Darren Aronofsky tiene muy buenos títulos
como El Luchador, otros francamente
fallidos como La fuente de la vida, y
unos geniales como Réquiem por un sueño.
Pero fue gracias al éxito que le trajo El
cisne negro que consigue un presupuesto de superproducción para un proyecto
ambicioso y arriesgado: una versión contemporánea de Noé y el diluvio
universal; y el resultado está a medio camino, con un sabor que no deja
contento a nadie, incluyendo por igual a católicos y musulmanes.
El asunto va por el lado histórico. Tanto por
el relato bíblico, como por las películas que Hollywood ha producido sobre el
diluvio universal, tenemos una idea pre-concebida de “lo que debió ser” el
diluvio, con un Noé medio estrafalario, del cual todos se burlan mientras él
pacientemente va levantando su arca. Y entramos al cine con la creencia que
nuestra idea es “la verdad histórica”; obviando que el filme es una ficción y
por tanto se permite una serie de licencias tanto en el personaje como en el
contexto.
Es que contemporizar el relato del diluvio
universal supone ponerlo a tono con nuestras preocupaciones actuales; de allí
que vemos un Noé con un look más de
guardián ecológico que de profeta bíblico (incluyendo el uso de blue jeans, sí,
lo leyó bien, jeans). Pero también
supone acercar al hombre y dejar el mito, lo que implica un ser contradictorio,
con dudas y certezas, como cualquier mortal. Incluso en un momento se presenta
la faceta del Noé totalitario e infanticida que, cuchillo en mano, trata de
imponer su “verdad revelada” cueste lo que cueste. Y, como todo ser humano,
falla en el objetivo final de su misión. Los resultados nunca serán los
esperados, el fracaso siempre está a la vuelta de la esquina. Se hizo lo que se pudo, parece decirnos
nuestro personaje.
Quizás esa lucha entre lo que es y lo que se
espera ser se grafica mucho mejor en el antagonismo entre Tubal-cain y Noé. Uno
se sabe que es de barro y viene del barro, es un hombre y no aspira a más;
mientras el otro sabiendo que viene del mismo barro, quiere elevarse por encima
de el. Esa contradicción la tenemos todos, solo que unos están más cerca del
suelo, como los descendiente de la raza de Caín, y otros, los menos, hacen
méritos para elevarse, con riesgo a caer en cualquier momento. Tarea difícil y
a veces imposible.
Detrás de ello se encuentra impregnada la
filosofía que sostiene que el ser humano es malo por naturaleza. La maldad del
mundo que vemos en el filme lo demuestra muy bien. La novedad es que el bien
busca trasformar esa maldad. De allí que el bien es una tarea ardua, difícil,
llena de peligros y caídas, como lo evidencian los graves trances que pasa el
personaje bíblico; mientras el mal fluye con naturalidad. Con este nacemos, el
otro significa una reeducación permanente del hombre.
Se debe agradecer que no se usara la voz en off para que Noé “converse” con El
Creador (se le llama así en la película, no Dios o Yavé), como era usual en las
viejas películas con Charlton Heston, donde Dios conversaba con su profeta con
voz grave e imperiosa. Los sueños premonitorios sirven para revelar lo que
sucederá después (esa visión subjetiva de las cosas es un rasgo típico en el
estilo de Aronofsky). Igual sucede con la inclusión de Los Guardianes, los ángeles caídos en la tradición bíblica, suerte
de Transformers del mundo antiguo y
venia al público adolescente.
Como se aprecia, esta versión de Noé ha
significado hacer muchas concesiones al relato original, deviniendo casi casi
en un Noé heterodoxo. Quizás por ello muchos espectadores que iban por la
versión clásica de semana santa se han sentido decepcionados y más de uno
abandonó la sala antes de finalizar la función. No se asemeja a las versiones
que hemos visto tantas veces en las películas sobre La Biblia.
Y si bien Noé
es irregular, al final el saldo es positivo. Es mejor dejarse llevar por el
relato, sin prejuzgarlo.
Eduardo
Jiménez J.
NOÉ [Noah]
Dir: Darren Aronofsky
Guión: Darren Aronofsky, Ari Handel
c/
Russell Crowe (Noah), Jennifer Connelly (Naameh), Ray Winstone
(Tubal-cain), Anthony Hopkins (Methuselah), Emma Watson (Ila), Logan Lerman
(Ham), Douglas Booth (Shem), Nick Nolte (Samyaza), Leo McHugh Carroll (Japheth)
EEUU/2014/Épica religiosa***/Estrenos
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