Por: Eduardo Jiménez J.
@ejj2107
Hace un año decíamos en este blog: Parece que los fujimoristas ya eligieron su
opción, la de adelantar las elecciones generales. El 2021 es muy lejano para
ellos, no por impaciencia, sino porque 1) su lideresa tendrá más competidores
“de peso” ese año; 2) el frente interno no lo tiene parejo, existe una intensa
lucha dinástica con su hermano Kenyi, quien se encuentra acumulando fuerzas al
interior de Fuerza Popular; 3) sumado al natural desgaste de su mayoría
parlamentaria, la cual puede convertirse en un serio lastre, considerando la
“angurria” e intereses económicos comprometidos, inversamente proporcionales a
su “calidad intelectual” como bancada. Por todo ello, le puede ser fatal para
las aspiraciones presidenciales de Keiko esperar a que termine en “forma
natural” el gobierno de PPK el 2021. (Matarte
he o matarme has, 22.12.16)
Parece que la profecía se cumplió. A
pesar que el costo era alto para la gobernabilidad y las instituciones
democráticas, así como para la economía que comenzaba a tomar impulso; pero nada
de eso importaba a los fujimoristas frente al dictum que ordenaba la vacancia. Golpe parlamentario, tan en boga últimamente en América Latina. El
fujimorismo demostró que su “tentación autoritaria” está tan viva como en los
años 90. Quizás los actores han cambiado, pero el libreto es el mismo. De ese
“fujimorismo liberal” que quiso encarnar Keiko años atrás, ya no queda nada. El
gen autoritario pudo más.
PPK y su precario gobierno no pueden
cantar victoria. Es muy posible que vuelva a cometer los mismos errores que ya
cometió y de acá a un tiempo los fujimoristas buscarán alguna excusa para
obstruir la labor del ejecutivo.
Otro gran perdedor fue el Frente Amplio,
la izquierda del ex padre Arana, que fue furgón de cola del fujimorismo,
promoviendo la vacancia por exclusivos intereses electorales (su idea era
obstaculizar la candidatura de su gran rival, Verónika Mendoza, dado que él
tiene la membresía partidaria y ella no). Quizás para las próximas elecciones
el FA se convierta en historia, en una más de las tantas siglas de izquierda
que descansan en paz en el cementerio político.
Se demostró también que los de Fuerza
Popular no se encuentran tan sólidamente unidos como se pensaba. Diez
congresistas se abstuvieron de votar a favor de la vacancia (incluyendo a
Kenyi). Sea que contó la promesa del indulto tantas veces postergado o son
“kenyistas” antes que “keikistas”, lo cierto es que esos diez votos de última hora
de FP absteniéndose trocaron el fiel de la balanza.
Ello trae a su vez otro hecho más
político que humanitario: el indulto al ex presidente Fujimori. Evidentemente
es un riesgo, pero indultado o por lo menos con arresto domiciliario, puede
cambiar la correlación de fuerzas al interior del fujimorismo y, quizás, frenar
las ambiciones de su fría hija, ganando más adeptos a favor de los “kenyistas”.
Repito, es un riesgo, y tiene un costo político; pero vale la pena el intento.
PPK no puede darse el lujo de “deshojar margaritas” en este tema, sobretodo si
existe la posibilidad que terminado su mandato sea el nuevo inquilino de la
Diroes.
Mención aparte merece la sólida
defensa del presidente a cargo de Alberto Borea. Se eligió el mejor abogado
para tan espinoso tema, mezcla de constitucionalista y político, supo dar ese
doble enfoque a su defensa, y arrinconar más de una vez a los fujimoristas,
convirtiéndose en un Cicerón moderno. Pieza oratoria que quedará en los anales
de la justicia nacional.
Sería también conveniente que, quizás
otro Congreso, revise la causal de “incapacidad moral” como vacancia
presidencial, y establezca en el Reglamento tipificaciones más precisas de lo
que se entiende para dicha causal. Actualmente
las interpretaciones son bastante elásticas y a gusto del intérprete, pudiendo
ser causal de vacancia del presidente desde olvidar pagar el recibo de agua
hasta ocultar los peores latrocinios.
Otra lección que extraemos de la
crisis es que se debe hacer política desde el gobierno y no tecnocracia. Los
“gabintes de lujo” que resuelven los problemas nacionales en un mullido
gabinete, utilizando ecuaciones matemáticas, solo existen en el imaginario. Y,
no menos importante, es que se hace necesaria la separación de política y
negocios. Quien ingresa a la política para enriquecerse más, descuida la
política a favor de sus negocios y puede terminar como PPK. Mensaje bastante
claro para aquellos millonarios que son tentados por la política.
Lo que a su vez trae la necesidad de una
clase política renovada. Políticos profesionales, no advenedizos ni aventureros
que son una sorpresa desagradable, dado que desconocemos su pasado.
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