Wednesday, December 30, 2009

LOS CUARENTA AÑOS DE CONVERSACIÓN EN LA CATEDRAL

“Desde la puerta de “La Crónica” Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú?”. Así comienza la célebre novela Conversación en la Catedral, quizás la mejor de Mario Vargas Llosa y, sin duda, una de las novelas fundamentales de América Latina, que este año cumplió los cuarenta de su primera edición.

Una amiga de la universidad me la prestó. Era una edición en dos tomos de Seix Barral, la casa editora del novelista en su primera época. Hacía pocos años de su publicación y me la leí “de un tirón” en tres o cuatro madrugadas. Era mi época de lector noctámbulo. Regresando de mis clases en sociales, cenaba algo (costumbre que ya no tengo) y desde la medianoche hasta las tres o cuatro de la madrugada me dedicaba a leer, echado en mi cama (hábito que no he perdido, aunque ya no lo practico a esas horas). Fascinado con el libro, decidí comprar un ejemplar. Era un solitario y grueso volumen de casi setecientas páginas, de la misma Seix Barral, con la legendaria foto de los dos vasos de cerveza y el humo de los cigarrillos, que aluden a la conversación del título de la obra. En toda mi vida la habré leído unas cuatro veces completa, sin contar capítulos o pasajes revisitados en innumerables ocasiones.

Terminada “La casa verde”, en los años sesenta MVLL declaró que estaba trabajando en una novela sobre la dictadura de Odría (1948-56), período relativamente reciente en aquellos años, cuando muchos de los actores políticos todavía seguían vivos. La novela es un fresco social de una época de esperanza (los años finales de “la primavera democrática” de Bustamente y Rivero), frustrada por la dictadura del Ochenio, período de oportunistas, latrocinios y represión brutal. El mensaje subyacente de la novela era claro: cualquier dictadura, sea de izquierda o de derecha, termina corroyendo y envileciendo a toda la sociedad, así como robándole a generaciones enteras sus más caras ilusiones. Son cánceres nocivos y mortales para toda la nación. Esta concepción principista la ha mantenido el escritor toda la vida, más allá de sus adhesiones políticas o ideológicas, las que sí han variado en el tiempo. Recordemos que ha condenado no solo a los gobiernos totalitarios de Cuba y Venezuela, sino también a las dictaduras de Videla o Pinochet en Argentina y Chile, o el “autogolpe” de Fujimori en el Perú de los noventa, así como calificado de “dictadura perfecta” al gobierno del PRI en México1. En contraposición a ese totalitarismo represivo se encuentra la libertad como piedra angular necesaria a fin que la sociedad y las propias personas prosperen y se realicen. De allí su opción por las sociedades abiertas y libres, así como por los gobiernos democráticos.

El ejemplo por excelencia en la novela de lo “jodido” tanto material como espiritualmente es Ambrosio, personaje poco estudiado por la crítica especializada, con quien desarrolla Zavalita la conversación en el bar “La Catedral”. Ambrosio encarna la frustración de una sociedad que debe padecer la corrupción y la venalidad que acarrean las dictaduras. Es un ser frustrado en todo sentido2. Recordemos que cuando Santiago lo reconoce, luego de muchos años, trabajando en la perrera, ve a un hombre andrajoso y embrutecido. Ya no es el moreno simpático con el cual su padre tuvo relaciones homosexuales en el pasado, sino “un negro jodido”, al cual incluso hasta le faltan dientes. Apenas sobrevive, no tiene planes para el futuro, y, cuando al final de la conversación Santiago le inquiere que piensa hacer después, cuando acabe la campaña contra la rabia, solo atina a responder trabajar aquí y allá y después “morirse”3.

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La célebre pregunta de Zavalita “¿en qué momento se jodió el Perú?” encuentra respuesta en esa castración despiadada que realizan los gobiernos totalitarios sobre la sociedad4. Ese “robo” es no solo de lo material, sino también de los sueños y esperanzas de un pueblo. Por eso el ambiente de la novela es de una frustración permanente, una vida gris como el cielo de Lima, un pesimismo total, ambiente que impregna de esa carga a los propios personajes, incluyendo a los que están en situación de dominio como Cayo Bermúdez. La felicidad se encuentra excluida de ese universo desolado.

La frustración que padecen los personajes de la novela es muy sartreana (MVLL era un gran admirador de Jean Paul Sartre), en el sentido que nadie escapa a su suerte o a su condición social5. El personaje central, Zavalita –ser que atraviesa una crisis existencial-, al querer escapar a todo lo que representa su clase padecerá esa perpetua “frustración cojuda” que lo atormenta y que no sabe precisar, será el precio, más o menos conciente, que deberá pagar por desclasarse, por renunciar a los valores de su clase, la oligarquía limeña. Si lo queremos ver de otra manera, la mediocridad a la que se autocondena el personaje es una suerte de rebeldía silenciosa, de salirse de lo que estaba predestinado para él desde su nacimiento (ser un futuro dirigente político o empresarial que represente los intereses de su clase) y vivir una vida gris, anodina; incluso la elección de pareja (la enfermera que lo atiende cuando ocurrió el accidente automovilístico), es una elección deliberada de una pareja considerada como “huachafa”6 por su familia y que “no está a su nivel” por su humilde origen, ejerciendo también allí esa especie de “rebeldía silenciosa”. Son ganas “de darle la contra” a su familia –en especial a su padre-, inmolándose en un anonimato gris como opción de vida predeterminado en contraposición a lo que representa su clase y los valores inherentes a la misma (su familia califica de “calzonudo”7 al recientemente depuesto presidente Bustamante y Rivero, valorización extensiva de lo poco que le importa la democracia a la clase dominante)8.

Pero, Conversación en la Catedral también es la culminación formal y de fondo de una trilogía que comenzó con La ciudad y los perros, continuó con La casa verde y culmina con esta novela.
Las tres pretenden ser un retrato social del Perú en los años cincuenta. Mientras la primera es un microcosmos violento de todas las razas y condiciones dentro de un colegio militar, la segunda busca ampliar el espacio y tiempo a través de una serie de envilecidos personajes que actúan dentro del mítico lupanar, mientras que Conversación… lleva a los máximos niveles ese desafío técnico y formal, así como temático, cerrando un ciclo sobre el Perú de la oligarquía, el Perú “pre-velasquista”, un Perú donde todavía no se notaba “el desborde popular” que vendría después9.

La novela también posee méritos formales indudables. En setecientas páginas desfilan infinitud de personajes, situaciones, ambientes, para lo cual el autor utiliza los diálogos yuxtapuestos (conversaciones intercaladas que suceden en distintos tiempos y lugares), la fragmentación de historias, el uso de flash backs, quebrantamiento del orden lineal del tiempo, cambios de narrador, entre otros recursos narrativos, que, dentro de una arquitectura bastante compleja (superó en formalismo a su antecesora, La casa verde), se deja leer fácilmente, gracias a un estilo ágil que utiliza los recursos del periodismo y un lenguaje asequible para el lector medio.

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En estas últimas líneas quisiera aventurar alguna hipótesis de por qué MVLL no ha vuelto a escribir otra obra de la magnitud de Conversación en la Catedral.

En principio que obras magistrales no se escriben siempre. Un autor puede tener una, máximo dos obras que sean maestras, y MVLL no es la excepción. La guerra del fin del mundo es una magnífica novela, pero no llega al nivel de Conversación…, mucho menos La fiesta del Chivo, también una “novela política”. Creo más se debe a un agotamiento del sustrato real que nutre sus obras, sustrato que se alimentó del Perú y, en especial, de la Lima de los años cincuenta. Esa época la vivió el entonces joven MVLL, la conoció a plenitud. La época del mambo de Pérez Prado, del burdel en el jirón Huatica, las películas mexicanas en el cine San Martín, de las malteadas en Miraflores o del café Haiti en la Plaza Pizarro. Ese sustrato le sirvió de “materia prima para la creación”, pero luego, a partir de los años sesenta, el escritor comenzó a vivir en el extranjero y venir al Perú por breves temporadas. Creo que ese “divorcio” lo descolocó frente a la nueva realidad “pos velasquista” (para ponerlo en esos términos), donde emerge un nuevo Perú, lo cual hasta frustró su participación activa en política a fines de los años ochenta, donde “no sintonizó” con los sentimientos e ideas de las mayorías, al no entender las coordenadas de un país muy distinto al conocido de joven10.

Pero también me parece “agotó” en Conversación en la Catedral los recursos formales y estilísticos que con tanta destreza había utilizado. En otras palabras, “hizo su mayor esfuerzo”, culminándolo con una obra maestra a temprana edad (menos de los treinta y cinco años). Redundar en lo mismo habría sido una repetición en obras menores, repeticiones que, por cierto, MVLL ha perpetrado en novelas posteriores y que muy seguramente pasarán al olvido11. Por eso también es que en la actualidad su mejor producción son los artículos periodísticos, ya no sus novelas. Sus artículos quincenales son unas verdaderas joyas, suerte de ensayos sobre temas diversos enfocados desde su atalaya de observador, aplicando flaubertianamente los principios que emplea para escribir sus novelas y que los podemos resumir en: “empaparse” del tema a tratar, pulir el estilo hasta que este sea invisible a los ojos del lector y emplear “la palabra justa”.

Ahora que cumplió cuarenta años Conversación en la catedral merece leerse de nuevo y, aquellos que todavía no lo hacen, atrévanse a “hincarle el diente”, no saldrán defraudados.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es


NOTAS

1. Para calibrar el nivel de coraje del escritor, lo de “dictadura perfecta” aludiendo al PRI, lo dijo en el mismo México, en una conferencia cuando todavía reinaba el Partido Revolucionario Institucional, por lo que tuvo que salir inmediatamente del país, ayudado por su amigo Octavio Paz, dado que peligraba su vida. El PRI “no se andaba con vainas” y cualquier cosa le podía pasar al escritor.
2. Frustración y brutalidad de la cual el propio Ambrosio no es conciente, encontrándose alienado de su propia condición.
3. Ambrosio representa la precariedad consustancial a muchos peruanos con trabajos esporádicos y mal pagados. Recordemos que gana por destajo, por perro capturado, por lo cual se llevan a todos los que encuentren, no solo a los vagabundos, sino a los que tienen dueño y casa, razón por la cual Zavalita se acerca a la perrera, a fin de recuperar el perro de su mujer, lugar donde se quedará estupefacto por la forma de exterminio de los canes, lo que refleja también la brutalidad de un país: los perros son exterminados a palazos, metiéndolos en un saco de yute y molidos a golpes hasta que dejen de moverse y trasluzca una mancha sanguinolenta. Dicho sea de paso, la anécdota que cuenta el autor no es imaginada, es cierta.
4. El rechazo visceral del autor a toda forma de autoritarismo muy posiblemente encuentre su origen en la relación conflictiva y difícil con su padre, persona extremadamente autoritaria y que quiso “corregirlo” de sus inclinaciones literarias internándolo en el Colegio Militar “Leoncio Prado”; por ello no es casual que su mejor novela sea una de dictadores, existe un sustrato “sicológico” que mueve al autor hacia esos temas, es algo que lo lleva en las entrañas.
5. Para Sartre, la historia de una vida es la historia de un fracaso. Para el filósofo francés existe una predeterminación condicionada por la clase social que hace imposible cambiar la historia individual de una persona, por más que esta quiera modificarla.
6. La voz peyorativa “huachafo(a)” alude a una persona o cosa de mal gusto, casi siempre con un estilo chocante o “kitsch”. También alude la voz a aquellas personas que aparentan lo que no son, relacionado con el status social. En el caso de la novela, la calificación de “huachafa” a la esposa de Zavalita por parte de su madre, es denigrante por su condición social, dado que Ana pertenece por extracción a los sectores populares y por tanto es “inferior” socialmente a Santiago que pertenece por nacimiento a la oligarquía criolla. Tengamos presente que en los años 50 la movilidad social en el Perú era bastante rígida, casi imposible, y llamaba a escándalo las uniones entre personas de distinta raza o de distinta condición socio-económica. Si bien la voz “huachafo” se sigue usando, ya no tiene este último significado denigratorio, sino que se vincula sobretodo al mal gusto u ostentación chocante. Por cierto, en varias de sus novelas MVLL utiliza esta voz en el sentido peyorativo social.
7. La voz “calzonudo” ha caído en desuso en el Perú. Aludía a la persona, sobretodo del sexo masculino, tonta, ingenua, sin carácter y sin malicia.
8. Los personajes no pueden escapar de los parámetros que les impone su extracción de clase, sea que se encuentren en el vértice o en la base de la pirámide social. Como hemos anotado, esa visión de “destino predestinado” o de “maldición de clase”, le debe mucho a sus lecturas de Sartre.
9. Podemos incluir también a Los cachorros, metáfora sobre la castración de toda una sociedad –o, para ser más preciso, de una clase, la oligarquía-, novela corta o “cuento largo” que es inmediatamente anterior a Conversación en la Catedral.
10. El novelista discurseaba en su campaña presidencial, por ejemplo, sobre la libertad, los beneficios de una economía de mercado o de la importancia de la democracia, ideas muy abstractas para el público medio receptor del mensaje, que prefiere promesas más concretas como trabajo, pan y casa propia, y, si va acompañado de un show con chicas semidesnudas al ritmo de una tecnocumbia, mucho mejor. Al respecto son muy interesantes y desgarradoramente sinceras sus memorias “El pez en el agua”.
11. Elogio a la madrastra, Los cuadernos de don Rigoberto o El paraíso en la otra esquina, no se encuentran siquiera a la altura media de sus mejores obras. Hecho que no solo le ocurre a él, sino también a su antiguo amigo y compañero de ruta, Gabriel García Márquez. Por cierto, mucho influye en el hecho la obligación de los “escritores célebres” con las grandes editoriales de publicar un libro cada cierto tiempo –hipótesis bastante sostenible de Marco Aurelio Denegri-. Recordemos que “el boom” de la literatura latinoamericana de los años sesenta fue también negocio editorial, donde el escritor podía vivir de su pluma, pero eso generaba compromisos ante estos ingentes monstruos que imprimen tiradas por centenas de millares, por lo que a diferencia de los “escritores marginales” que al darse cuenta que no tienen más que decir o lo dicho será una repetición, prefieren guardar su pluma y dedicarse a otra cosa, los escritores del boom, encasillados como un valor de mercado que debe generar rentabilidad, tenían que repetirse a si mismos para cumplir con los compromisos contractuales celebrados con las grandes editoriales. Le pasó a MVLL, a GGM, y a otros menos dotados como Alfredo Bryce o Isabel Allende, por citar solo algunos nombres.

