Wednesday, July 01, 2009

LA REFORMA AGRARIA: 40 AÑOS DESPUÉS

¿Fue exitosa o no la reforma agraria? Si lo enfocamos desde la producción y productividad del campo evidentemente que no, fue más bien un sonado fracaso. Ello no se puede negar. Después de cuarenta años de iniciado el proceso de reforma de la tenencia de la tierra todavía se sienten sus secuelas en el campo. Se pasó del latifundio, de la concentración de la tierra en pocas manos, al minifundio, a la microparcelación entre los campesinos, que sin el apoyo técnico y créditos necesarios zozobraron en una economía de sobrevivencia. A ello se sumó el control de precios de aquel entonces, mecanismo por medio del cual literalmente el campo pasó a subsidiar los productos de panllevar a la ciudad, así como el control del mercado por una red de intermediarios que eran y son los que se quedan con la parte más lucrativa del negocio de los alimentos. Igualmente minó contra la reforma la cooperativización de las haciendas cañeras de la costa norte. Estas habían traído el proceso de industrialización al campo, a diferencia de las haciendas de la sierra, más enclavadas en la perspectiva tradicional del señor feudal y su vasallo. Ese proceso de industrialización fue interrumpido al pasar la administración a sus trabajadores, en una suerte de cooperativas agrarias de producción. Las pérdidas eran tan grandes que el estado tuvo que intervenir para que no quiebren. Ya no hablemos del pago con bonos que se les entregó a los propietarios de las haciendas expropiadas, bonos que sucesivos gobiernos nunca han honrado.

Fue un estruendoso fracaso la “estrella” de las reformas del gobierno militar de Juan Velasco Alvarado (1968-75). El patrón ya no comerá de tú pobreza recitaba el eslogan de la época: la pobreza se comió al campesino. Sin embargo, existe un hecho sicológico y cultural que fue importante para desatar las amarras del Perú tradicional y surcar este nuevo Perú que todavía está definiéndose: el campesino dejo de ser vasallo, ente cosificado sin derechos, para elevarse a la categoría de persona con derechos inalienables. Eso crea una sensación de dignidad, que es la compuerta para entrar a la categoría de ciudadano. El acceso a la educación y a las grandes ciudades de los campesinos que migraban por las escasas oportunidades del campo fue construyendo el nuevo Perú. Curiosamente un fracaso económico posibilitó un fenómeno sociológico.

Ahora estamos yendo otra vez al extremo anterior del péndulo: la legislación y las políticas agrarias están encaminadas hacia la concentración de la tierra en pocas manos. La “privatización” del campo fomenta la concentración del capital, lo que si bien posibilita una economía agraria a escala, también genera que el poder económico se detente en pocos, y eso a la larga nunca es bueno.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

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