buscamos antecedentes a nivel de otros países de la región que sufrían igualmente dictaduras, ninguna se derrumbó por un paro de trabajadores. Las causas del fin casi siempre han tenido que ver con el desgaste de la propia dictadura, causas extrínsecas al país, o una combinación de ambas.

Quizás, y es solo una hipótesis, el gobierno militar usó el paro como pretexto para regresar a sus cuarteles. Se sabe que sectores castrenses presionaron para “el retorno a la civilidad”, mientras otros más bien minoritarios abogaban por una “continuación de la revolución”. Parece que en ese “tira y afloja” institucional ganó la primera posición.

Tengamos presente que el gobierno militar peruano era “institucionalista”, no caudillista como muchos que azolaron el continente. No era como las dictadutas militares típicas de América Latina que siguen al caudillo de turno, sino respondía a criterios institucionales. Y Morales Bermúdez, más que el propio Velasco Alvarado, tenía un perfil institucional. (En cierta forma Velasco Alvarado sale del poder por no respetar esa institucionalidad).

En ese marco se produce “el regreso a los cuarteles”. En forma ordenada, con cronograma de por medio, y pactando garantías para los generales y mandos superiores que estuvieron en el poder por doce años, pacto que Belaunde en su segundo gobierno respetó en su totalidad. No fue un retorno a la civilidad desordenado, como sucedió algunos años después con los argentinos a raíz de la guerra de las Malvinas. Difícilmente un gobierno que se derrumba y sin poder, puede negociar esas condiciones.

Tampoco tuvimos, y ello es necesario remarcarlo, un genocidio sistemático como el acaecido en el cono sur del continente. Salvo casos puntuales de desaparecidos y violaciones a los derechos humanos, no tuvimos la razzia sin piedad que asoló a Chile, Argentina, Uruguay, Bolivia o Brasil. Eso posibilitó que el “malestar” contra los militares no fuese de la magnitud que se observó en los países vecinos. Es más, en ciertos momentos críticos de nuestra historia reciente, el ciudadano promedio “extraño” la presencia de los uniformados en el poder.

Falta hacer un poco más de historia de aquellos años y romper “leyendas urbanas” como la del histórico paro de aquel 19 de Julio. Los actores principales de esos cruciales días o ya están muertos o cercanos a la muerte. El principal de ellos, el general Francisco Morales Bermúdez, nunca ha querido “sincerarse” sobre lo que sucedió realmente en la cúpula del poder, más allá de otra leyenda urbana que la ha repetido por décadas: que lo único que quiso hacer fue devolver el poder a los civiles y retornar el país a la democracia. Leyenda que lo coloca como héroe civil, pero que es una verdad a medias, como muchas de ese entonces.

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