Thursday, December 24, 2009

NAVIDAD

Para Kike y Marcelo

Estas fiestas procuro apartarme del bullicio generado por el frenesí de las compras navideñas, del ansia desbocada por expresar amor a través de presentes, del panetón y el espumante junto al caliente chocolate en pleno verano austral. Procuro también eludir la mayor cantidad de compromisos, como si el nacimiento de Jesús (de ser creyente sincero, claro está) fuese motivo justificatorio de conjugar cenas pantagruélicas con abundante licor de cualquier tipo o precio. No creo que a Jesús le guste presenciar como sus fieles devotos celebran báquicamente el supuesto natalicio del Redentor (porque eso del 25 de Diciembre –cuando se celebra el rito del solsticio de invierno en el hemisferio norte- fue una fecha tomada por la iglesia siglos después para acomodarse a las costumbres “bárbaras” de los pueblos que iban convirtiendo al cristianismo).

Recuerdo que ya de niño se vivía esa fiebre desaforada por las compras navideñas, aunque no con el frenesí compulsivo de ahora que impregna a todas las capas sociales, donde no se salva ni el rico ni el pobre del descontrol por expresar amor a través de regalos y copiosas cenas. De tener todo lo terrenal una razón divina, Dios sería el principal capitalista del universo, justificación teológica para un sistema económico donde usted puede comprar la felicidad al contado o en cómodas cuotas mensuales.

En mi época la Navidad iba acompañada de los todavía legales cohetecillos, cohetones, rascapies y luces de bengala vendidos sin problema en cualquier parte (la temible “mamarata” no existía). Eso sí me gustaba, creo que tenía “alma de terruco”. A la medianoche dejaba una alfombra roja de cohetones frente al departamento donde vivía y los que me quedaban los reventaba a la mañana siguiente dentro de casa. La cena navideña no había sido invadida por el insípido y anglosajón pavo, y, generalmente se prefería un “lechoncito” al horno acompañado del humeante tamal, guarnecido con una refrescante ensalada mixta. El panetón ya estaba presente y había desplazado al humilde pan dulce de nuestros abuelos. Motta y D’onofrio eran las únicas marcas y venían como hasta ahora en caja, no se conocían todavía los plebeyos panetones en bolsa, así como la taza de chocolate caliente era solo marca Sol del Cuzco y no la cocoa de ahora que, a veces, pasa como gato por liebre. En cuanto a regalos, prefería yo mismo comprarme mis juguetes y no esperar lo que caiga por azar del destino. Generalmente iba ahorrando de mis propinas semanales en una alcancía y la diferencia iba por cuenta de mi familia. Ya al juguete “le había echado el ojo” meses atrás. Claro, era uno de regular precio, casi siempre de la original Casa Oeschle que contaba con una sección especial de juguetería en su local al costado de los portales de la Plaza de Armas, el famoso “Oeschle de juguetes”, con primores que ya nunca más se volvieron a ver en la Ciudad de los Reyes. Tiempos idos.

Quizás mis navidades de hijo único introvertido, sumergido en un mundo de adultos a los que me era más fácil comprender y jugar que con niños de mi propia edad, propició ese carácter huidizo a celebrar bulliciosamente las fiestas, a lo que contribuyó mi posterior agnosticismo, apartándome de toda festividad religiosa. (No celebro ni mi cumpleaños).

Igual me sucede con el Año Nuevo. No soy de los que se pone una prenda amarilla para recibir el nuevo año, tampoco ingiero como desaforado las típicas doce uvas a la medianoche o salgo a pasear con una maleta para propiciar futuros viajes, menos me la paso bailando hasta caer tumbado al piso de cansancio y de alcohol. Como buen escéptico no creo en las supercherías ni tampoco en ritos mágicos que permitirán, por un extraño arcano, que el nuevo año sea mejor que el anterior. No creo en “la suerte”, sino que la suerte se la hace uno mismo. Por eso prefiero escapar del “mundanal ruido” y quedarme recluido en mi casa viendo alguna película. A la mañana siguiente no estaré con un terrible dolor de cabeza, ni con malestar estomacal y mucho menos endeudado.

Sin embargo, a pesar de mis reticencias y sin llegar a ser el viejo Scrooge de la novela de Dickens (menos el Grinch del Dr. Seuss), debo confesar que algo de ese “espíritu navideño” me contagia por estos días y ahora comparto y obsequio juguetes a un par de niños mellizos, hijos de mi actual pareja, que a los seis años todavía no se andan con estos filosemas navideños (aunque hay uno que posiblemente siga mi sendero agnóstico, condiciones tiene). Ya es la segunda navidad que pasamos juntos y en cierta forma me hacen acordar al niño de los cohetones y luces de bengala, aunque al contrario mío, son bastante extrovertidos y bulliciosos, con propiedad se puede decir “juntos son dinamita” y comprendo que de vez en cuando saquen de las casillas a su madre, cuya paciencia, para ser francos, ya está en debe. Humano es y merecen, como todo el mundo, un poco de felicidad y afecto.
En fin, Feliz Navidad de un agnóstico para los auténticos creyentes y paz para los hombres de buena voluntad.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Tuesday, December 15, 2009

COPENHAGUE

El cambio climático. Nunca la civilización humana ha estado tan expuesta a los problemas del cambio climático. En Copenhague, Dinamarca, se está produciendo una reunión crucial a fin de tomar acciones urgentes con respecto al clima. Para nadie es un secreto que los países industrializados con Estados Unidos a la cabeza, son reacios a suscribir acuerdos vinculantes. Los “lobbys” de las grandes empresas están haciendo presión sobre el Congreso norteamericano para no ratificar ningún acuerdo que vaya contra sus intereses. Pero, China no se queda atrás. Su proceso de industrialización está trayendo mayor contaminación al planeta y no están dispuestos a detenerlo o asumir costos para un mejor cuidado del medio ambiente. Y, son estos “pesos pesados” los que tienen “la sartén por el mango”, son estos países industrializados los principales responsables de lo que está pasando con el clima, cuando hace poco más de 200 años comenzaron a depredar la naturaleza y contaminar el medio ambiente por el afán de lucro que genera el capitalismo y que ahora la naturaleza nos está pasando la factura a todos.

A pesar de las protestas organizadas en distintas partes y de los reclamos de los países con menor peso mundial, es poco probable que se consiga algo importante al cierre, el 18 de Diciembre, de la reunión en Copenhague, a no ser algunas declaraciones líricas y tibios y gaseosos acuerdos; y a pesar también que nos estamos jugando el futuro de nuestro único hábitat, de nuestra única casa, más puede la insensibilidad de los ricos y de los que creen que se puede seguir con las mismas reglas de juego sin pagar las consecuencias.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Tuesday, December 08, 2009

HOMENAJE A FERNANDO DE TRAZEGNIES

(Como se estila decir esta noticia “se me quedó en el tintero” apremiado por otros temas y como ya estamos cerrando el año es mejor publicarla que guardarla).

Si bien el acontecimiento solo interesó al mundillo académico del derecho, hace algunos meses se ofreció un homenaje en la Universidad Católica al abogado y profesor universitario Fernando de Trazegnies Granda. El homenaje incluyó un libro homenaje (valga la redundancia) de tres pesados volúmenes. Para entender la dimensión del asunto, el “libro homenaje” se tributa solo a los juristas con una conocida trayectoria “consagrada al derecho” que cuenten con contribuciones al mundo jurídico igualmente voluminosas que, por lo general, casi nadie lee.

El asunto del homenaje a Trazegnies trajo polémica porque muchos recuerdan que fue ministro en el gobierno de Fujimori y que como tal pretendió justificar la segunda reelección del mandatario. (Para ser sinceros sus argumentos de defensa eran de opereta, algo así como que se debía continuar con el cáncer para encontrar la cura). Estoy muy lejos de los sectarismos de cualquier tipo y se muy bien que la naturaleza humana es contradictoria y en un mismo hombre o mujer puede albergar los pensamientos y actos más disímiles. Tampoco para nadie es un secreto que la Universidad Católica colaboró con el gobierno autocrático de Fujimori. Colaboración “técnica” si queremos usar eufemismos, pero colaboración al fin. Tampoco es un secreto que varios profesores de esa casa de estudios fueron entusiastas puntales del régimen. Como bien señala en su blog Juan Monroy Palacios, abogado egresado de las aulas de la PUCP, muchos de los profesores de la Facultad de Derecho que colaboraron con el gobierno de Fujimori quisieron confundir legalidad con legitimidad y a esta con la justicia, a fin que por medio de un sofisma tratar de defender lo indefendible. Como señala Monroy Palacios, otros profesores de La Católica a los que no llamó el gobierno de Fujimori sencillamente “se hicieron los cojudos” (sic) y miraron para otro lado cuando se violaron los derechos humanos y el estado de derecho fue mandado al traste. Como dice el conocido dicho “en todas partes se cuecen habas”. Hasta en la muy pontificia universidad.

Personalmente estoy de acuerdo con el homenaje que se brindó a Fernando de Trazegnies aquella noche (no estuve presente). Quiero pensar que se rindió tributo al académico y no al colaboracionista con la autocracia, aparte que intelectualmente lo aprecio bastante. Si bien no lo conozco en forma personal ni tampoco fue mi maestro, por medio de sus libros y artículos aprendí a apreciarlo y a pensar “insolentemente” el derecho, como dice una de sus tantas publicaciones. No me creí el cuento que el derecho es una ciencia, menos una suerte de religión fosilizada en una cuantos autores que son repetidos hasta el cansancio una y otra vez por cuanto manual jurídico aparece aquí y afuera, ni que lo dicho por estos fuese “la palabra revelada” impresa en textos sagrados difíciles de modificar; sino todo lo contrario, el derecho está en permanente movimiento, es dinámico no estático, y va cambiando para bien o para mal.

Por ello, en ese tributo rendido en uno de los mejores centros de enseñanza del derecho quiero pensar que se rindió homenaje al maestro y no al fiel servidor de uno de los regímenes más oscuros y controvertidos de nuestra historia.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Tuesday, December 01, 2009

24 DE OCTUBRE DE 1929: LA CRISIS QUE REMECIÓ AL CAPITALISMO

Miles de trabajadores deambulaban de un sitio a otro ofreciendo su trabajo a cambio de un plato de comida. Fábricas cerradas, magnates de la industria que se suicidaron al caer en la pobreza abruptamente y un país, Estados Unidos, que parecía al borde de desaparecer, así como el sistema capitalista del cual era ejemplo y modelo para las demás naciones.

