Monday, November 27, 2006

APÉNDICE: CINCO MESES DESPUÉS

Las elecciones regionales y municipales que concluyeron el domingo 19 fueron un apéndice o epílogo de las generales que concluyeron en Junio pasado. Algunos temores como que Humala dominara el sur se desvanecieron. Cada vez se jibariza más, su movimiento se vuelve un gueto, gracias a los errores que día a día comete. Modestia aparte, fueron proféticas nuestras palabras con que cerrábamos el artículo Quo vadis Humala? en el mes de Junio: quizás de acá a un tiempo se hable de un comandante que quiso ser presidente y de cuyo nombre ya nadie se acuerda. (http://elobservador.perublog.net/).

Eso no quiere decir que las tendencias autoritarias hayan desaparecido. A nuestro país le falta mucho para ser un país que viva, respire y sienta en democracia. Aparecerán otras tendencias, sea de izquierda o derecha, que querrán pisotear nuestras libertades. Habrá que estar alertas.

Estas elecciones locales también significan una derrota para el partido de gobierno, el APRA, pese a que sus dirigentes lo nieguen. Significa que todavía no hace el debido “aggiornamento” para convertirse en el partido social demócrata moderno que la sociedad y el país demandan. El APRA no puede vivir de Alan, ni Alan del APRA, a la larga puede llevar a la ruina esa relación. Y no porqué esté haciendo las cosas mal desde el ejecutivo (existe una aceptable gestión, aunque un temor a enfrentar los problemas estructurales, quizás más por razones políticas y al “trauma” del primer gobierno), sino porqué esa relación perversa impide la generación de nuevos líderes y un recambio institucional. Sin otro partido de presencia nacional, el APRA tiene que renovarse a nivel ideológico, político e institucional y saber interpretar a esta nueva sociedad muy distinta a la que vio su fundador, Víctor Raúl.

La alianza de Unidad Nacional ha demostrado una vez más que de la ciudad de Lima no pasa. A falta de mayores pergaminos, la derecha ha querido demostrar una gestión exitosa en la administración de la ciudad de Lima, e incluso catapultar a Castañeda a la presidencia en un lejano –políticamente- 2011. El “inflar” su gestión para hacerla exitosa es poco convincente, además que una cosa es Lima y otra el Perú, y Castañeda es difícil que persuada al peruano de dentro, con problemas y sensibilidades distintos al capitalino. Todo parece indicar que la derecha en el 2011 va a sufrir otro descalabro, como que no ha aprendido de sus propios errores.

Hasta el 2010 no tendremos otra elección, eso no quita que el ejercicio democrático quede en suspenso, sino todo lo contrario, se ejerce día a día, en el quehacer diario y en escrutar y observar detenidamente a nuestras autoridades, siempre con espíritu crítico y practicando un sano escepticismo; y, a contrapelo de lo que diría el santo, no hay que creer todo lo que se ve.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

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