Friday, November 28, 2014

RED BULL NO TE DA ALAS



Por: Eduardo Jiménez J.
        ejimenez2107@gmail.com
        ejj39@hotmail.com
       @ejj2107

Es conocido el comercial de la bebida energizante Red Bull, donde el personaje luego de tomarla, cual Popeye moderno, cobra una gran vitalidad, representado en unas enormes alas, terminando con la conocida frase Red Bull te da alas.

Pues bien, Red Bull no te da alas. O, mejor dicho, no tiene los efectos que la propaganda anunciaba que tenían (bebida que permite mayor energía física y mental). Sus supuestos benéficos no van más allá que los de una humilde taza de café.

Luego de varias pruebas de laboratorio concluyeron que la conocida bebida no produce el efecto que anuncia, generando en consecuencia lo que se conoce como publicidad engañosa, por lo que un grupo de ciudadanos norteamericanos decidió interponer sendas demandas contra la compañía, las que tendrán efectos judiciales a favor de terceros no intervinientes en el proceso, es decir de todos los consumidores perjudicados.

Por otra parte, las bebidas energizantes están siendo cuestionadas por el efecto que puede causar principalmente entre jóvenes, grupo que se ha vuelto bastante adicto a ellas, sea combinándolas con drogas y alcohol a fin de tener una “mejor performance” sexual o cuando es temporada de exámenes y mantenerse así despierto. Al tener un alto concentrado de cafeína, las bebidas energizantes pueden alterar el sistema nervioso de la persona que las consume regularmente. Algunos proponen que, como en los cigarrillos, las bebidas tipo Red Bull tengan un aviso de advertencia en su envase de los perjuicios que podría tener para la salud.

Volviendo a la publicidad de la conocida bebida, como sería más que evidente que la sentencia falle en contra, a la compañía no le quedó más remedio que proponer una indemnización a todos los consumidores que creen haberse afectado por el engaño publicitario. Indemnización simbólica de diez dólares americanos o quince en productos, bastando para ello que el consumidor afectado de buena fe se inscriba en la página web de la empresa.

Si bien la indemnización solo es válida en los Estados Unidos, ello no obsta a que consumidores de otros países donde se vende la bebida promuevan similares acciones ante los órganos jurisdiccionales locales.

Claro, se dirá que diez dólares no es nada, pero sumados entre miles de consumidores dará una suma de varios millones nada desdeñable.

Más que la indemnización que desembolsará la empresa, está la imagen de cómo queda. En los Estados Unidos y, en general, en países donde existe una estricta cultura de respeto a los derechos del consumidor, una empresa que por largos años lo ha engañado, es una empresa desprestigiada. Posiblemente sus acciones bajen en la bolsa y sus ventas también.

Estimado lector, otra vez que tomé la conocida bebida sepa que Red Bull no le da alas.

Tuesday, November 18, 2014

INTERESTELAR: LA ODISEA DE LA SOBREVIVENCIA

Por: Eduardo Jiménez J.
        ejimenez2107@gmail.com
        ejj39@hotmail.com
       @ejj2107

Algunos años atrás va rondando entre los grandes estudios un proyecto sobre una película que tenga como nervio central los viajes a través del tiempo. Se piensa en Steven Spielberg como el realizador idóneo dada su trayectoria (ET, Encuentros cercanos…) y que su sola firma es garantía de rentabilidad asegurada. Sin embargo, Spielberg está abocado a otros afanes y los ojos giran entonces hacia Christopher Nolan, quien venía de cosechar enormes éxitos de crítica y público gracias al reboot batmánico; y tras anunciar que se alejaba definitivamente de una cuarta entrega del hombre murciélago, se enfrasca en el proyecto de Interestelar, dándole un cariz bastante personal y exigencias al límite a su equipo de producción, a una inversión que sobrepasó los 160 millones de dólares, razón por la que coparticipan tres grandes productoras en la financiación.

Estamos en un futuro no muy lejano y la tierra se extingue. Los estados nacionales o han desaparecido o se encuentran sumamente debilitados. Todavía existe un orden en el planeta y frente a la carestía de alimentos, se privilegia la formación como granjeros, regresando a la etapa preindustrial. Se ha revisado los hechos más importantes de la historia, como el primer alunizaje del hombre, considerado como políticamente incorrecto, y los ejércitos del mundo han sido disueltos.

Frente a ese futuro apocalíptico, un reducido grupo de científicos de lo que fue la NASA busca formas de viajar en el tiempo, a fin de encontrar un nuevo planeta que posibilite la continuación de la especie humana. Se especula que una civilización más avanzada nos está “ayudando” con “puertas” que conectan a otra dimensión. Frente al fracaso de misiones anteriores, se prepara una última que se encargará de buscar esos nuevos mundos.