El crack de 1929 fue la peor crisis que el capitalismo recuerda y que a muchos en la izquierda, como hoy con la crisis de las hipotecas sub-prime, les pareció que era el fin del sistema y el nacimiento de las condiciones que darían paso al socialismo. Fue una falsa percepción, como la que tuvieron con respecto a la crisis del 2008. Lo que el capitalismo ha demostrado es tener una flexibilidad increíble para recuperarse.

La crisis del 29 trajo también una renovación de la teoría económica que –como ahora- parecía inmutable. Un economista, culto y hábil para especular en la bolsa –hizo una pequeña fortuna “timbiando” con la compra y venta de acciones- sostuvo que el estado debería tener parte activa en la reactivación de la economía contra la opinión de los conservadores –los neoliberales de la época- que sostenían que el mercado por su cuenta corregiría los desequilibrios y que una “mano invisible” haría el trabajo. John Maynard Keynes –que así se llamaba- planteaba que el estado debería tomar parte activa en la reactivación, sea invirtiendo en obras o contratando trabajadores “así sea para recoger piedras”. En otras palabras, el gasto fiscal, que con fruición el gobierno norteamericano está aplicando para salir de la crisis.

Lo que nos enseña la historia del crack del 29 es que no hay dogmas absolutos y que el capitalismo tiene crisis periódicas de las cuales sale robustecido (la destrucción creativa que aludía Joseph Schumpeter), pero que necesita correas de freno, regulación, sino se desboca como un caballo salvaje, algo que no se debe olvidar ahora que, con soberbia, se proclama haber salido de la crisis y se está volviendo a cometer los mismos errores.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Tuesday, November 24, 2009

EL FRACASO DE LA ECONOMÍA Y LOS ECONOMISTAS

Hace muchos años un economista ironizaba en el sentido que podían existir tantos modelos económicos como economistas puede haber; e, incluso, hasta podían existir más modelos económicos que economistas, si a alguno de ellos se le ocurría un nuevo paradigma. Para ello solo bastaba que comenzaran su propuesta con las palabras mágicas Ceteris paribus (salvo una variable, todo lo demás permanece constante). Así cualquier modelo podía caber en la imaginación utilizando la frase “Supongamos que…”, con lo cual se le otorgaba un aire de “cientificidad” al esquema económico, y si era respaldado por matemáticas rigurosas y cálculos probabilísticas inimaginables, mucho mejor.

Es así que llegamos al “crack” del año 2008 y los “bonos basura” que intoxicaron al sistema financiero primero y luego, cual pandemia exterminadora, al sistema económico mundial.
¿Ni los economistas de la FED, el FMI, el BM o cualquiera de las cientos de instituciones económicas “sagradas” pudieron prever lo que se venía?
Honestamente creo que no fue así. Creo que más bien “se hicieron de la vista gorda” con la especulación de los “bonos basura”.

El error fue más humano que divino, sin descontar que la crisis económica debería provocar un serio debate sobre la “ciencia económica” y ser estos profesionales un poco más humildes en sus vaticinios. La modestia nunca cae mal.

Al haberse secularizado las sociedades occidentales y hacerse más patente el sustento económico de las relaciones sociales, el hombre, que siempre intenta predecir el futuro y ver “más allá de lo evidente”, ya no recurre como antaño al brujo, chamán o sacerdote, sino al economista. Él se ha convertido en “el nuevo brujo” de nuestros tiempos. Por eso se les entrevista en los medios y el entrevistador queda boquiabierto, como un idiota, ante tanto disparate que dice el invitado, tomándolo como “la palabra sagrada”.

Así como los sociólogos tuvimos que replantear nuestros parámetros luego de la caída del muro de Berlín y volver a nutrirnos de los clásicos (sí pues, no existía ningún “paraíso” a la vuelta de la esquina), los economistas deberían replantear los fundamentos de su supuesta “ciencia” y no creer que el mercado se regula solito a través de una “mano invisible”, suerte de “Dios económico” que restablece cualquier desequilibrio, y divagar con que el crecimiento económico puede ser hasta el infinito, cuando el planeta Tierra es bastante finito.

En fin, que no existen las infalibilidades y que los supuestos cimientos “científicos” de la economía –como de las demás ciencias sociales- son solo supercherías, así como nuestros ancestros millones de años atrás creían que el rayo o la lluvia eran producto de algún dios oculto, no revelado.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Tuesday, November 17, 2009

BOLON - PAOLA VARGAS

La amplia atención mediática que ha causado el homicidio de la joven Paola Vargas por parte de un integrante de la “barra brava” del club Universitario de Deportes apodado “Bolon”, invita a reflexionar no únicamente sobre las soluciones para controlar a las “barras bravas”, o las reformas legales a los clubes deportivos convirtiéndolos en sociedades anónimas como simplistamente se ha esbozado por allí, para ya no mencionar las reiteradas declaraciones de ministros, congresistas o del propio presidente de la república –un ministro hasta sugirió que saldrían las fuerzas armadas a patrullar las calles-, sino de las razones para tan amplia cobertura mediática. Para decirlo en otros palabras, ¿habría merecido la misma atención de la prensa, radio y televisión, así como de políticos del oficialismo y la oposición, o el celo de la policía para ubicar y capturar al sospechoso si la víctima hubiese sido una humilde vendedora ambulante de rasgos andinos o una joven madre soltera de un asentamiento humano que circunstancialmente subió al microbús a vender sus caramelos?

Todos en nuestro interior sabemos que no. Sabemos que la atención mediática obedece a que la víctima pertenecía a una familia de clase media acomodada, de rasgos blancos y que por añadidura contaba con estudios en una de las universidades del medio llamadas “de prestigio”, así como trabajar en una empresa de “primer nivel”. Es decir –por ponerlo en esos términos- la joven víctima pertenecía al pequeño grupo social de los “afortunados” en este país de notables contrastes. Quizás, de haber continuado con vida, se habría convertido en una Mercedes Araoz de algún futuro gabinete o en una importante funcionaria de algún banco o AFP.

Paola era una chica angelical, pero también promesa de “las fuerzas vivas” del país, mientras que su victimario pertenece al sector “lumpen” de la sociedad peruana, de aquellos que comienzan a robar y a inhalar drogas desde niños, los sin futuro, los sicarios que matan por unos cuantos billetes, los que terminan sus días en la cárcel o el cementerio como dice el conocido bolero. “Bolon” pertenece a los “excrementos” de la sociedad, a la hez, a los desechos, a los que les espera un largo prontuario judicial por violaciones, asaltos a mano armada y homicidios.

Ese contraste evidente entre víctima y victimario es el que llama la atención de los medios, del público y de los políticos que tienen una riquísima veta para figuretear con sus pomposas y huecas declaraciones. Es el contraste perfecto entre la buena y el malo, y no dudamos que capturado “Bolon” y terminado el proceso en su contra, los jueces le impongan la más alta pena privativa de libertad, así se cerrará el círculo con “el castigo” al malvado y nosotros nos sentiremos aliviados y podremos dormir tranquilos.

Pero, vuelvo a hacer la pregunta inicial: ¿habría merecido igual atención de los medios, la justicia y el público si la víctima hubiese pertenecido al mismo grupo social que el victimario? Todos tenemos en nuestro interior la respuesta, solo que no nos atrevemos a expresarla.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Thursday, November 12, 2009

LA CAÍDA DEL MURO DE BERLÍN: VEINTE AÑOS DESPUÉS

Los muros representan simbólicamente separación, desunión, segregar el uno del otro; pero también significan mecanismo defensivo, de protección, de temor hacia el extraño, el diferente a uno, por lo que su significado es doble: diferenciación, pero también miedo, ambivalencia que tenemos en lo más íntimo y primitivo de nosotros.

Así, el muro que se yergue en Oriente para separar a palestinos de judíos, significa también temor al otro, a que vaya a “invadir” lo que “nos pertenece” o defender “nuestro territorio”. El que se construye a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México ni que se diga. Los latinos son considerados “los nuevos bárbaros”, a los que se tiene que separar de la riqueza anglosajona y la pureza “WASP”. Y, el muro de Berlín no fue la excepción.

Construido en plena guerra fría a fin de marcar la diferenciación entre dos formas de vida, de visión del mundo y de ideologías contrapuestas, fue uno de los “puntos de presión” en los juegos de poder de las dos superpotencias de ese entonces: Estados Unidos y la extinta Unión Soviética. El socialismo o el capitalismo parecían dos opciones irreconciliables de las que se debía elegir una u otra. Visión excluyente, era muy similar a la visión irracional entre protestantes y católicos que marcaron las guerras religiosas de Europa en el siglo XVI. El ser humano no aprende.

Como siempre sucede en la historia, la fecha celebrada tiene más de simbólica que de real, algo así como el 14 de Julio de 1789, parte aguas entre dos épocas. Es cierto que “la caída del muro” estuvo antecedida de un lento pero progresivo deterioro del bloque socialista, que se aceleró en los años previos, con la crisis terminal de la Unión Soviética y las reformas de Gorbachov y su equipo, posiblemente contraproducentes y aceleradoras de la extinción definitiva. Claro, en esos años nadie se dio cuenta, ni los más conspicuos analistas pudieron predecir lo que se vino luego, ese análisis fue tarea de la historia.

Pero, ¿qué queda veinte años después? La verdad que el mundo posterior a la caída del muro no fue muy halagador que digamos. El capitalismo como único sistema económico y sin competidor cercano ha ahondado las desigualdades sociales, la globalización económica y el modelo no han sido propiciadores de cerrar brechas sociales, sino todo lo contrario, tenemos “islas de prosperidad” en un mar de pobreza. En cuanto a la democracia como sistema político del capitalismo, si bien es un sistema casi universal y que ahora nadie discute, sin embargo el proceso de democratización en algunos países es más remedo que autenticidad, más fachada que realidad, como en la Rusia de Putin, la Venezuela de Hugo Chávez o el Perú de Fujimori en los noventa. La autocracia y hasta los tintes dictatoriales están allí, presentes y agazapados.

No es un mundo muy bello que digamos (y no comentemos los críticos problemas ambientales para no caer en el pesimismo). Este mundo más se parece a las “distopías”, a las pesadillas que fueron concebidas por escritores y artistas; y sobretodo no hay sueños de un mundo mejor, de un “paraíso en la tierra”. El hombre desde que tomó conciencia de si ha tenido sueños, visiones de mundos mejores que el existente, ahora no tenemos nada de ello; en su reemplazo solo hay un intolerante fundamentalismo religioso, un nacionalismo bastante chato y vulgar practicado por algunos, y un neoliberalismo simplón e indigente en ideas.

Quizás como lección nos queda que es inútil edificar cualquier torre de Babel que quiera ascender al cielo y que más bien sus peldaños pueden conducir al infierno del sectarismo y la idiotez humana.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Wednesday, November 04, 2009

LA PÍLDORA PARA LAS POBRES Y LA PÍLDORA PARA LAS RICAS: EL FALLO DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Comúnmente se cree que los magistrados son personas cuerdas, racionales y libres de todo prejuicio. Nada más lejos de la realidad. Los magistrados, como cualquier mortal, tienen su “corazoncito” y su cerebro guarda una carga ideológica y prejuicios que son revestidos con un barniz de racionalidad. Esa “superestructura mental” es recubierta con fórmulas legales, dogmas jurídicos y jurisprudencia que no desmerecen el “pathos” que mueve sus decisiones. Ya no hablemos de las presiones que reciben sea del poder político o de los poderes fácticos, presiones que solo algunos resisten y la mayoría cede, sea porque quieren conservar su buen remunerado puesto, porque van a recibir alguna “compensación extra” por los servicios prestados, o sencillamente por quedar bien con los “poderosos” del país. Así que, amable lector, la aparente objetividad no existe entre los serios y adustos magistrados del sistema de justicia, incluyendo a los que componen el Tribunal Constitucional.

El reciente fallo del TC no escapa a las consideraciones extra jurídicas por más que las 59 páginas de la sentencia digan lo contrario. Porque, ¿cómo se puede defender la vida, si por un lado se prohíbe la entrega de la llamada “píldora del día siguiente” en los establecimientos públicos de salud y por el otro se permite su expendio en las farmacias particulares? Si la píldora fuese abortiva, por simple lógica (“igual razón, igual derecho”), debería prohibirse tanto en los establecimientos públicos como privados.

