Tuesday, July 01, 2008

DESDE CUBA: YOANI SÁNCHEZ INFORMA

Antiguamente las cartas nos daban cuenta de lo que sucedía en un lugar remoto. Así nos enterábamos qué sucesos importantes habían ocurrido en un país lejano o con fronteras cerradas, o quién había muerto o caído en desgracia, amén de los chismes que nutren la curiosidad humana. Fue el medio tecnológico por excelencia a lo largo de muchos siglos. Actualmente esa forma de comunicación ha sido sustituida por el correo electrónico y los blogs, que ahora último han crecido geométricamente. Uno de esos blogs es el de la joven cubana Yoani Sánchez.
Desde el portal www.desdecuba.com/generaciony/ nos va noticiando de la vida cotidiana de un cubano de a pie. De sus carencias e ingenio para satisfacerlo, de lo que le ocurre cuando se topa con las barreras burocráticas del sistema y cómo eludirlas, crónicas narradas en pequeñas viñetas de tono confesional y estilo amical, no exento de una cuota de humor, con el cual es necesario pasar los tragos amargos de la vida.

¿Quién es Yoani Sánchez? Ella misma se describe en su blog. Es una madre de familia joven, de poco más de treinta años, filóloga de profesión, que como muchos cubanos debió abandonar su carrera para buscar otro medio más lucrativo con que sobrevivir. Por la fotografía que vemos en su blog apreciamos a una mujer de contextura delgada, con bastante energía y pese a esa confesión cálida con que nos cuenta sus avatares dentro de la isla, con mucho carácter, como que lo debe tener para criticar de esa manera mordaz al régimen. Ya Yoani se ha hecho acreedora al Premio Ortega y Gasset 2008, en la categoría de Periodismo Digital, por su labor de difusión de cómo andan las cosas por allá.

Digamos que en esta coyuntura de “perestroika” del régimen cubano (cada vez con pasos más decisivos hacia el modelo de “socialismo de mercado”), su versión de los hechos es importante. Saber lo que el gobierno quiere ocultar: que hay carestías; que casi todo se encuentra en el mercado de divisas como ellos llaman a los lugares donde solo se compra con dólares; que el gobierno quiere ocultar la pobreza eliminando a los “recicladores”, tipos que buscan algo útil o de valor escudriñando en la basura; que las barreras burocráticas todavía no dejan prosperar a empresarios que se las deben ingeniar en la informalidad; que neurocirujanos brillantes deben trabajar como vendedores detrás de un mostrador a fin de obtener un salario digno; que cada vez es más difícil encontrar bienes elementales, salvo teniendo “dólares gringos”, la moneda “del enemigo”; todo narrado con ese tono libre de amargura y más bien con una gracia y serenidad, haciendo de tripas corazón frente a los infortunios que depara la vida, cumpliendo el viejo adagio “al mal tiempo, buena cara”.

Quizás llame la atención de ciertos intelectuales de izquierda -conservadores del imaginario donde la juventud cubana va cantando feliz construyendo el socialismo- que el joven habanero más preocupado que en construir “la patria socialista” está en conseguir unas zapatillas marca Nike o un polo Adidas, no importa si “de marca” (original) o “bamba” (copia), similar a cualquier joven de una ciudad capitalista. Es que “los hijos de la revolución”, nacidos entre los años 60 y 80, tienen otros desvelos menos el soñado por sus padres. Cambios generacionales que le dicen.

Por cierto, Yoani no es la primera voz crítica de la sociedad cubana. Por citar un caso, ya Tomás Gutiérrez Alea, el querido “Titón”, hombre de la primera hora de la revolución cubana, dejó en su filme póstumo Guantanamera (1995) un testimonio crítico de que algo andaba mal en el paraíso, de que las cosas no eran como los textos explicaban o como los discursos oficiales decían. En uno de los diálogos, un personaje aludiendo a una profesora “cuadriculada” que enseñaba el “socialismo científico”, es decir de cómo sería “el paraíso en la tierra”, a lo que el otro personaje retruca, “a este paso lo que se va a enseñar es el capitalismo científico”. Amarga y descarnada verdad. O el mito del diluvio contenido en la misma película, cuando los hombres no mueren y son inmortales, no dejando espacio vital a las nuevas generaciones (aludiendo claramente a la presencia asfixiante de los “padres fundadores” de la Cuba socialista con Fidel a la cabeza), o el pastiche del personaje que encarna al típico burócrata del partido comunista que trata de acomodar la realidad a lo que piensa y no al revés, al encargarle un servicio funerario que ahorre combustible. Guantanamera fue una voz clarividente de que algo andaba mal en la sociedad cubana, cuando muchos no querían ver lo que estaba pasando.

¿Cuánto durará la labor informativa de Yoani? Los gobiernos totalitarios son de poco “aguantar pulgas” y en una de esas le cortan el acceso a internet a través de los hoteles de turistas donde –hasta ahora- ella puede acudir, como ya le negaron el permiso de salida de la isla para recibir el premio Ortega y Gasset, sin mayores explicaciones, con un lacónico “no viajará por el momento” rubricado por un oscuro funcionario de inmigraciones, que en Cuba todavía “están verdes” para sutilezas de estado de derecho y que todo acto de gobierno hacia los ciudadanos debe tener una motivación jurídica y no arbitraria. Incluso Fidel ya le mandó una “indirecta bien directa”, aludiendo al dichoso premio como "uno de los tantos premios que propicia el imperialismo para mover las aguas de su molino", a lo que la calmada Yoani, a fin de “no pisar el palito”, respondió con una deliciosa crónica titulada “Cosas de hombres”, parodiando la cultura machista, propia de la región, con un hilarante “entiéndase con mi marido” (“…Al sentirme atacada por alguien con un poder infinitamente superior al mío, con más del doble de mi edad y además -como dirían mis vecinas de la infancia- por un “macho-varón-masculino”, he decidido que sea mi esposo, el periodista Reinaldo Escobar, quien le responda”). Así que al pobre cónyuge no le quedó más remedio que enfrentarse al patriarca de la isla.

Imaginamos que ante esta situación, la buena Yoani se las arreglará para seguir mandando sus crónicas desde Cuba o de repente como esos antiguos náufragos a la deriva, tirará una botella al mar con sus cartas noticiándonos, siempre con ese estilo confidencial, de la vida en la isla que hace cincuenta años atrás trató de hacer un paraíso en la tierra y terminaron por convertirla en un infierno.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

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