El tema es bastante sugerente y nos introduce en teorías que tienen cierto asidero científico a nivel de hipótesis, como los viajes en el tiempo a través de los agujeros de gusano, teoría del físico Kip Thorne (inspirado en los agujeros negros del universo), quien ha sido consultor en la preparación del guión, tomando como base la relatividad del tiempo en el espacio y la gravedad.

Evidentemente que el gran referente de Interestelar es 2001: Odisea del espacio (1968), considerada la catedral de la ciencia ficción. Pero a diferencia del filme de Stanley Kubrick, donde el hombre cruza el umbral a una nueva etapa ascendente en la humanidad (un tanto en la onda new age de ese entonces); en el filme de Nolan más bien se trata de la supervivencia humana, de allí que todo es más “sucio”, hasta las tormentas de polvo que asolan el planeta.

Existen ciertas coincidencias con el filme de Kubrick: el “realismo” en la puesta en escena y  la “seriedad científica” con que fue elaborado el guión (el cual sufrió bastantes modificaciones en su versión original), casi hasta parecer Interestelar un documental en los primeros minutos (de hecho, en el comienzo, uno aprecia entrevistas a los sobrevivientes de la tierra, como era el lugar de, literalmente, irrespirable), centrándose en las posibilidades de los avances de la física teórica hasta el presente. Pero si bien Kubrick no se dejaba apabullar por la base científica del relato, en Nolan a veces cede al imperativo de explicar, como si se tratara de la lección en una clase, absolutamente todo el desarrollo de la trama en la parte de las conjeturas científicas, lo cual le quita cierto encanto a la ficción.

Ya no hablemos de los personajes robóticos. TARS es el HAL de 2001, aunque menos arrogante y con más sentido del humor, convirtiéndolo casi en un personaje humano; Cooper tiene el arquetipo de Bowman, aunque más temperamental, a diferencia de la casi frialdad del otro; en 2001 también existe un viaje por el tiempo a través de un “agujero”, aunque menos explícito y más atractivo visualmente; la Endurance, la astronave que emprende la gran aventura, es el equivalente a la Discovery; el espacio exterior, como lugar de un “horror frío y silente”, etc.

Existen otras influencias cinematográficas, como ya se han anotado: El abismo de James Cameron, Señales de M. Night Shyamalan, Misión a Marte de Brian DePalma, o Alien: el octavo pasajero de Ridley Scott (inspirador de ese “universo sucio”).

Ello no resta la creatividad, el talento, ni la exigencia de Christopher Nolan y su equipo (el coguionista, Jonathan Nolan, tuvo que asistir a clases de física en un instituto científico a fin de “empaparse” del tema). Las casi tres horas tratan de una gran odisea espacial, quizás la próxima gran aventura del hombre. Es cierto que a veces se muestra muy grandilocuente o enfática, como que estamos ante “la gran aventura”; pero salvando esos excesos nos encontramos ante una película manejada con buen pulso narrativo.

Todavía es muy temprano para determinar si estará en el pedestal al mismo nivel de 2001, ello solo el tiempo lo dirá. Personalmente me parece que no. Fue un gran intento, es cierto, pero no llega a ese nivel (dicho sea de paso, frente al tratamiento de la ciencia ficción que realizó 2001, la crítica no fue muy benévola con ella al momento de su estreno, lo que solo ocurrió años después, hasta ser considerada una de las mejores películas de todos los tiempos).

Posiblemente el filme de Nolan deje ese mismo sabor extraño en el paladar, sobretodo si hacemos comparaciones con la trilogía del hombre murciélago; lo que no le resta méritos propios a Interestelar y que estamos frente a un filme que, de hecho, ya marcó un importante hito en el género fantástico.

INTERESTELAR [Interstellar] 
Dir: Christopher Nolan
Guión: Jonathan Nolan, Christopher Nolan
c/ Matthew McConaughey (Cooper), Anne Hathaway (Amelia), Jessica Chastain (Murph), Matt Damon (Dr. Mann), Michael Caine (Professor Brand) Ellen Burstyn (Old Murph), John Lithgow (Donald)
EEUU/2014/CF****/Estrenos








Thursday, November 06, 2014

EL MURO QUE FUE HISTORIA

Por: Eduardo Jiménez J.
        ejimenez2107@gmail.com
        ejj39@hotmail.com
       @ejj2107


Los muros implican división, separación, el nosotros y ellos. No en vano existe un muro al sur de los Estados Unidos a fin de impedir que ingresen los mexicanos. No se dice mucho de ese muro, pero también implica separación, exclusión.

Otro muro célebre es el de Israel, a fin de aislar a los palestinos, los “otros”, suerte de ciudadanos de segunda categoría. Y no se diga nada de la separación, vigente hasta ahora, con muros, alambradas, policías y toda la parafernalia del terror que impide a los coreanos del norte cruzar la frontera hacia un sur con más oportunidades.

La historia ha enseñado que levantar muros para protegerse de los otros (al final de cuentas un muro es un mecanismo defensivo) ha sido inútil. Los “otros” siempre se las ingeniaron para cruzar los muros, aún a riesgo de su propia vida.