Otra incongruencia que muestra el fallo del TC es el referente a una sentencia anterior donde sí permitió a los establecimientos de salud pública la entrega de la píldora; sin embargo ahora se desdice de su propia opinión. Sabemos que solo Dios y los tontos se muestran invariables, pero cambiar de opinión en tan pocos meses y por los mismos integrantes del Tribunal, como que deja mucho a la especulación. ¿Qué pasó para que estos “santos varones” fuesen “iluminados por la verdad”?

En el caso de la píldora del día siguiente el impacto social inmediato en los sectores populares que no podrán acceder al costo de la píldora será que se incrementarán los embarazos no deseados y subsecuentemente el número de abortos clandestinos con el natural riesgo para la madre, mientras que las mujeres de los sectores económicamente pudientes no tendrán ningún problema en adquirir la píldora en una farmacia particular y no se harán problemas con un eventual embarazo; planteándose así una discriminación generada –ironías de la vida- por el propio guardián de la constitucionalidad. Ello a su vez conlleva, a mediano plazo, el incremento del número de pobres y de la población en general, por lo que la renta per capita tenderá a decrecer, afectando sobretodo a los sectores populares por la cantidad de hijos por familia, a diferencia de los sectores medios o altos que suelen controlar los embarazos, generándose así un círculo pernicioso de pobreza.

El derecho debe tratar de regular lo mejor que pueda los fenómenos o hechos sociales, si está muy retrasado o lo regula forzosamente (“con calzador”), los agentes sociales (vale decir nosotros como sociedad) hacemos caso omiso a sus regulaciones o buscamos alternativas distintas, incluso de carácter extralegal (“hacemos nuestro propio derecho”), dado que la regulación oficial nos causa perjuicio o no nos conviene (intereses particulares). El fallo del Tribunal Constitucional –así como el inútil debate acerca de la despenalización del llamado “aborto sentimental” y el aborto eugenésico- es un claro ejemplo del desfase entre derecho y sociedad.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Saturday, October 31, 2009

JALOGÜIN

Cuando era niño no existía la celebración del “Jalogüin” –como decimos por estos lares-. Para los niños el 31 de Octubre era un día común y corriente, sin ninguna expectativa de fiesta o de salir por caramelos y dulces; más bien los adultos se preparaban para ir a Peñas o celebrar en casa el día de la canción criolla. Recuerdo haber ido a una de esas fiestas de “rompe y raja” donde se servía aguadito y la música no era de una radio o un fonógrafo sino de cantantes criollos en vivo. Sí, las fiestas eran populares y en callejones de un solo caño. Montes y Manrique eran los emperadores de un género que parecía eterno.

El “Jalogüin” vino en los ochenta. Penetró por los colegios más “pitucos” y de allí por actitud imitativa –como diría el sociólogo Thorstein Veblen-, ayudado por los medios de comunicación, fue bajando a las demás clases sociales. De ser una celebración elitista circunscrita a Miraflores o La Molina, pasó a ser celebración popular y representarse en distritos tan variados como Villa El Salvador o Comas. En fin, la moda que le dicen. Y las típicas calabazas un tanto siniestras al principio han cedido el paso a otras más alegres y festivas, amen de los disfraces que, cual carnaval, usan los infantes en “la noche de todas las brujas”.

Como uno va cambiando de opinión e ideas conforme pasa por la vida (como dice el adagio “solo Dios y los tontos no cambian”), en mi juventud la música criolla me parecía bastante cojuda, tonta e insípida, no le prestaba la mínima atención. Ahora, en los últimos años, he comenzado a apreciarla junto al bolero. O mejor dicho a saborearla, porque se la debe escuchar como si se tratase de beber una copa de buen vino. Creo que uno debe pasar por muchas decepciones en la vida para paladear esas letras que parecen cursis a primer oído. Por eso, este 31 celebraré en privado el día de la canción criolla, de repente viendo la película de terror Halloween de ese maestro del cine de “serie B” que es John Carpenter, que la tengo en un viejo VHS, mientras bandas de niños recorren las calles gritando “Jalogüin”.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Tuesday, October 27, 2009

EL ESTADO CHAMBEADOR

La reciente decisión del presidente de la república en el sentido de laborar el sector público sábados, domingos y feriados ha causado revuelo no solo legal sino pánico entre algunos burócratas (amen de algunos colegas de la ilustrísima orden que comenzaban a vociferar a voz en cuello el típico calificativo de “inconstitucional” contra la norma en cuestión).

Si bien el presidente retrocedió en su decisión inicial para terminar todo en un decreto de urgencia que precisa una atención relativa al usuario en los días inhábiles, de todas maneras invita a reflexión, sobretodo teniendo en cuenta que, por una razón u otra, un tercio de los días del año son inhábiles para la burocracia estatal. Pareciera que mentalmente nos encontramos todavía en la época de la Colonia, con abundantes días festivos, procesiones y poco trabajo.

Es cierto que una burocracia mueve el aparato del estado. Es necesaria tanto en los países desarrollados como subdesarrollados. Ya en el siglo pasado Max Weber sostenía fundadamente sobre su importancia. Que esa burocracia se autofija ciertas prebendas desde sueldos hasta días pagados sin trabajar también es cierto. Pero no menos evidente es que el estado debe estar al servicio de la sociedad y no al revés. Es decir, el estado para ser eficiente debe brindar un servicio adecuado al ciudadano, quien lo mantiene con el pago de sus impuestos. Sin embargo, vemos que la burocracia estatal tiene abundantes privilegios sin el correspondiente servicio idóneo, como los “feriados puente”, donde se paraliza toda actividad pública por cuatro o cinco días, lo cual muchas veces resiente al sector privado al estar mutuamente relacionados. Hace poco, en el último feriado puente, constaté personalmente como tres colegios públicos tenían las puertas cerradas. No hubo clases, solo en un colegio del distrito de San Juan de Miraflores el director o la directora “se compró el pleito” con los docentes del Sutep y funcionó con normalidad. Si la educación es uno de los principales servicios que presta el estado, la pregunta obvia es cómo se puede dar el lujo de desperdiciar un día de labores. Y no me digan que será “recuperado” posteriormente. Esa recuperación jamás llega. Y así pasa en las demás dependencias estatales.

Volviendo a la eficiencia pública, la reforma del estado pasa por ella. No puede existir reforma sin eficiencia, y uno de los componentes de esta última es la calidad del servicio que brinde al ciudadano. Es cierto también, como dicen los administradores, que mayor cantidad no significa mayor calidad, por lo general es al revés, la calidad se deteriora por la excesiva cantidad, por lo que siguiendo con el silogismo, la medida decretada no necesariamente significaría mayor eficiencia, posiblemente sea al revés.

Creo que la decisión del “estado chambeador” debe ser pulida, refinada. Quizás se pueda comenzar abriendo mesas de parte, habilitando días, aperturando nuevos turnos y atendiendo las dependencias públicas en todas sus áreas los sábados hasta el mediodía, incluyendo los órganos de administración de justicia, los colegios y universidades estatales (como profesor me doy cuenta del deplorable nivel de un alumno egresado de colegio público y los “vacíos” que tiene su formación cuando ingresa a la educación universitaria); y, por supuesto, eliminando los nefastos “feriados puente”. Todo organizadamente, con ensayos focalizados en pequeñas muestras, no “a la loca”. Eso sería una buena señal.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Tuesday, October 20, 2009

SOBRE LOS COLEGIOS PROFESIONALES: A PROPÓSITO DEL PROYECTO DE UN COLEGIO DE HISTORIADORES

Los colegios profesionales se remontan a la edad media cuando los distintos oficios reunidos en gremios protegían a sus partícipes de toda competencia foránea y para ejercer un oficio se debía pertenecer necesariamente al gremio correspondiente bajo pena de no poder ejercerlo. Actualmente los gremios profesionales tienen fuerza en las sociedades más abiertas como la norteamericana, donde el poder de la barra de abogados de cada estado se hace sentir en los circuitos de justicia federal. Igualmente para ejercer en Hollywood alguna profesión relacionada con la industria del cine previamente se debe estar agremiado en alguno de los sindicatos que agrupan a artistas o técnicos, caso contrario no se podrá laborar.

En nuestro medio, el gremio más amplio y respetado es el del Colegio de Abogados de Lima, siguiéndole en cantidad de afiliados, muy de cerca, el gremio médico y el de los contadores; sin embargo, existen otros gremios profesionales que naufragan en la sobrevivencia extrema como el Colegio de Sociólogos, el de Periodistas y el recientemente creado de Profesores (que a pesar de su número se encuentra debilitado por problemas internos).

En principio, cabría hacerse la pregunta si los colegios profesionales (que son una suerte de gremio) deberían existir. Creo que no. En una sociedad democrática y abierta no deberían existir gremios (sí organismos reguladores, que son otra cosa), sino que las profesiones deberían ser libres de ejercer. Sin embargo, por el momento, fácticamente ello es imposible y deben existir ciertos gremios que agrupen a las profesiones “más liberales” (por ponerlo en esos términos). Así, por ejemplo, debe existir un colegio de abogados (en realidad existen varios en el Perú), otro de médicos u otro de contadores, profesiones liberales por excelencia; pero, ¿se justifica un gremio de sociólogos, otro de profesores u otro de historiadores como pretendió el proyecto aprobado en la Comisión de Educación del Congreso en la legislatura pasada y su correspondiente inscripción obligatoria de quienes ejercen tan noble oficio?

La verdad que no. Un gremio se entiende creado para un fin práctico (agrupar a los profesionales bajo una institución de derecho público que ejerza su representación e intereses, le otorgue servicios y fiscalice la conducta ética y profesional de sus agremiados). En el caso de los sociólogos e historiadores se dedican casi exclusivamente a la docencia (ni que decir de los profesores), y en el caso específico de los historiadores generalmente vienen de otros campos como el derecho, la antropología o la sociología y no obtienen la licenciatura porque para la docencia no les hace falta (“saltan” del bachillerato a la maestría y luego al doctorado). Se entiende, por su propio nombre, que la licenciatura otorga “licencia” o permiso para ejercer determinada profesión, permiso que en teoría solo lo concede el estado (por eso los títulos profesionales son emitidos “a nombre de la Nación”).

De allí que sea importante que obtengan la licenciatura o permiso los profesionales liberales, pero un historiador o un sociólogo no, ellos se van a circunscribir casi exclusivamente a las aulas y nada garantiza que una colegiación –previa licenciatura- mejore la calidad del historiador, dado que las mejoras de la calidad profesional se establecen por otros parámetros, no por una agremiación forzosa como la que se pretende con los discípulos de Herodoto.

El proyecto, de aprobarse, solo traería mayor burocracia y que historiadores autodidactas de muy buen desempeño tengan que abandonar las aulas, pudiendo ocurrir lo que sucedió al establecerse la obligatoriedad de ser docente titulado para enseñar en un centro educativo: la mediocridad total. Asimismo, siguiendo con la lógica del proyecto (inspirado por uno elaborado por la Asociación de Historiadores Región Sur Arequipa), a futuro tendríamos que crear también un colegio de escritores o un colegio de artistas plásticos, y todo aquel que no esté colegiado no podría publicar una novela o presentar una exposición de pinturas. El absurdo total.

Esperamos que el proyecto sea archivado definitivamente y se deje en paz a los pobres historiadores, que para burocracia ya tenemos bastante.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Tuesday, October 13, 2009

EL ZAMBO CAVERO

La muerte de Arturo “Zambo” Cavero fue aprovechada por los políticos y en especial el oficialismo, comenzando por el presidente de la República que declaró hasta día de duelo nacional el domingo 11 de Octubre. Todo este teatro ha contado con el beneplácito apoyo de los medios masivos de comunicación los que, sin ruborizarse, se subieron al carro del lagrimeo fácil. Como dice César Hildebrandt en el artículo que reproduzco a continuación, muchos peruanos ilustres murieron en el olvido y la absoluta ignorancia de sus connacionales, y sin desmerecer las cualidades del bardo criollo ni el homenaje que se merece, como bien señala Hildebrandt “Hasta para las lágrimas teatrales hay un límite”.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es


César Hildebrandt
Zambo Cavero

No tengo duda de que el Zambo Cavero era un ídolo popular.

