Monday, November 14, 2016

TODO CIVILIZACIÓN TIENE SU BARBARIE



Por: Eduardo Jiménez J.
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El título no es mío, es una frase de un artículo de Hugo Neira, pero refleja bien ese malestar y preocupación que se vive en el mundo.

Hay hechos inquietantes que hacen pensar en un regreso a los años treinta del siglo pasado: los movimientos xenófobos y el fortalecimiento de los grupos nacionalistas en Europa, la incapacidad de las democracias occidentales de salir de los entrampamientos sociales y económicos, la escasa legitimidad de la clase política y las crisis de los partidos políticos que avizoran una crisis mayor del sistema de democracia representativa, el quiebre con el Brexit de la mayor confederación de naciones que el mundo haya conocido, las vueltas a un “pasado glorioso” como el califato de Isis o los grupos terroristas internacionales, y ahora Trump en los propios Estados Unidos y la ilusoria vuelta a los “años de esplendor del imperio”. Una de las democracias más fuertes creó su populista de derecha, que tuvo eco no solamente gracias a sus millones, sino a los “blancos pobres” de Norteamérica, aquellos que se quedaron sin empleo o sin negocio gracias a la globalización.

Son las contradicciones que trae todo cambio, que pueden incluso traerse abajo el cambio mismo. Cerrar fronteras, mirar como enemigo al extranjero que quita el trabajo al connacional, crear un sentimiento chauvinista justificatorio. De allí solo existe un paso para regresar a la locura de un mundo polarizado y de tribus de distinto tamaño. Lo que pasó en los treinta. Quizás estemos ante las puertas de un mundo agonizante o en las puertas de otro por nacer. Por eso los tiempos confusos.

Nosotros no nos salvamos. Tenemos nuestras propias contradicciones y los cambios hacia la modernidad de los últimos treinta años pueden revertirse en un tris de no resolver ciertos problemas urgentes. Los que quieren traerse abajo los cambios, han tratado de tomar el poder por la vía legal en los últimos quince años y hasta ahora han sido conjurados. Hasta ahora. Nadie sabe si el 2021 lo conseguirán. Como bien apunta Hugo Neira, PPK es un hombre de negocios como lo era Leguía. Aparentemente con Leguía daba la impresión que el Perú se dirigía indesmayable hacia el progreso y ya sabemos cómo terminó todo y cómo terminó él.  

Ojalá no suceda. Da escalofríos de solo imaginarlo.
 

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