Wednesday, August 23, 2017

DE CÓMO SENDERO LUMINOSO SE TRASFORMÓ DE ORGANIZACIÓN TERRORISTA EN PROMOTOR DE HUELGAS

Por: Eduardo Jiménez J.
        ejimenez2107@gmail.com
        ejj39@hotmail.com
       @ejj2107

La reciente y larga huelga de profesores es la más significativa luego de muchos años de parálisis sindical. Ha marcado una señal de alerta que el tema social no puede ser descuidado por los gobiernos democráticos.

Centrándonos en el reclamo docente, que sus reclamos salariales son justos, no se duda. Pero, seamos sinceros. Que una mayoría del magisterio quiera regresar al anterior estatus donde la antigüedad y no las evaluaciones (meritocracia) primaba para permanecer en el puesto, también lo es. Una tensión entre el cambio necesario y volver a la situación anterior, tensión que se manejó al alimón entre la dirigencia nacional del Sutep y los sucesivos gobiernos democráticos.

Por otra parte, siempre existió una relación entre Sendero Luminoso y el magisterio público. Recordemos que muchos de sus principales cuadros eran maestros. Étnicamente, de ascendencia andina, con formación en colegios y universidades públicas, adoctrinados en una izquierda radical y perteneciente a una, digamos, clase media provinciana con antecedentes familiares marcadamente rurales.

Los actuales representantes del Sutep nacional, pertenecientes a Patria Roja, tienen la misma procedencia y formación; solo que ellos al administrar la codiciada Derrama Magisterial (cuyo patrimonio se estima en más de dos mil millones de soles) se volvieron más conservadores, ayudaron a los sucesivos gobiernos en la reforma magisterial y en mantener tranquilos a los maestros, a condición que les dejen administrar su feudo.

Ironías de la historia: esta dirigencia radical que encabeza la huelga de los maestros está actuando en el rol que antaño le cupo a la dirigencia de Patria Roja, cuando fue la creación del célebre sindicato de los profesores, allá a inicios de la década del 70, curiosamente también para oponerse a la reforma de la educación del gobierno militar de ese entonces.

En el fondo, esta es una guerra por el poder de “cholos contra cholos”,  acorralando en el medio a un gobierno inexperto políticamente, que no comprendía lo que estaba sucediendo (de nuevo se dejó sentir la falta de operadores políticos), que creyeron que “soltando unos billetes” los iban a calmar. La tecnocracia blanca y cosmopolita del gobierno, educada en los mejores colegios y universidades, no comprendió cuál era el quid del conflicto.

Esta huelga es quizás el punto más alto y visible de la metamorfosis de Sendero Luminoso. De grupo alzado en armas a grupo político que tiende sus redes en los sectores sindicales (maestros), organizaciones barriales, informales (minería) y estudiantiles (universidades, institutos y colegios). Sendero Luminoso/Movadef está siguiendo fielmente el libreto leninista de exacerbar las condiciones sociales para la toma del poder.

Mientras tanto tenemos algunas lecciones de esta huelga nacional muy bien organizada (y financiada). La primera, que un gobierno democrático no puede darse el lujo de ser débil. Debe usar la fuerza de la ley cuando sea necesario. Ya sabemos el guión cuando de huelgas del sector público se trata: no hay descuentos por los días no trabajados, menos despidos por abandono del puesto de trabajo, las denuncias por los desmanes públicos quedan archivadas, y se hace la promesa de “compensar” las horas perdidas (cosa que nunca se cumple), mientras el gobierno de turno usualmente trata de parecer simpático para la foto y no un ogro autoritario que despide y descuenta sin piedad.

Segundo, que la oposición (encarnada sobretodo en Fuerza Popular) no le puede hacer el juego indirecto a la dirigencia radical del Conare, para así acorralar y seguir desprestigiando al gobierno. De hacer eso, al final ellos mismos van a terminar fagocitados por las fuerzas irracionales que están ayudando a emerger de estas tendencias radicales.

Tercero, que así como no se puede descuidar la corrupción, ya que erosiona las bases de las instituciones y la vida en sociedad, tampoco se pueden descuidar las demandas sociales de los sectores más postergados como los maestros y esperar a que las cosas se salgan de control o sean aprovechadas por terceros interesados.

Y no menos importante: que el criterio político debe prevalecer antes que el técnico. La organización de la sociedad y del estado es antes que todo política. Sendero Luminoso/Movadef lo sabe muy bien. Son “animales políticos”, siempre lo fueron, y saben elegir las estrategias de acción necesarias para coger desprevenido a un gobierno que solo pensaba que el destrabe de proyectos iba a solucionar el malestar social.

Para terminar. Es cierto que Patria Roja, esa izquierda radical en sus inicios, prima hermana ideológicamente de Sendero Luminoso, y que representaba a una “izquierda chola” y mayoritaria (en contraposición a la “izquierda caviar” elitista y “pituca”), sirvió de muro de contención para que opciones más radicales no entren al sistema, a cambio que le dejen el control del Sutep y la administración de la Derrama Magisterial.

Tal como están las cosas, se agotó ese acuerdo tácito entre los sucesivos gobiernos democráticos y PR. El mecanismo de negociación de tener solo un interlocutor válido facilitaba las cosas para el gobierno. El panaroma ha traído varios interlocutores paralelos con los que el ejecutivo en el futuro deberá negociar. La huelga magisterial ha demostrado que la insatisfacción de los docentes no solo es gremial-salarial sino con sus representantes nacionales, y de no ser atendida es presa fácil de los agitadores más extremistas, con plataformas populistas imposibles de cumplir. El estado de las cosas no puede continuar como si nada hubiese pasado. Hace falta un sinceramiento de la representación magisterial a través de elecciones universales y secretas y que los profesores decidan el futuro de su sindicato y la elección de sus representantes (y, porqué no, incluso la creación de más de una federación docente de ser el caso), así como que elijan el destino de su organización financiera, la Derrama que, valgan verdades, les pertenece a ellos.