La pregunta que tengo que hacer, desde el más modesto de los estupores, es si somos justos en este asunto de los funerales y los repartos póstumos.

Por ejemplo, un día, hace muchos años, se nos murió Juan Gonzalo Rose y, claro, la noticia salió en páginas interiores (y la TV ni siquiera la dio). Y como los apristas lo habían despedido del Instituto Nacional de Cultura, ningún discípulo de Haya se presentó al velorio.

Y esto que Juan Gonzalo fue uno de los grandes de la poesía. Grande de verdad.

Otro día, muchos años después, se murió, con los pulmones hechos puré, Félix Álvarez y la noticia ni siquiera salió en los periódicos. Álvarez era un escritor sólido, un erudito oceánico y una de las mentes más agudas del Perú (porque, aunque nació en España, adoptó nuestro país como el suyo).

Alejandro Romualdo –otro poeta mayor y tempestuoso- se convirtió en una breve noticia policial cuando se murió a solas, como había querido, en su casita de San Isidro el año 2008.

Y no me acuerdo de que le hayan dado tantos júbilos de velatorio a José Adolph, el prolífico escritor de ciencia ficción, ni a Gustavo Pons Muzzo, maestro con mayúsculas, ni a Javier Mariátegui Chiappe, hijo del amauta José Carlos y desaparecido en el mismo año 2008.

¿Y cuántas transmisiones en vivo y de cuerpo presente hubo por la muerte de Constantino Carvallo, el gran educador? ¿Y por la de Pedro Planas, muerte precoz y más injusta que ninguna otra? ¿Y por la de Hugo Garavito? ¿Y por la de Sofocleto?

Paco Bendezú, poeta que tenía la gracia de la inocencia perdularia, murió de un cáncer desatendido en Neoplásicas, en la miseria y socorrido apenas por unos pocos amigos fieles. ¿Cuántos centímetros cuadrados le dedicó la prensa escrita peruana? ¿Y cuántos minutos la televisión embrutecida que pretende encuadernarnos?

¿Cuántas lágrimas se derramaron por Washington Delgado, poeta excepcional y empobrecido profesor de San Marcos?

Ninguna. Quizá porque no cantaba “Contigo Perú” sino que anunciaba: “Yo construyo mi país con palabras”. O porque no era amigo de Alan García. O porque vivió y murió en un país que cada vez más se parece a Fahrenheit 451, la ficción de Bradbury en la que los libros se persiguen y se queman.

Ayer, en pleno aquelarre funeral, escuché a Raúl Vargas –esa decepción generalizada, ese gourmet de sí mismo -alabar el seco de gato que Zambo Cavero comía y alentaba como potaje nacional y contribución a las misturas de Gastón.

Apagué la radio. Se puede ser un poco tonto (todos lo somos), pero hay un límite.

Hasta para las lágrimas teatrales hay un límite.

Adiós Zambo Cavero. Como que no te merecías las lloronas de encargo que se morían por salir en la tele y en la radio.
DIARIO LA PRIMERA 11.10.09

Tuesday, October 06, 2009

TIAN'ANMEN: 20 AÑOS DESPUÉS Y A 60 DE LA FUNDACIÓN DE LA REPÚBLICA POPULAR CHINA

Como que pasó medio desapercibido los veinte años de la masacre en la Plaza Tian'anmen. Como que al dragón chino no se le quiere recordar en su sesenta aniversario que se perpetró una masacre de estudiantes que reclamaban mayores libertades y que frente a ello el Partido Comunista Chino optó por utilizar la fuerza. A sangre y fuego. Nunca se conoció la cifra exacta de muertos, pero se estima que pasaron los 2,500. Tian'anmen fue el termómetro de hasta donde el gobierno chino puede permitir libertades. Diez años atrás habían comenzado las reformas económicas de corte capitalista, lo que trajo un aumento de la población urbana, y donde hay ciudades que crecen existe mayor conciencia de lo que implica ser ciudadano. Las reformas económicas trajeron una liberalización de las fuerzas productivas y, por ende, una mayor libertad. Fue el ciclo que se produjo en los países de Occidente que optaron por el sistema capitalista: mayor liberalización de las fuerzas económicas, mayor libertad para el ciudadano. Capitalismo y democracia se encuentran íntimamente unidos. Sin embargo, en China se eligió un modelo sui generis, el capitalismo de estado, donde el partido comunista tiene el poder político pero deja que las fuerzas económicas privadas sean quienes muevan el aparato productivo. Se le llama comúnmente “socialismo de mercado”, suerte de híbrido que permite la explotación “salvaje” capitalista y a su vez la “represión” bien comunista (“dictadura del proletariado” que le dicen).

Diez años después de las reformas, los estudiantes comenzaron una serie de protestas que comenzaron a mediados de Abril y culminaron el 4 de junio de 1989. Al parecer el gobierno chino prefirió que lo de Tian'anmen sirva de escarmiento para futuras protestas y por ello utilizó la fuerza y no la negociación. Sin embargo, produce escalofríos pensar en el capitalismo generado en China y que sirve de modelo para otros países. Comparado con los de Occidente, estos últimos van a parecer el paraíso, en contraste con la dureza del “socialismo de mercado”. Tian'anmen lo confirmó y los 60 años de la República fundada por Mao Tse Tung como una república socialista de los trabajadores, lo ratifica.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Tuesday, September 29, 2009

LA SUNAT COMIENZA A COBRAR

El anuncio reciente de parte del representante máximo de la SUNAT que llevaría ante INDECOPI a una docena de conocidas empresas y asociaciones por insolvencia ha causado revuelo no solo entre los afectados -en cuyo grupo se encuentra un conocido club deportivo- sino en medios jurídicos y económicos.

La primera pregunta que uno se hace es cómo se ha llegado a este clímax de deudas por más de once mil millones de soles.
La SUNAT posee los mecanismos y atributos legales para hacer cobro de las deudas tributarias; es más, hasta sus procesos de ejecución coactiva, donde es juez y parte, son considerados draconianos y lindantes a veces con la vulneración al debido proceso. Entonces, ¿cómo se llegó a esta situación extrema?, ¿por qué no cobraron a tiempo como lo hacen con otros contribuyentes más modestos, evitando así que la deuda se convierta en inmanejable por intereses y gastos de cobranza?

La respuesta no se encuentra tanto en la parte jurídico-instrumental del órgano tributario (los instrumentos de coerción legal con que cuenta), sino en los poderes fácticos que poseen estas conocidas empresas. Para nadie es un secreto que por su alcance, estos grandes deudores tributarios con una llamada o una conversación con algún ministro u otro personaje de la esfera oficial pueden “paralizar” un proceso de cobro, postergándolo para las calendas griegas. Pasa en la SUNAT y pasa en otras dependencias públicas. El caso más llamativo fue el de Panamericana Televisión, donde el administrador judicial, Genaro Delgado Parker, “postergó” el pago de una deuda tributaria de más de cien millones de soles hasta que dejó muy campante la televisora y entró la SUNAT a intervenirla -oh coincidencia- justo al día siguiente de su salida.

Precisamente, por lo del caso Panamericana, la SUNAT ha querido “curarse en salud” y evitar otra intervención de similar naturaleza. Ahora ha preferido “presionar” a los principales deudores tributarios con la amenaza de iniciar procedimientos concursales por insolvencia (y en escala menor, para los contribuyentes más pequeños, está difundiendo la campaña estilo cine terror de serie B del “ojo que te está mirando”).

A nadie, menos a empresas conocidas dentro y fuera del país, les gusta estar inmersos en procesos de cobro de similar calibre, por lo común es mala propaganda frente a terceros, y hacia eso es a lo que apunta la SUNAT: utilizar el principio de publicidad en una suerte de versión estatal de los célebres “hombrecitos amarillos”.

Pero, ¿con el procedimiento ante INDECOPI podrá cobrar las deudas tributarias? No necesariamente, dado que puede darse el caso que la empresa insolvente sea “un cascarón vacío”, es decir no tenga como pagar las obligaciones, ni bienes con que responder y menos dinero en efectivo; aparte que la SUNAT, conforme a las reglas concursales, no se encuentra en el primer rango de pago a los acreedores y por lo tanto no sería uno de los primeros en cobrar (de poderse cobrar algo).

Ante esa nada halagüeña perspectiva, el órgano tributario ha declarado que llevará a sendos procesos penales a los directivos de dichas empresas. Puede llevarlos, pero desde el punto de vista práctico no significa que pueda cobrar las deudas pendientes. La administración de justicia, de encontrar culpables a los encausados y luego de un largo proceso judicial de muchos, muchos años, les impondrá una sanción penal y una reparación civil a favor de la SUNAT, que posiblemente sea más simbólica que real y ni siquiera cubra los gastos del juicio, por lo que suponemos que está utilizando otro medio de presión, esta vez contra los representantes legales de la empresa. En buen criollo podría decirse: “ya pues, págame algo siquiera o te denuncio”.

La experiencia me enseña que cuando un acreedor cobra demasiado tarde a su deudor, a veces no encuentra nada que cobrar. Algo de eso le puede ocurrir a la SUNAT.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
ejjabogados@gmail.com

Tuesday, September 22, 2009

EL LIBRO ROJO DE GUZMÁN

La reciente presentación en sociedad del “libro rojo” de Abimael Guzmán ha traído más polvareda mediática y del oficialismo de lo que merece. Desde aquellos sectores ultras de la derecha más dura que sin titubear exigían el arresto inmediato de los asistentes a la presentación, empezando por los abogados del líder terrorista, hasta los ministros y congresistas del APRA que se han rasgado las vestiduras y han buscado “chivos expiatorios” que carguen con toda la responsabilidad por la filtración del libro hacia fuera, sin olvidar a los senderistas o neosenderistas que inmediatamente han aprovechado la coyuntura publicitaria para pedir amnistía a favor de su líder y los principales cabecillas de SL.

Pero más allá de los réditos que saquen estos o el propio gobierno con una posición “firme” ante el terrorismo, vale la pena preguntarse si es más importante “condenar” un libro o tener una estrategia, equipos y personal altamente especializado en el VRAE. Qué importa más, combatir un libro o al narcoterrorismo. La respuesta que se de implica si se está o no centrado en el tema.

También es importante preguntarse si es delito o no la publicación y difusión del dichoso libro. Y que la intolerancia no nos gane en la respuesta. Ya Felipe Osterling, jurista conservador, insospechado de posiciones radicales, ha declarado que el libro éticamente es condenable. Ojo con el adverbio: “éticamente”, no dice que sea delito. La fiscal que estuvo presente en el operativo de vigilancia de la presentación tampoco fue de la idea de arrestar a los asistentes, dado que no estaban cometiendo ningún ilícito. Debemos recordar que en el Perú hace mucho tiempo ya no existe el llamado “delito de imprenta”. Una persona puede creer y hasta escribir que la lucha armada es la forma de llegar al poder y el terrorismo una estrategia adecuada y eso no tiene condena penal. Otra cosa distinta es que pase a los hechos. Abimael Guzmán está cumpliendo una larga condena en la Base Naval del Callao no por sus ideas cuando era profesor universitario, sino por haberlas puesto en práctica.

Llama la atención más bien la forma en que el gobierno, y en especial el Ministro de Justicia, han “levantado” la noticia. Bastante revuelo, como que se busca el ansiado “rating”, unos puntitos más de aprobación en la siguiente encuesta nacional o, de repente, contar con una efectiva “cortina de humo”. Cualquiera de las dos sospechas tiene fundamento.

Mostrarse firme ante el terrorismo es bueno, pero mucho mejor sería contar con una estrategia adecuada y los recursos necesarios para terminar con el negocio de la droga en el VRAE, antes que este se vuelva ingobernable y termine engulléndose a toda la sociedad y al estado.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Tuesday, September 15, 2009

TRABAJADORAS SEXUALES DEL CALLAO TENDRÁN DERECHO A SERVICIOS DE SALUD

Pasó desapercibido que meses atrás, por decreto del gobierno regional del Callao, se estableció disposiciones en materia de salud a favor de las mujeres que ejercen el oficio más antiguo del mundo o radiquen en la popular provincia constitucional.

Hay que reconocer el avance en materia de reconocimiento de derechos a favor de las trabajadoras sexuales que trae el decreto bajo comentario. No solo porque contiene igualdad de derechos, sino también porque eleva su dignidad como personas, emergiendo del estigma en que socialmente todavía se encuentra su profesión.