Muros de separación hay y ha habido, y como vamos posiblemente continuarán existiendo, pese a las lecciones que la historia nos proporciona. Pero en nuestra historia contemporánea, el más famoso es el de Berlín, cuyo derrumbe fue hace 25 años y marcó un antes y un después en la historia mundial. Así como la toma de la Bastilla significó un “gesto” que las cosas estaban cambiando en el mundo, que la aristocracia y los reinados divinos llegaban a su fin; el derrumbe (“caída” no es un término muy preciso) o demolición del muro significó el ingreso a una etapa de la humanidad confusa y contradictoria, como todo cambio, pero que nos está llevando –a veces medio a ciegas- a una nueva etapa de nuestra historia, no necesariamente mejor que la anterior.

Marcó el fin del socialismo soviético (dos años después terminaría en implosión la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), la trasformación en socialismo de mercado de la China pos Mao, la hegemonía del capitalismo como sistema económico dominante en el mundo con una suerte de capitalismo globalizado, y de la democracia representativa como forma política por excelencia.

En el nivel ideológico-político significó la predominancia del liberalismo, en especial la vertiente economicista llamada neoliberalismo (que postula la racionalidad del mercado como eje ordenador de la vida económica, social y política), y el eclipsamiento del pensamiento marxista en todas las variantes conocidas, desde las más ortodoxas a las más originales. Ello significó el replanteo de los discursos de los distintos movimientos de izquierda, desde los aggionamentos democrático-liberales, los socialdemócratas, pasando por los discursos ecologistas y medioambientales, los discursos nacionalistas tipo “socialismo del siglo XXI”, hasta los más ortodoxos en la prédica “original” marxista.

Curiosamente no significó una hegemonía absoluta de los Estados Unidos como “potencia dominante”, más por los propios problemas que arrastra, sino de un mundo multipolar, con distintos centros hegemónicos, muchas veces con alcance solo regional (donde EEUU tiene una hegemónica mundial relativa). Pero sí significó el surgimiento de grupos religiosos extremistas, principalmente en el Medio Oriente, con una visión ideológica fanatizada y contraria a Norteamérica (el hecho más trágico de estas acciones antinorteamericanas fue el 11S), lo que la ha hecho intervenir puntualmente en ciertas zonas del Oriente Medio, a fin de controlar a estos grupos y no se vea afectada su seguridad interna y la importación de petróleo.

El derrumbe del muro dio nacimiento también a un resurgimiento nacionalista en Europa, con la creación de nuevos estados políticos que no existieron antes y los consiguientes peligros que puede conllevar para el proyecto común de la unidad europea. En algunos casos el resurgimiento nacionalista fue sangriento como en la antigua Yugoslavia; en otros consensuado a nivel de la cúpula política como en la separación pacífica de Checoslovaquia en dos nuevos estados; y en otros sujeto a consulta ciudadana como en Escocia y Cataluña.

La historia mundial pos Muro también fue veloz gracias a la mundialización del uso de internet y las tecnologías digitales. Nunca el mundo estuvo tan cerca como al alcance de un clic. La tecnología coadyuvó a sentir un vértigo del proceso histórico que siguió tras el derrumbe, vértigo que impide apreciar en perspectiva todo lo que se vino en escasos 25 años y lo que se viene de aquí en adelante.

Y si hablamos del muro de Berlín, Alemania tras su reunificación se convirtió en la potencia hegemónica al interior de la unión europea. Es la que dicta las pautas en materia económica y financiera.

Algunos sostienen que más que reunificación de las dos Alemanias, fue “absorción” de la Alemania Oriental por la Occidental. En cierta manera esta última “compró” a la todavía Unión Soviética la liberación de la parte oriental. Se comprometió a una serie de pagos a la ex URSS que andaba en problemas financieros bastante graves, por lo que le convino a bien entregarle sin muchas resistencias la antigua República Democrática Alemana. El resto es historia conocida.

La convivencia de la “Alemania rica” con la “Alemania pobre” fue difícil. Los del bloque oriental migraron a las ciudades prósperas del Occidente, otros se fueron del país a mejores rumbos. Y como sucede cuando en un solo país conviven dos sectores económicos marcadamente diferentes, los del sector menos próspero suelen tener menor densidad de población, se quedan los de mayor edad y los jóvenes se van en busca de mejores oportunidades laborales. Otros –sobretodo los mayores de cincuenta años- añoran mejores tiempos, cuando el estado regulaba la vida del ciudadano desde el vientre materno hasta su muerte. Pero, de allí a que exista un ferviente deseo mayoritario de volver a una situación “pre-muro” es difícil, casi imposible.


Lo que sí se percibe es un cuestionamiento a las tesis neoliberales y el resurgimiento de la socialdemocracia. 25 años después se han dado cuenta que el mercado no corrige los desequilibrios sociales, ni las desigualdades; que para ello necesitan estado y más estado. Nada nuevo después de todo.