No nos extrañe que esta huelga magisterial de a luz nuevos dirigentes sociales y políticos, que otros queden eclipsados, que algunas organizaciones de izquierda queden seriamente disminuidas y que la agenda nacional de cara al bicentenario cambie de perfil. 

Friday, August 04, 2017

AÑO CRÍTICO EN VENEZUELA

Por: Eduardo Jiménez J.
        ejimenez2107@gmail.com
        ejj39@hotmail.com
       @ejj2107

Cabe preguntarse cómo una de las democracias más longevas y estables de América Latina, que ya existía y funcionaba cuando muchos de sus vecinos estaban bajo la bota militar, terminó como una tiranía (dejemos las caretas, ya no es un “autoritarismo competitivo” como lo fue bajo Chávez).

El inicio de la dictadura, como en la Alemania nazi, estuvo dentro de su propia democracia. Una democracia despilfarradora del dinero que daba el petróleo, así como de la corrupción que se originó en torno al recurso natural y los negociados que hacían los políticos estando en el poder. Ello erosionó las bases morales y sociales de toda una nación, y dio lugar al populismo encarnado en Hugo Chávez y su mesiánico discurso del “socialismo del siglo XXI” que encandiló a varios en la región. Recordemos que cuando Carlos Andrés Pérez, en su segundo mandato, aplicó un plan de ajustes fiscales, el pueblo se amotina. Fue el inicio del fin de los cerca de cuarenta años de la próspera democracia venezolana.

Pero Chávez también tuvo responsabilidad en la crisis de hoy. Confiado en la renta petrolera, abrazó la idea de una América Latina unida en torno a su figura, dilapidó miles de millones de dólares en afianzar las relaciones con sus vecinos, creando así la ALBA, la alianza bolivariana de efímera duración, mientras adentro las cosas no marchaban tan bien. Muerto Chávez, a Maduro le tocó pagar la cuenta de la “borrachera nacionalista”.

Por cierto, tanto los gobiernos nacidos del “pacto de Punto Fijo”, como los de Chávez y Maduro, no se salvaron del flagelo de la corrupción. Los “nuevos ricos” del régimen bolivariano son un escándalo en un país con una amplia mayoría que carece hasta de lo más básico.

Un síntoma de esa falta de oportunidades para las mayorías venezolanas es la emigración masiva que hacen a diario. Son miles los que se van todos los días, repitiendo un fenómeno que se produce en la humanidad desde tiempos inmemoriales: el hombre se aleja de su terruño cuando las oportunidades que tiene son nulas y busca nuevos horizontes para él y los suyos que le permitan sobrevivir. Esa es la historia en pocas líneas de todas las migraciones que ha conocido la humanidad desde tiempos prehistóricos.

Nosotros, los peruanos, lo conocemos por experiencia propia cuando fueron los años del terror, del desgobierno y la hiperinflación, cuando muchos de nuestros connacionales recayeron, entre otros lugares, en Venezuela. Por eso, los recibimos con los brazos abiertos, ahora que los privilegios se han invertido.

¿Venezuela ha caído en una dictadura como la cubana?

Que es una dictadura no lo dudo. Que sea de pronóstico reservado, tampoco. Pero, que se convierta en una dictadura como la cubana, lo dudo.

Lo dudo por varios factores. El principal, no tiene una sociedad cohesionada hacia un fin común, sino fragmentada, dividida. El “cuco” esgrimido (“el imperialismo yanqui”) ya no es tan creíble como en la época de la revolución cubana. Vivimos otro contexto, ya no el de la “guerra fría”. Y lo más importante: no cuenta con un soporte económico tan impresionante como fue la extinta Unión Soviética para Cuba en sus mejores años.Cuba era vista con cierta aura romántica, difícilmente puede defenderse el goberno de Venezuela. Por añadidura, contamos en la región y fuera de ella, con una serie de países democráticos que en distinto tono van a aplicar sanciones al régimen.

Sino sucede un golpe de estado interno contra Maduro y lo deponen del poder, o este no negocia condiciones para dejarlo (cosa que parece poco probable en estos momentos), o los estados democráticos no concertan sanciones severas contra el gobierno venezolano (como dejar de comprar su petróleo, por ejemplo), vamos hacia un gobierno dictatorial a secas, con escasos recursos (salvo el petróleo, que hasta donde conocemos, ya se encuentra hipotecado a futuro por los préstamos que se ha hecho la dictadura), con graves problemas de subsistencia para las mayorías; convirtiéndose en una inusual isla ideológica y política, en una región donde, irónicamente, ahora los gobiernos democráticos son mayoría.

Dudo que Rusia o China lo apoyen abiertamente, como algunos han sostenido. Más allá de alguna ayuda y créditos blandos a cambio de petróleo, no van a hacer más (a lo sumo, sobretodo Rusia, refugiar a la cúpula bolivariana si cae). Su geopolítica, por el momento, se limita a las zonas aledañas a su territorio.

La lección que nos deja la crisis venezolana es triple: la primera que si se tolera la corrupción a gran escala del estado y la sociedad, tarde o temprano esos regímenes van a colapsar, dando paso a populismos de incierto futuro. La segunda, que no debemos confiarnos únicamente en los recursos naturales como forma de ingresos de un país, la diversidad productiva es mucho mejor. Y la última y no menos importante, que no existen las democracias sólidas y estables. Por lo menos, no en la región. Cualquiera, luego de muchos años, puede regresionar a formas dictatoriales que padecimos en el pasado.


No nos confiemos demasiado nosotros.