El primer paso es el reconocimiento de derechos en materia de salud, aspecto crucial debido a que por su trabajo se encuentran en alto riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual, el cáncer al cuello uterino o el temible VIH. Pero, este primer paso debe ser completado a futuro con otros como auspiciar asociaciones de trabajadoras sexuales y así organizadas puedan defender mejor sus derechos como sucede en Europa; o, el acceso a una pensión de jubilación, ya que muchas veces el fin de su etapa laboral se ve relacionada con una extrema pobreza e incluso la mendicidad.

Ojalá la medida sea imitada por otros gobiernos regionales. Eso si, atendiendo a la igualdad que debe existir entre géneros, la norma no debería excluir a los trabajadores sexuales, a fin de no hacer distinción entre hombre o mujer, entre varon y varona.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Thursday, September 10, 2009

NO MÁS CHÁVEZ

Fue el grito unísono que recorrió varias ciudades y hemisferios, donde gracias a las redes sociales se convocaron a manifestaciones simultáneas.

Es que el autócrata de Venezuela tiene la lengua muy ligera, no ha aprendido que el hombre es esclavo de sus palabras, por lo que fácil se va de boca y comete torpezas. Qué le vamos a hacer, no ha leído a Platón. Si no fuera por el petróleo difícilmente sería acogido por presidentes tan disímiles como Lula, Bachelet o la Kirchner. Ya no hablemos de Evo que imita muy mal a Chávez en esto de los exabruptos (al pobre lo han vuelto a “mecer” los chilenos con la salida al mar –“mecer” en Perú significa engañar dulcemente con una promesa que jamás se cumplirá-) o de Ortega, que viven de la chequera del dictador.

Todo fue esta vez por la ojeriza que les tiene a los colombianos (su otra “ojeriza” somos los peruanos desde que perdió su candidato Humala). Parece que no aguantó salir mal parado de la última reunión de Unasur donde no consiguió ninguna condena efectiva contra Colombia por lo de las bases norteamericanas y poco después los calificó de “cínicos”, “traidores” o algún adjetivo de similar calibre, “invitándolos” luego de la “reprimenda” a unirse a “la revolución bolivariana”.

Retrucando es como si dijésemos que todos los venezolanos son corruptos o todos los bolivianos torpes. Generalizar es peligroso y más en un vecindario tan quisquilloso como el nuestro.

Y como a la gente no le gusta que le anden endilgando calificativos, un grupo de jóvenes “colochos” optó por convocar manifestaciones de protesta a través del twitter y el facebook. La consigna fue “No más Chávez”, sinónimo de hastío y hasta indigestión por las tropelías del dictadorzuelo.

Oiga usted, las redes sociales son más efectivas que los medios convencionales, me lo van a decir a mí que tengo un blog, aunque modesto, lo leen no solo peruanos, sino también gente de otras latitudes. El contacto está a la vuelta de un clic. De vivir Aristóteles diría que la política se hace por internet. La política de plazas y ágoras está siendo reemplazada por la política virtual, por eso a “los partidos tradicionales” les cuesta mucho comprender por qué están tan de capa caída, por qué su relación con la sociedad civil es tan poco productiva y sobretodo por qué los jóvenes sienten tan poco interés de engrosar sus alicaídas filas.

Las manifestaciones convocadas por las redes sociales usadas con prudencia y habilidad pueden ser un escenario vital para la lucha contra el autócrata, donde los jóvenes van a jugar un papel protagónico. Caerá. Tarde o temprano caerá, eso es tan cierto como que el sol sale todos los días.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Wednesday, September 02, 2009

Camisea: así fue la cosa

El siguiente artículo es muy ilustrativo de cómo se cambió las reglas de juego a fin de favorecer al consorcio de exportación del gas de Camisea, en desmedro del mercado interno. Se podría pensar que “el cambiazo” de legislación fue durante el gobierno “entreguista” de Alberto Fujimori, pero no, fue durante el gobierno “democrático” de Alejandro Toledo, incluso festinando trámites como detalla el artículo. Dicho sea de paso, el gobierno aprista no ha solucionado el problema, sino apenas puesto “un parche”, postergando la solución definitiva para el gobierno entrante, lo que traerá como consecuencia que el tema del gas de Camisea esté en la agenda de la campaña política de cara al 2011.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es


Camisea: así fue la cosa Por Humberto Campodónico
¿Cómo es posible que, en el gobierno de Toledo, se haya comprometido para la exportación la cantidad de 4 billones de pies cúbicos (bpc) cuando las reservas probadas totales de Camisea solo llegan a 8.8 billones de bpc? La respuesta es: hubo una intensa actividad de los “lobbies” que impulsaban intereses empresariales tanto a nivel del Poder Ejecutivo como en el Congreso para poder cambiar la legislación vigente que no permitía la exportación.
Estos “lobbies” le pusieron la puntería, primero, a la Ley 27133 de 1999 y a su Reglamento, el DS 040-EM-99, ambos vigentes cuando se firmó el Contrato de Camisea a fines del 2000. El DS 040 dice: “Se considera garantizado el abastecimiento de gas natural al mercado nacional, cuando las reservas probadas del Productor alcancen para abastecer la demanda futura, determinada según lo señalado en el Contrato; para un periodo mínimo definido en el Contrato, el cual no podrá ser menor a un horizonte permanente de 20 años” (Art. 4).
La cuestión es que en el 2001 la Shell entregó el Lote 56 (adyacente al Lote 88), donde había invertido US$ 75 millones, encontrando más de 2 bpc de gas natural. Como no lo podía explotar, esos 2 bpc revirtieron gratis al Estado. Tomar la propiedad de las reservas de ese lote y destinarlo a la exportación fue el objetivo de Hunt Oil y SK, miembros del Consorcio Camisea.
En el 2003 se promulgó el DS 031 EM –siendo ministro Hans Flury– que cambia lo del “horizonte permanente de 20 años”. Ahora solo se dice que se abastece la demanda futura “por un periodo mínimo definido en el contrato”. Ya no hay garantía de “abastecimiento permanente”. Pero un DS siempre puede ser cuestionado, por lo que se necesitaba también cambiar la Ley 27133.
Así, en junio del 2005 el Congreso promulgó la Ley 28552, que modificó el Art. 4 de la Ley 27133, que ahora dice: “a) Garantizar el abastecimiento al mercado nacional de gas natural”. Ya no hay nada sobre el “horizonte permanente de 20 años” ni tampoco lo del “periodo mínimo definido en el contrato”.
Los “lobbies” habían actuado bien. Pero había un problema: las reservas del Lote 56 eran muy pequeñas para abastecer un mercado de exportación, que necesita un contrato de largo plazo (20 años) con volúmenes superiores a 500 millones de pies cúbicos diarios. ¿Qué hacer, entonces? Muy simple: cambiar el contrato del Lote 88, para permitir que sus reservas también puedan ser exportadas. Recordemos que el Lote 88 tiene las mayores reservas de gas y ya había llegado a Lima en agosto del 2004.
En una de las jugadas más audaces que se recuerde, en diciembre del 2005 se promulgó el DS 050 2005-EM, que autoriza a Perupetro a modificar (renegociar) el Contrato del Lote 88 “para asegurar el abastecimiento del mercado interno por 20 años”, eufemismo para poder exportar sus reservas. En enero del 2006 se promulga el DS 006 2006 EM, que aprueba que Perupetro modifique el Contrato del Lote 88, en el sentido que solo se tenga que autorizar el abastecimiento del mercado interno por años.
Listo y consumado el despojo al Perú de las reservas del Lote 88. Ahora sí se puede ya firmar el contrato de exportación. Y así fue: solo un mes después, en febrero del 2006, Perú LNG (consorcio exportador formado por Hunt Oil y SK, al cual después entró Repsol) suscribió dichos contratos, tanto con el Lote 88 como con el Lote 56.
FUENTE: DIARIO LA REPÚBLICA JUNIO 2009

Tuesday, August 25, 2009

CONTRATO, LEY Y ORDEN PÚBLICO: EL MERCADER DE VENECIA DE WIILIAM SHAKESPEARE

Como abogado lo que siempre me ha fascinado de El mercader de Venecia es el trasfondo legal de la obra. Tanto el comienzo de la trama –la celebración de un contrato- como la resolución –el debate jurídico en un tribunal sobre la validez o no de ese contrato- permite analizar la obra desde el punto de vista jurídico y practicar el uso de algunas instituciones legales, más allá de la ficción.

Bassanio, un joven de abolengo pero sin fortuna, pretende contraer matrimonio con Porcia, rica heredera, para lo cual debe presentarse lo mejor posible (ropa lujosa, presentes para la novia, flete de embarcación, esclavos, etc.), siendo necesario que solicite el dinero a Shylock, judío prestamista. Quien se obliga por el préstamo es Antonio, amigo de Bassanio (al ser sujeto de crédito por su solvencia económica, a diferencia de este último), prestigioso mercader de la ciudad de Venecia, acordando que la devolución de la suma pactada será en tres meses, lapso de tiempo estimativo que supone Antonio deben llegar los barcos con sus mercancías a Venecia y así poder cancelar la obligación. Para formalizar el crédito, suscribe un contrato1 ante Notario, estipulando que de no devolver la suma prestada en la fecha y lugar convenido, el acreedor (Shylock) podrá tomar una libra de la carne del deudor (Antonio).2

Como vemos, estamos ante un contrato de mutuo, con fecha cierta de devolución de la suma entregada y una cláusula penal a favor del acreedor en caso de incumplimiento del deudor (la libra de carne de Antonio). Desde el punto de vista jurídico, al tratarse de un acuerdo contractual, rige el adagio latino “pacta sunt servanda” (traducido libremente como “el pacto es ley entre las partes”), principio del derecho contractual que hasta el presente tiene vigencia.

Vencido el plazo fijado en el contrato, Antonio no cumple con honrar la obligación, en vista que los barcos con las mercancías de su propiedad no han llegado a buen puerto, estando en consecuencia imposibilitado de pagar la deuda, por lo que Shylock exige la ejecución de la cláusula penal a su favor por incumplimiento del deudor, recurriendo al supremo tribunal de Venecia en busca de tutela judicial.

El petitorio de Shylock es bastante concreto: ya no estriba en el pago de la deuda, así esta sea doblada o triplicada en su monto original como buenamente le ofrecen los amigos de Antonio, sino en la ejecución de la cláusula penal: no cumpliste con pagarme en el momento oportuno, exijo como resarcimiento una libra de tú carne.

Hasta allí la razón y el derecho parecen asistir a Shylock. El tribunal de Venecia se muestra impotente para negar el pedido del viejo prestamista sin caer en el descrédito. Venecia vive del comercio y debe respetar sus leyes para tener credibilidad ante el extranjero3 y parece no le queda más remedio que ejecutar lo que en el contrato se encuentra pactado. En ese momento dramático irrumpe en el tribunal Porcia, disfrazada del joven abogado Baltasar, a fin de asumir la defensa de Antonio4. Al inicio de su defensa parece le da la razón a Shylock, siguiendo las reglas del derecho contractual, obviamente todo contrato debe cumplirse de acuerdo a lo estipulado en el mismo (por lo que este lo llega a calificar como “el segundo Daniel”, juez del viejo testamento); pero, en la parte final de su alocución Baltasar/Porcia realiza un giro espectacular de 180º, al señalar que si bien es cierto la cláusula penal debe ejecutarse tal como está pactada, no es menos cierto que en el contrato no está pactado el derramamiento de sangre del deudor al momento de obtener la libra de carne, ni que se saque un gramo más de lo estipulado, y mucho menos el poner en riesgo su vida.5

En otras palabras, la cláusula penal a favor de Shylock es inejecutable, se trata de un imposible jurídico, y es un imposible jurídico porque la cláusula colisiona con normas de orden público de carácter imperativo que protegen la vida y la salud de las personas. Antonio es ciudadano veneciano (y por añadidura “cristiano viejo”), tiene derechos garantizados por el estado que están por encima de lo pactado. Lo que Baltasar/Porcia demuestra con sus argumentos jurídicos es que la cláusula penal desde sus inicios era inejecutable y es nula de pleno derecho por contravenir disposiciones de orden público que cuidan la integridad física de la persona (ante los distintos significados que tiene el concepto de orden público, estamos tomándolo en el sentido estático de conjunto de normas jurídicas de carácter imperativo y, por ende, de estricto cumplimiento).

Precisamente al atentar la cláusula penal contra la vida y la salud del deudor, Baltasar/Porcia pide como compensación económica la mitad de los bienes de Shylock a favor de Antonio (lo que entenderíamos nosotros ahora como una reconvención o “contrademanda” del emplazado) y la otra mitad en confiscación a favor del estado veneciano por haber contravenido el acreedor normas de orden público de carácter imperativo.

Se podría alegar en defensa del acreedor que el daño nunca se llegó a materializar. Antonio nunca puso en peligro su vida o su salud, en vista que Shylock no pudo ejecutar la cláusula penal, lo cual es cierto; pero si bien no existe un daño físico, podemos argüir que sí existió un daño moral o afectivo a la persona. Shylock expuso a Antonio a los avatares de un juicio, al cuestionamiento de la reputación de su buen nombre como comerciante, cuando lo que solicitaba de la justicia era algo imposible de ejecutar. Por añadidura, el temor de Antonio a perder la vida por cumplir la cláusula le ocasionó un sufrimiento inimaginable (“estrés agudo” diríamos actualmente), mereciendo un resarcimiento económico por el daño emocional sufrido.

*****

Existe en la obra una tensión entre el sentido de justicia y la legalidad. La justicia entendida como caridad, conmiseración hacia el otro, tratando de hacer entrar en razón a Shylock a fin que se desista de sus sanguinarias pretensiones. En contraposición este último se basa literalmente “en lo que dice la ley” o el convenio contractual, no importa si es justo o injusto, no importa si aún es a costa de la vida de un ser humano, sino en lo que está pactado; y, como vemos, al final se resolverá esa tensión entre la pretensión de Shylock y la absolución de Antonio gracias a una “tinterillada”: No interesa quien tenga la razón o de que lado se encuentre la justicia, sino quien es más hábil para ganar el proceso.6

Tomemos en cuenta que Porcia/Baltasar salva a Antonio gracias a una triquiñuela legal, bastante discutible, algo así como buscar la coma o el punto de la ley sobre la esencia de la misma, y si bien pudo ser por una “causa justa” (Bassanio, amigo de Antonio, dice: “Os suplico por una sola vez que hagáis flaquear la ley … haced un pequeño mal para realizar un gran bien”), no es menos cierto que se trata de “sacarle la vuelta a la ley”.

Para terminar, y como ya fue anotado por otros autores, existe una crítica social encubierta de Shakespeare hacia los cristianos que se escudaban en su condición de “herederos de Cristo” para aprovecharse de los otros, en este caso de los judíos, que como Shylock se dedicaban a un oficio todavía condenado por la Iglesia Católica a sus feligreses, por lo que los descendientes de Abraham tenían “el monopolio” de los préstamos de dinero a interés (un cristiano solo podía prestar en mutuo un bien o una suma de dinero sin intereses, lo cual –el cobrar intereses- era considerado todavía como usura, aunque por aquellos años la prohibición ya comenzaba a flexibilizarse gracias a la reforma protestante).

Asimismo, Shylock pide justicia como cualquier ciudadano –lo que denominamos ahora “tutela jurisdiccional efectiva”-, con un petitorio concreto –que se ejecute la cláusula penal- y aparentemente se le abren las puertas de la administración de justicia. Pero, al final esa aparente apertura del Tribunal a escuchar su pedido se trasforma en escarnio y despojo (Shylock, perplejo, logra exclamar “Is that the law?”, “¿Eso dice la ley?”). El aparato legal que mueve el prestamista, luego se vuelve en su contra. Shylock cobra una dimensión trágica hacia el final, no solo pierde el juicio, sino pierde también sus bienes, su religión (es obligado a convertirse al cristianismo para no perderlos todos) y hasta a su propia hija que ha fugado con un cristiano. Por eso este personaje de la literatura se hace muy querido, y, no obstante la reputación de usura que recaía sobre su raza, es un personaje muy difícil de olvidar.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es


1 Shakespeare utiliza la voz “bond”, así cuando Shylock maquiavélicamente insta a Antonio a suscribir el documento ante Notario dice:
Then meet me fortwith at the notary’s
Give him direction for this merry bond
Algo así como “Acompáñame al notario a firmar un feliz contrato”.
La voz “bond” en inglés alude también a acuerdo, contrato, por lo que para el siguiente “ejercicio jurídico” vamos a tomarla en ese sentido.
2 No vamos a entrar en el debate si era lícito o no ese acuerdo o si las leyes de la época lo permitían, Shakespeare no era un letrado, ni pretendía recrear el mundo jurídico de la época, sino solo conseguir un efecto dramático sobre el auditorio.
3 Una institución que se cree nueva, la seguridad jurídica, no lo es tanto. Quizás sea tan antigua como el comercio entre las naciones. Venecia era una ciudad comercial por excelencia, vivía de su comercio, por lo que los extranjeros debían estar seguros que la ley se iba a cumplir igual para ellos en caso de acudir a la justicia. De allí que Shylock exclama: “Si me la negáis –es decir la aplicación de la ley y el acceso a la justicia-, anatema contra vuestra ley. Los decretos de Venecia, desde ahora, no tienen fuerza”. En lo que concuerda el propio Antonio: “El dux no puede impedir a la ley que siga su curso, a causa de las garantías comerciales que los extranjeros encuentran cerca de nosotros en Venecia…”.
4. Baltasar/Porcia se presenta ante el Tribunal de Venecia como una suerte de “amicus curiae”, un “amigo del tribunal”, que colabora en dar luces sobre el caso; pero, se trata de un engaño, dado que en el fondo lo que busca es defender a toda costa a Antonio.
5. Un argumento menos dramático, pero más jurídico, hubiese sido invocar la extinción de la obligación por causa no imputable al deudor: el hecho evidente de los barcos con las mercancías de Antonio que no llegaron al puerto de Venecia en la fecha convenida obedece no a causa imputable a este (que tiene el deseo de pagar la deuda), sino a un caso fortuito o fuerza mayor, en el caso particular, a un evento irresistible de la naturaleza.
6. En toda la obra trasuda el engaño. Recuérdese como Porcia elude a sus pretendientes con el señuelo de las cajas.

Wednesday, August 19, 2009

MI HERMANO ES FUJIMORISTA

Montado en bicicleta y enfundado en su polo color naranja, distribuye propaganda de Fuerza 2011 como si se tratase del nuevo evangelio, es tal su fe que logra convencer a quienes lo escuchan y ha llenado decenas de planillones con firmas para la inscripción de Keiko como presidenta, asiste a las charlas en el comité distrital del partido y sus ojos brillan de entusiasmo cuando habla de las actividades que realizan, es un creyente convencido en la inocencia del “Chino” y asiste, cual si se tratase de la Meca, a visitarlo con un grupo de correligionarios a la Diroes.

Hoy domingo me ha visitado y acaba de entregarme unos folletos de su partido, creo no me ha invitado a las charlas porque sabe que no comulgo con sus convicciones, pero no por eso nos hemos distanciado, menos peleado. En nuestra familia, a pesar de ser pequeña, siempre existió diversidad de credos religiosos o políticos, y nunca nos peleamos o distanciamos por las ideas; y si bien tuvimos por ahí algunos sectarios, fueron minoría. Tratamos de llevar las cosas en paz respetando las creencias del otro y, parece, la idea ha dado resultado.

No lo juzgo, solo trato de comprenderlo, y lo cierto es que reinstaurada la democracia en el 2000 los “políticos tradicionales” le fallaron a él y a su generación, anteponiendo sus ambiciones personales y cortoplacistas al bienestar del pueblo; por eso el fujimorismo (al igual que el nacionalismo de Humala) es una opción para muchos jóvenes que eran niños en los noventa e incluso recuerdan vagamente, tal que si se tratase de una pesadilla gore, como fue el desgobierno de Alan García en su primer mandato.

Reviso los boletines que me obsequió. En la parte superior aparece Keiko con su padre (el soporte de su campaña gira en torno a él: Fujimori presidente, Fujimori encarcelado, Fujimori condenado). Están escritos de manera sencilla y didáctica, como para que lo entienda cualquier persona. Me interesa sobretodo el que explica el desbalance patrimonial del ex presidente o cómo pudo pagar la cara educación de sus hijos. La verdad que para cuadrar las cuentas, las explicaciones son bastante rocambolescas, dignas de una novela de folletín. No van en línea recta, sino en zigzag, con desvíos, desniveles y entradas a túneles de dudosa claridad. Préstamos de amigos por aquí, ventas de propiedades por allá. Solo faltó alguna herencia de tía o tío rico para completar el cuadro.

Al final de uno de los boletines leo una frase lapidaria que pretende justificar los “excesos” ocurridos en su mandato, frase atribuida al desaparecido Alberto Bustamante, su entonces primer ministro, que dice textualmente: “Personalmente pienso que Fujimori fue la primera y principal víctima de un esquema delincuencial”.
Es decir, “el Chino” no sabía nada de lo que hacía su asesor Montesinos.

Estoy seguro que mi hermano con el tiempo y cuando pase la etapa de la idealización de la política, igual que ocurre en el enamoramiento al terminar el hechizo del amor se “descubre” más sereno que nuestra pareja no era todo lo perfecta que creíamos, descubrirá en su crudeza la política menuda, la del día a día, de traiciones y ambiciones, de abundantes miserias y escasas grandezas, tal como me sucedió a mí cuando simpaticé con la izquierda marxista en mis veinte. Quizás abra los ojos y se convierta en un escéptico observador como su hermano mayor o quizás siga entusiasmado haciendo política. Solo el tiempo lo dirá.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Wednesday, August 12, 2009

¿ASISTIENDO AL FIN DE UN RITUAL?

Hoy (5 de Agosto) concluyó la Feria Internacional del Libro, señera junto a la tradicional Feria Ricardo Palma en Miraflores. Una en el mes de Julio (el mes de mi cumpleaños) y la otra en el mes de Diciembre, a las que ahora se suman las Ferias Regionales.

A pesar de ese entusiasmo ferial, a veces me pregunto ¿no estaremos asistiendo a un rito que está llegando a su fin? Me refiero a la celebración del libro impreso, aquel que ocupa espacios más o menos grandes dependiendo del tamaño de la biblioteca que cada uno posea. Es muy romántico creer que no desaparecerá, más de una generación ha crecido con un amor devocional al libro impreso, acariciar su textura, apreciar su forma, oler la tinta fresca cuando se abre, escuchar el sonido de las hojas al voltear la página, quedar embelesado por el tipo de letra o el diseño de la carátula, entre otros detalles más que hacen las delicias de un bibliómano. Personalmente me encuentro en esa larga lista, de aquellos que nos manteníamos despiertos hasta altas horas de la madrugada gozando de un buen libro y de la forma que este tenía, así sea uno pequeño, de bolsillo. Ese amor cuasi religioso me motivó después a escribir, a “dar el salto” a la creación.

No obstante la deuda que tengo y a pesar que las ferias librescas parecen decir lo contrario, vuelvo a insistir en mi pregunta inicial: ¿no estaremos asistiendo al fin de un ritual?, de un acontecimiento que será recordado solo por las revistas y libros electrónicos del mañana como “lo que fue” el libro en sus inicios. Es que la tecnología está allí, al alcance de la mano, e internet ya no es solo un pasatiempo, sino una necesidad.

Imagino que cuando se inventó la imprenta y fueron publicados los primeros libros tal como los conocemos hoy en día, aquellos que hasta ese momento estaban acostumbrados a los pergaminos enrollados de piel de carnero, escritos a mano con tintas extraídas de animales y plantas, y conservados celosamente en abadías y monasterios, se formularon preguntas similares. “El sacudón” debe haber sido bastante fuerte para aquellos letrados medioevales.

No dudo que los bibliófilos tendrán sus reparos, así como lo tuvieron los lectores de pergaminos seiscientos años atrás; pero, la imprenta de Gutenberg también fue un adelanto tecnológico revolucionario en su época como lo es hoy internet. Y, no obstante mi temor inicial, cuando hace trece años estuve frente a una computadora por primera vez, ahora ya leo libros electrónicos y escribo en un blog que está construido gracias a la nueva tecnología. Pertenezco a esa generación que va a caballo entre los dos inventos que cambiaron sus épocas: el del libro físico y el del libro digital; y soy conciente que las generaciones posteriores a la mía son ciento por ciento virtuales, generaciones que les parece raro leer un libro físico de más de quinientas páginas.

Quizás en algunos años más las presentaciones de libros sean netamente por video conferencias y las ferias librescas más virtuales que reales, donde será moneda corriente descargar un libro por medio de una tarjeta de crédito, leerlo en un pequeño dispositivo menor a la palma de nuestras manos y ver a su autor disertando en tiempo real en una gran pantalla lcd, probablemente a miles de kilómetros de distancia, con traducción simultánea para los interesados.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Wednesday, August 05, 2009

EL MRTA QUIERE SER PARTIDO POLÍTICO

(A raíz de la presentación en el Congreso de la República de un grupo de dirigentes del partido político Patria Libre, muchos de los cuales pertenecieron al Movimiento Revolucionario Túpac Amaru - MRTA, vuelvo a publicar ligeramente modificado un artículo aparecido el 11.6.08 en este mismo blog. Como decíamos en aquella ocasión, solo el tiempo determinará si es que llega a cuajar como un partido político democrático. Los que quieran conocer un poco más el ideario de Patria Libre, pueden consultar su página en: http://patrialibre21.blogspot.com).

El hecho no debe de extrañarnos (me refiero a que un movimiento insurreccional en principio quiera después actuar dentro de la legalidad), pese a los comentarios recelosos que la noticia ha ocasionado. Los movimientos guerrilleros o insurgentes, sea que hayan empleado actos terroristas o no (lo cual es materia de un análisis distinto), al fracasar en la lucha armada tienen tres opciones: se auto disuelven insertándose en la sociedad civil; se mantienen en estado larvado, sufriendo un proceso de degeneración (deciden dedicarse a los secuestros, a robos lucrativos o al servicio del narcotráfico); o deciden asimilarse a la legalidad y al estado de derecho, constituyéndose como partidos políticos. Es lo que sucedió, por ejemplo, con el Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua una vez llegado al poder (el único caso de un movimiento guerrillero que actuando en democracia cede el poder a un partido opositor en justas electorales), el Frente Farabundo Martí en El Salvador, el M-19 en Colombia. El caso más emblemático de grupo insurgente que se mantiene en estado larvado, degenerando en negocios turbios con el narcotráfico o el secuestro de personas son las FARC en Colombia, y en nuestro país, Sendero Luminoso.

El ingreso a la legalidad de los grupos armados se produce por tres causas: primera, por “la conquista del poder”, vale decir la guerrilla resulta triunfante y procede a instaurar “un nuevo orden” desde el estado conquistado (los únicos casos exitosos en la región fueron los de Cuba y Nicaragua); la segunda, por amnistía, cuando existe un “empate” político y/o militar entre las fuerzas del orden y el movimiento armado (caso del M-19 o el F. Martí), en éste caso, a veces, una organización internacional o un grupo de gobernantes vecinos interponen “sus buenos oficios” a fin de facilitar el diálogo y la subsecuente solución; la tercera causa es cuando el movimiento subversivo ha sido derrotado y sus principales dirigentes encarcelados y aquellos que han purgado su pena, salen libres (generalmente mandos intermedios), recobrando sus derechos ciudadanos, incluso el derecho de elegir y ser elegido (es el caso del MRTA).

El problema gira en torno a si deben o no ser admitidos en la legalidad, considerando con cautela su pedido, dados sus antecedentes. Es como si un ladrón prontuariado, una vez cumplida su condena, quisiera ser vigilante de una entidad bancaria. Quizás sus antiguos hábitos todavía hagan recelar.

Es natural la suspicacia, pero el caso no es tanto juzgar a priori, sino que por los actos de sus propios integrantes se conocerá si existe un verdadero sinceramiento democrático. Generalmente los grupos subversivos que pasan a la legalidad atraviesan por una etapa de transición, en la cual si bien realizan una autocrítica de sus actos pasados, todavía reconocen con orgullo el fin noble de sus objetivos (una sociedad más justa). Se desprenden del pasado pero todavía no del todo. Es el caso del MRTA actualmente (y lo fue del APRA en sus orígenes). Superada esa etapa de transición, si logran desprenderse del todo de su pasado, entrarán cien por ciento en las puertas de la legalidad y el sistema democrático, lo cual puede ser coadyuvado con el ingreso de nuevos miembros que no hayan estado comprometidos con los hechos subversivos.

Sobre este punto una aclaración. La subversión en si misma no es buena o mala. Por citar solo dos ejemplos. Los fundadores de nuestro país como república fueron considerados “subversivos” en su tiempo, al igual que los padres de la naciente república norteamericana. Otra cosa muy distinta es la defensa del sistema democrático contra quienes lo atacan. Obviamente que aquellos que no creen en el sistema no pueden actuar en la legalidad, como sucede en España con los etarras o en Alemania con los nazis. Es un mecanismo de protección que el propio sistema crea para ser inmune a los ataques desde dentro de la sociedad.

Ahora bien, si ciertos cuadros del MRTA quieren actuar en la legalidad, como hemos visto, no existiría ningún impedimento, siempre que cumplan con las formalidades de ley (inscripción como partido político, número mínimo de adherentes, locales partidarios, etc.); pero, sobretodo, interioricen sus integrantes los valores democráticos, esta última tarea más larga y compleja que la simple inscripción.

Muchos de los miembros del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru han purgado carcelería y están libres. Jurídicamente, como ciudadanos con sus derechos recobrados, pueden ejercer sus derechos políticos irrestrictamente, incluyendo el asociarse y decidir inscribir un partido político. Desde el punto de vista de la variedad partidaria, será una alternativa que oxigenará nuestro enrarecido y atomizado medio. Que convenza o no su programa político, que sus dirigentes sean expresión de la “conversión” democrática que manifiestan, que llegue a cuajar o no como partido político y sea representativo de la sociedad peruana, eso solo el tiempo lo dirá.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Wednesday, July 29, 2009

AL TERCER AÑO DEL GOBIERNO DE ALAN GARCÍA

Cuando cae el gobierno de Fujimori en el 2000, los partidos y agrupaciones políticas que tuvieron un perfil bajo en la década anterior, comienzan a tener una presencia más notoria en la escena política. Son partidos que quedaron maltrechos luego de las reformas fujimoristas en el plano económico y social, y por lo tanto más o menos deben acomodarse a este “nuevo Perú” que muchas veces no entienden bien y menos sintonizan en forma apropiada. Si bien van copando las instituciones democráticas y el aparato estatal, el alcance nacional es bastante reducido. Incluso el principal y más antiguo partido del país, el APRA, ya no tiene la proyección nacional de otros tiempos, debiendo compartir el escenario con agrupaciones independientes de carácter regional; y, cuando existen crisis graves como la de Bagua no cuenta con operadores políticos locales idóneos que solucionen el problema, debiendo recurrir el primer ministro, en persona, desde Lima. De allí que fue fácil arrinconar y golpear duro al viejo partido de Alfonso Ugarte, cargándole incluso con muertos que jamás existieron. Veinte años atrás era impensable que al partido aprista se lo pueda jaquear con tanta soltura.

Pero, si bien existe una carencia de proyección nacional de los principales partidos políticos, también se suma la carencia de la necesaria democracia interna a fin de elegir a sus dirigentes y tomar las decisiones conforme al principio “un militante, un voto”. La renovación dirigencial es un mito y la “dedocracia” practica común, resistiéndose mucho los partidos políticos ha democratizarse internamente, lo que relacionado con el escepticismo de hacer política de las nuevas generaciones hace que no se encuentren los mejores elementos dentro de las organizaciones partidarias, sino todo lo contrario. Cuando el ex presidente Toledo señalaba que el nuevo premier está en un tercer nivel, razón no le faltaba desde el punto de vista político (aunque la frase muy bien le pudo rebotar a él, como en efecto ocurrió). Ante la carencia de una figura respetable de primer rango para tan importante cargo, a AGP no le ha quedado más remedio que echar mano de un político que pertenece a las filas secundarias de su partido. Faltan operadores políticos idóneos, sobretodo a nivel regional, que tengan la autonomía necesaria, la autoridad y respeto de su comunidad, así como la habilidad política suficiente para solucionar los conflictos. Volviendo otra vez a Bagua, el conflicto debió ser resuelto a nivel regional y nunca debió ocurrir la tragedia subsecuente. Ello nos lleva a plantear otras cuestiones de balance como ¿hasta qué punto son eficaces los gobiernos regionales?, ¿qué están haciendo por mejorar la calidad de vida de su población?

A lo anterior se suma el supuesto giro aprista hacia “la derecha”, lo cual engloba muchos elementos. Más allá de la oposición que se haga al partido aprista por su “viraje político” (bastante discutible en términos absolutos), no se puede negar que haciendo comparación se encuentra en una posición más estable que “el toledato” en su tercer año. Muchos recuerdan que las cifras de aceptación hacia el presidente Toledo eran de apenas un dígito y los escándalos del entorno familiar pan de cada día, y así y todo pudo terminar su mandato. Por eso, es poco probable que la estrategia desestabilizadora que pretenden ciertos grupos radicales de resultados al igual que en Ecuador o Bolivia (aparte que nuestra realidad es muy diferente a la de estos países), estrategia que incluye mucha desinformación como en Bagua y que ha sido desmentida no solo por la Defensoría del Pueblo, sino por propios observadores internacionales que han constatado in situ que no se produjo ninguna masacre de nativos. Incluso esta estrategia desestabilizadora puede ser perjudicial para esos mismos grupos y beneficiar a la derecha autoritaria con la consigna imperante de “Orden”. En política nadie sabe para quien trabaja.

Naturalmente que esperar cambios en los dos años que restan al gobierno de AGP es como pedir peras al olmo (y su reciente mensaje a la nación lo confirma). Seguirán en lista de espera temas como la reforma del estado, la reforma tributaria, la inclusión social, la democratización horizontal, reparto más equitativo de la renta nacional, consulta de leyes a la sociedad civil, igualdad de oportunidades, entre otros temas más. Más bien, por la composición del nuevo gabinete, parece que se prepara para tiempos difíciles, colocando “halcones” de línea dura en ministerios clave para la seguridad, mientras se va preparando para las explosiones sociales que irán aumentando a partir del 2010, conforme nos acerquemos a las justas presidenciales. Que algunas de esas ebulliciones sociales tengan un ingrediente agregado de manipulación política, lo tienen, sin perjuicio de la legitimidad de las demandas. Habría que ser o muy ingenuo o muy calculador para decir que son protestas sociales “puras”. Operadores políticos de izquierda, simpatizantes de la línea chavista y el “socialismo del siglo XXI”, saben magnificar muy bien las protestas, que en eso son buenos, siendo la confrontación más fuerte conforme nos acerquemos al 2011.

Si por el lado del oficialismo tenemos a un gobierno más o menos arrinconado (y que busca “oxigenarse” y salir del jaque con las propuestas de participación popular anunciadas por el presidente), por el lado de la oposición no podemos decir que sea una oposición congruente, con una alternativa de gobierno viable, sino todo lo contrario: encontramos fragmentación, balbuceos ideológicos y cero ideas prácticas de gobernabilidad, más allá de algunas frases clichés. El espectro va desde una derecha tugurizada, comprendiendo al ala liberal y democrática y concluyendo en la derecha de signo autoritario; y una izquierda que va perfilando candidatos variopintos que no están muy convencidos de la opción Humala, y si bien tienen pocas opciones, por lo menos se harán conocidos. En el medio, un centro que todavía nadie llena en su cabalidad, por eso la propuesta de Lourdes Flores de confluir una fuerza de centro no era descabellada, aunque sí inviable por el apetito personal de muchos aspirantes a la banda presidencial que difícilmente abdicarán de sus aspiraciones.

¿Habrá algún outsider esta vez? Difícil saberlo, es poco probable, aunque nada está dicho. Humala ya perdió el encanto de la novedad y ahora es parte del sistema político que tanto denostó en la campaña del 2006, tratando más bien desesperadamente de quitarse todo signo de radicalismo y presentar una imagen de nacionalismo “light” que haga más potable su candidatura para los electores de centro e incluso de derecha moderada. Por eso su conversación con Mario Vargas Llosa en España, para que el célebre escritor no crea que es “el cáncer” de la política peruana y que él no tiene “nada que ver” con Hugo Chávez. Como irónicamente se dijo, el laureado escritor debió haberse matado de la risa con esa entrevista que haría las delicias de “Pantaleón y las visitadoras”.

En ese contexto entraremos a un 2010 agitado, posiblemente saliendo de la crisis económica mundial que afectó nuestras exportaciones no tradicionales, y una serie de “avivatos” de distinto pelaje que querrán pescar a río revuelto.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es